Hoy recordamos a... Mikel Antía
El defensa llegó a Zorrilla en Segunda y se marchó camino a la Real Sociedad con el equipo en UEFA
El defensa llegó a Zorrilla en Segunda y se marchó camino a la Real Sociedad con el equipo en UEFA
Cuando Mikel Antía (San Sebastián, 13-02-1973) llegó al Real Valladolid, solicitado por el nuevo inquilino del banquillo Rafa Benítez, era difícil imaginar que la historia del Club cambiaría de una forma tan anómala. La del Pisuerga es la ciudad donde el central vasco comenzó sus pasos como entrenador, faceta que desarrolla actualmente en Newcastle. Y desde la cual se ganó fichar por la Real Sociedad y completar así su 'vuelta' a casa. Esta es su historia.
"Mi familia ha sido muy futbolera y siempre ha habido un balón en casa" recuerda el jugador sobre los orígenes en su San Sebastián natal, que pronto tuvo que dejar rumbo a Madrid "por el trabajo de mi padre". Allí empezó "en un equipo de barrio" para, con 9 años, poner rumbo a Valencia: "Vivíamos al lado del estadio Luis Casanova -actual Mestalla- y mi madre fue a preguntar que dónde podía jugar al fútbol, y estuve cuatro años jugando en el Valencia". Con 13 años regresó a la capital para entrar a formar parte de la cantera del Real Madrid, y debutó en Segunda División con 19, en 1992, en las filas del filial, titular indiscutible.
De manera paralela, aquella temporada 92-93 el Real Valladolid logró el ascenso a Primera. Aún no se sabía, pero se comenzaba a escribir una de las páginas más bonitas en la historia de la entidad blanquivioleta.
Un equipo de Segunda para la élite
Tras superar en la promoción por la permanencia al Toledo, en 1994, el Real Valladolid acabó en descenso al año siguiente. El club comenzó a preparar al equipo para competir en Segunda, para lo cual fichó al entrenador Rafa Benítez, curtido en la cantera del Madrid.
Y, junto a él, llegó Mikel Antía, quien la campaña antes había marchado a Vigo en el marco del fichaje de Cañizares por los merengues. "Benítez me dice que si quiero ir a Valladolid. Empezamos la pretemporada en los Ángeles de San Rafael siendo equipo que iba a militar en Segunda. Y cuando salimos de allí, éramos de Primera" rememora el jugador, que explica así el mal comienzo de temporada en la élite: "El equipo estaba formado para conseguir el ascenso y de repente nos vemos en Primera, con mucha gente joven".
Fue el año de la ampliación a la Liga de los 22, después del casi descenso administrativo de Sevilla y Celta, y la defensa del presidente Marcos Fernández para que la LFP cumpliese sus propias normas. Todo ello desembocó en que el Real Valladolid continuase en la élite a pesar de haber finalizado en la penúltima posición.
Con Benítez en el banquillo, recuerda la afición, el Real Valladolid practicaba buen fútbol pero los resultados no acompañaron. El técnico fue destituido tras la jornada 23, cuando el Pucela era último a ocho puntos de la salvación, y su lugar lo ocupó un Vicente Cantatore que se convertiría, con el paso de los años, en ídolo. "Muchas veces te preguntan, y te preguntas tú mismo, ¿qué pudo cambiar? No tengo la respuesta" reconoce Antía, quien considera que "nunca sabes qué fue lo que de repente te hizo pasar de perder, a sacar resultados; el equipo era el mismo, probablemente Cantatore aportaría unas cosas sobre la base hecha por Benítez".
Y es que con el argentino en el banquillo el equipo obtuvo la permanencia esa campaña 95-96 rubricada con el inolvidable triunfo 3-8 en Oviedo. La estructura del Real Valladolid europeo estaba levantada.
Valladolid, y su relación con Benítez
Mikel Antía repasa con cariño sus años vividos en Valladolid, la afinidad con sus compañeros ("Marcos, Santamaría, Fernando, Víctor, Quevedo, César, Torres Gómez, el uruguayo Gutiérrez..." apunta), e incluso el ambiente universitario de la ciudad en la cuál él continuó sus estudios de empresariales, y donde se sacó el primer año del título de entrenador: "Desde jovencito tenía la idea de que mi futuro podía ir por ahí".
"Para mí es una de mis segundas casas, me acogió muy bien y pasé dos años estupendos. Siempre que las cosas van deportivamente bien ayuda a que todos tus recuerdos sean mejores" subraya. Y vaya si fueron bien. Sobre el terreno de juego, en la campaña 96-97, el Real Valladolid se destapó. Un equipo acostumbrado a pelear por la salvación acabó la temporada en séptima posición, lo que daba acceso a UEFA. "Era un objetivo impensable, con el tiempo te das cuenta que lo que conseguimos era algo importante". Sobre Cantatore, la batuta de este grupo, afirma que se trata de "una persona muy cercana que tenía la capacidad de transmitir bien los objetivos que él entendía que eran importante, y que manejaba bien al grupo de jugadores".
El defensa central tiene en su cabeza una Valladolid "viva, no solo en lo futbolístico sino en lo humano, la gente nos recibió muy bien. La comida, el comercio, la universidad... es una ciudad que invitaba, al menos conmigo, a estar a gusto y sentirte identificado" enfatiza el ahora entrenador, quien tras pasar por la Academia Aspire de Qatar recibió, veintiún años después de aquel 1995, la llamada de Rafa Benítez para proponer nuevos retos, esta vez en el Newcastle inglés.
"Me siento muy identificado con él. Cuando se le destituye a mí me supuso un mazazo, era la persona que entendía capaz de dirigir al equipo, que tiene los conocimientos y las capacidades de poder hacerlo, y dejó de estar ahí" vuelve al pasado Antía. "Siempre hemos mantenido una relación de amistad" concluye sobre la persona que guió su formación en la cantera del Real Madrid.
De 'vuelta' a casa
"En el comienzo de mi tercer año, durante la pretemporada, el club recibe la oferta de la Real Sociedad" explica Mikel Antía sobre cómo se cuajó su fichaje por los Txuri Urdin. "Es el equipo de casa el que te llama, tenía la ilusión de volver, y al Real Valladolid también le encajaba. Aunque siempre quedó el sabor de irme de esta otra casa, de dejar grandes amigos y compañeros, gente junto a la cual llevaba mucho tiempo jugando".
El jugador también guarda bellos momentos en su etapa como futbolista en San Sebastián, donde "quedamos terceros en mi primer año, y al año siguiente jugamos la UEFA".
Mikel Antía, ese defensor que sabía anticiparse, que leía bien el fútbol, colgó las botas en 2006 en el Real Unión. "Al lado de casa", como él dice. Antes pasó por el Numancia, Elche, Braga portugués y la Ponferradina, un currículo deportivo completo y que ahora busca, desde los banquillos, ampliar. "Son otras responsabilidades" soslaya sobre su papel junto a Benítez en el club inglés que, al igual que el Real Valladolid, juega por mantener su puesto en la élite.
La conversación telefónica termina con una invitación. Si Newcastle y Pucela se salvan, Antía tiene que visitar un Zorrilla al que no ha vuelto en los últimos veinte años. Sí ha parado, en cambio, en Valladolid. "He ido alguna vez con la familia, también he estado comiendo en Boecillo alguna vez" refresca. Es hora de volver al trabajo para conseguir el ansiado objetivo de permanecer entre los mejores.
http://www.realvalladolid.es/noticias/actualidad/29032019/Hoy-recordamos-a-Mikel-Antia/