Domingo Catoira: “El objetivo es pelear por el ascenso”
El director deportivo del Real Valladolid concede su primera entrevista a AS, donde analiza los problemas que ha tenido el equipo y el horizonte que se proyecta.
Domingo Catoira (9 de septiembre de 1972, Evian Bains, Francia) concede la primera entrevista como director deportivo del Real Valladolid a AS y lo hace para analizar su trayectoria, el momento del equipo, las necesidades y las polémicas que no cesan en la entidad blanquivioleta. Cuando habla de fútbol lo hace con pasión, de manera reflexiva y siempre intentando no decir nada que no deba, aunque con el devenir de la entrevista se suelta.
Esta es una buena semana...
Es obvio que cuando el fin de semana se gana, los siguientes días se trabaja con más felicidad, con más optimismo, pero siempre con equilibrio. Tanto cuando se gana como cuando se pierde el análisis tiene que ser más global. Eso no quita para que sea verdad que cuando hay triunfo se nota.
¿Qué le queda de aquel central de buen pie que pasó por la cantera del Depor, por el Lugo, Novelda y Benidorm?
Poco, la verdad. La pasión por el fútbol, me considero un privilegiado. No llegué a fútbol profesional, me quedé en Segunda B, pero esa pasión por jugar en su momento y por verlo y gestionarlo hoy en día, independientemente de la categoría, porque me encanta.
Me han contado que tenía muy buen pie para la época...
Caí en mala época o era un central anacrónico en ese momento. Estuve en el germen del SuperDepor campeón, estaba en el filial cuando estaba Djukic, Mauro Silva, Bebeto... Es verdad que mis características no eran tan apreciadas entonces como lo es ahora cuando a los centrales casi se les obliga más a tener buena salida de balón que ser buenos defensores.
¿El paso de dejar de jugar y pasar a los despachos fue difícil o natural?
No, para mí fue natural. Me di un año. Acabé mi carrera en el Benidorm, joven, con 33 años, y el presidente me ofreció la posibilidad de pasar a la dirección deportiva, pero le pedí un año de transición para hacerme a la idea. Siendo jugador ya me gustaba analizar rivales y ver las puntuaciones que salían en todos los periódicos. En la disyuntiva entre entrenar o dedicarme a la gestión lo tuve fácil en 2007.
...Cuando todavía mandaba más el ojo que los datos...
Sí, todo era más manual y hacer muchos kilómetros. Eso es una cosa que ha evolucionado de forma brutal por la cantidad de plataformas que existen de vídeos y de datos. Antes era ver a tu equipo y coger el coche para ir por toda España.
¿Usa esas plataformas o sigue fiándose más de su ojo que de los datos?
Es un compendio. Hay que adaptarse. Sigo priorizando el ojo experto, que entienda los conceptos porque el dato descontextualizado no sirve para nada, tienes que tener gente que entienda esas cuestiones. Nosotros hemos incorporado un analista de datos para generar nuestra propia forma de trabajar. Nunca tomaría una decisión exclusivamente por datos, pero sí te pueden refrendar sensaciones o percepciones, pero me fío más del ojo experto.
Usted ha trabajado con Braulio Vázquez, con Pablo Longoria, con Rufete....
Me siento realizado porque he tenido la fortuna de estar en una posición secundaria, pero siempre participar de la toma de decisión, que es lo que más me gustaba. He visto varias formas de trabajar y voy implementando algunas de ellas a mis ideas, otras no, porque no se puede aplicar las mismas cuestiones en todos los clubes. Me quedo con la capacidad de decisión de unos, la intuición, perseverancia o capacidad de gestión de otros... Considero que soy una amalgama de todos, con mi propia personalidad.
¿Depende de los clubes la posición en el mercado?
Claro, pero no sólo por la cuestión de recursos económicos o humanos. También tiene que ver el contexto de cada club, hay que hacer un histórico de que tipo de jugador ha funcionado, por ejemplo. Aquí hubo un tiempo en el que el jugador sudamericano iba muy bien, pero ese mercado ahora esta muy inflacionado.
¿El descenso de la temporada pasada en el Espanyol que supuso para usted?
Para mí, en lo personal, fue un fracaso, pero soy de las personas que piensa que de eso hay que aprender. Cuando cometes errores debes huir de ellos para no volver a cometerlos. Había un plan de actuación de cuatro años y en el tercero se cae, lo que impide que siga creciendo. Lo asumo como un fracaso personal.
¿Qué aprendió de aquella experiencia?
Con el paso del tiempo ves cosas que no volverías a hacer, pero es muy sencillo verlo a toro pasado. Hicimos una reconstrucción muy potente que, a lo mejor, se tenía que haber hecho de forma más progresiva. Me quedo con las experiencias vividas y que me sirvan para reflexionar y no volver a hacer lo mismo o sí. Porque hubo errores, pero también aciertos.
¿Le extrañó la llamada del Real Valladolid?
Por el momento, sí. Nosotros habíamos comenzado a hacer la planificación del Espanyol pese al descenso, allí también hay una propiedad extranjera y teníamos relación directa con el propietario, con quien había conversado para determinar si lo mejor era seguir para preparar un nuevo proyecto porque muchas veces pasas de ser una solución a un problema. Empezar una temporada siendo parte del problema no era lo más sencillo. Habíamos empezado una planificación, pero nos dimos cuenta que no iba a ser sencillo y antepusimos el interés de la entidad por encima de las personas. Cuando me llamó el Valladolid me extrañó por el momento, estaba de vacaciones porque desde 2007 casi no he tenido parones, pero no hubo grandes negociaciones. Yo ya estaba preparando viajes para ver fútbol y visitar a gente, ver modelos de trabajo y cómo evolucionan.
Usted formó parte del equipo de trabajo de Braulio Vázquez, ¿cuándo salió del Real Valladolid pensó que algún día volvería?
Honestamente, sí. Nosotros vinimos para tres años y no terminé ese ciclo porque recibo la llamada del Valencia para volver en febrero de 2017. No es una cosa que pienses, que vas a pasar de director de scouting o secretario técnico a director deportivo, pero cuando salí del club sí comenté con algunas personas que volvería como director deportivo.
Entre comillas, se encuentra usted en agosto de 2023 con un marrón.
Marrón nunca porque insisto en que soy un privilegiado. Es verdad que no es el mejor momento, no sólo por la fecha, sino porque el club suma su segundo descenso en tres años, tienes dificultades económicas y se atisba que tienes que hacer una gran revolución deportiva. Lo primero que hicimos fue adaptarnos sabiendo que teníamos que hacer esa revolución, con una plantilla competitiva y siendo reactivos: esperando que salieran algunos para firmar a otros y hacer un equipo competitivo. El fútbol en Segunda no se parece al de Primera. También queríamos cambiar la línea del jugador, ya veíamos que podía faltar algo de perfil físico, algo de mentalidad.
Usted ya dijo que no le importaba tener una plantilla corta... a posteriori y viendo las lesiones que ha habido, ¿se refrenda en esa opinión?
Es importante diferenciar lo que quieres hacer y lo que realmente puedes hacer. Con la pandemia las plantillas se sobredimensionaron con 25 jugadores, pero yo no creo en eso. Siempre pensé que 21, más dos porteros, es más que suficiente. Hay estudios que dicen que los minutos se distribuyen entre 14 o 15 jugadores, no más. Lo ideal podían ser 23, pero en el club hay un punto añadido que es la querencia por el adelanto de los procesos, que jugadores jóvenes aparezcan en el primer equipo y eso está instaurado en el modelo del Real Valladolid, cuestión que me parece muy acertada. No se puede hacer en todos los sitios y hay que compaginarlo con los objetivos deportivos. ¿Puede faltar un jugador más? Pudiera ser, pero viendo los resultados que hemos tenido, sin algunos jugadores importantes de la plantilla, vemos que tiene nivel, con las dificultades que tuvimos al inicio porque las pretemporadas, cada vez, valen para menos. Yo creo que la plantilla es lo suficientemente amplia como para pelear el ascenso, que es el objetivo.
¿Pelear el ascenso es el objetivo?
Viendo como va la temporada, que hay más igualdad que en las pasadas temporadas, sólo veo a un club (Espanyol) con la obligación real de ascender a Primera y los demás estamos ahí. Nuestra obligación tiene que ser estar en esa pelea, pero eso va a tener que ver con cómo gestiones las malas rachas durante el año y cómo seamos capaces de llegar al tramo final.
Las bajas por operación y recuperación de tres o cuatro meses de Javi Sánchez y Marcos André, ¿le influye de cara al mercado de invierno?
Lo estamos analizando ahora, ha sido una sorpresa negativa en los dos casos. El hecho de que los dos pasen por quirófano nos asegura que la recuperación será más segura. Quedan todavía dos meses, siete u ocho jornadas antes de llegar a la apertura del mercado. Hay que analizarlo. Yo creo que la operación de Javi no me obliga a firmar otro central, pero en dos meses tendremos una composición de lugar más amplia. En el caso de Marcos, los minutos que hemos tenido de él han sido pocos, aunque fueron de calidad. Cuando esté recuperado va a volver a su nivel y llegará a la parte decisiva. A lo mejor tiene que llegar un jugador de ataque, pero no un delantero.
¿En su cabeza cuántos fichajes cree que necesitarían hacer en el mercado de invierno?
No tenemos un número. Yo estoy orgulloso de los jugadores que están compitiendo ahora y que nos tienen cuartos con todas las dificultades. Han demostrado tener fútbol y carácter.
¿Hay algún futbolista que le haya dicho que querría salir en invierno?
No. En este proceso se ha ido generando un grupo, a nivel de mentalidad, muy potente que nos ha permitido sumar siete victorias de los últimos nueve partidos. Ningún jugador se ha manifestado en ese aspecto.
¿Cómo es su relación con Paulo André? ¿Tiene libertad absoluta, se consulta, se impone?
Se consulta. Yo vengo de trabajar en dos propiedades extranjeras (Valencia y Espanyol). Al ser propiedades extranjeras, y generalizo, las forma de tomar decisiones varía. El fútbol antiguo con el presidente y el director deportivo en un despacho tomando decisiones ya no existe. Te tienes que adaptar. Paulo André es el director de estrategia de los dos clubes (Cruzeiro y Real Valladolid), es la persona, con sus ayudantes, que ha definido que modelo de club debe ser y los demás participamos de ese modelo ejecutando las ideas o los procesos. Pero a nivel de toma de decisión aquí, no estoy coartado. Siempre se comenta todo y se debate. Cuando llegué había una planificación y lo que hice fue adaptarme y proponer mis ideas. Es sencillo trabajar.
Le pongo un ejemplo... si en el inicio de temporada la cosa hubiese seguido igual de mal que empezó y hubiese decidido ejecutar un cambio en el banquillo, ¿lo habría podido hacer?
No se ha dado y no lo sé. Nosotros sabíamos que el inicio iba a ser complejo. No puedo contestar esa pregunta de manera tajante, pero entiendo que sí porque soy la persona máxima responsable en la toma de decisiones del Real Valladolid.
Llevamos 14 jornadas, un tercio competición, ¿qué balance hace?
Muy positivo, porque cuando llego me explican que quieren cambiar el modelo de trabajo, de mentalidad, de cultura de trabajo, han instaurado una serie de normas, se han hecho una serie de mejoras. A nivel deportivo, lo que hemos hablado. Positivo porque el equipo se hizo muy fuerte tras las derrotas y fue capaz de revertirlo. Ha habido que hacer modificaciones para adaptarnos a la categoría, a los jugadores. En este sentido un partido importante para comprobar la mentalidad es el de este fin de semana. El partido ante el Tenerife fue muy completo. No fue el más vistoso, pero yo lo denominé como de playoff.
¿Qué le falta al equipo?
Muchas cosas. Nos falta ser competitivos fuera de casa, pero seguro que con el trabajo del cuerpo técnico lo lograremos compaginándolo con la eficacia que estamos teniendo en casa.
¿Cómo es la relación con Pezzolano?
Por mi parte es muy directa, el que me conoce sabe que soy así y él también lo es. Soy una persona muy frontal, hasta llegar a parecer hosco en la forma de hablar, pero sin problema. Hablamos todos los días tanto de lo que pasa en la semana como lo que nos podemos encontrar el fin de semana, la planificación de la plantilla, etc... No existe el director deportivo que se atreva a traer jugadores sin la aprobación del entrenador. Tenemos una relación muy abierta, muy frontal y muy directa.
Pezzolano acaba contrato en junio... ¿Se plantean su renovación?
La prioridad son los objetivos colectivos y para todos, incluido Pezzolano, el objetivo es el ascenso del Real Valladolid porque sería retomar ese proyecto que comenzó hace cinco años, pero que cada vez que hay un descenso, se para. Hoy estamos enfocados en el encuentro del Racing, que es muy importante.
Dos situaciones de plantilla... ¿Faltan extremos?
Entiendo que cuando haces esa pregunta te refieres a extremos puros y duros... En los equipos de Segunda no hay grandes extremos, no hay jugadores determinantes ahí porque es una posición que en España ha ido desapareciendo por modelos y metodología de trabajo. Nosotros contamos con Iván, que es un falso extremo, con Raúl Moro y Kenedy, a la espera de que pudiera haber llegado otro que complementara ese reparto de jugadores de banda, más la incorporación de Tunde. Kenedy ha encontrado un hueco más por el centro y el míster ha ido evolucionando más del modelo que tenía en la cabeza al modelo que tiene ahora. No tienes esos extremos especialistas porque cada vez hay menos en el fútbol. Eso no quita para que si podemos contratar un jugador determinante en esa posición o en otra lo vamos a intentar.
¿Garri cuenta?
Sí que cuenta para el primer equipo, pero el míster durante los partidos se decide por otros jugadores. Nuestra decisión de que pase a jugar minutos con el filial es para que juegue minutos porque dentro del modelo de aceleración de procesos debe equilibrarse con el objetivo principal que es el ascenso. Tenemos que consensuar eso para que estar con el primer equipo no sea un castigo. No estamos preocupados por esta cuestión y el chico tampoco.
El conflicto entre Baptista y el club o el primer equipo... ¿cómo lo va a gestionar?
Es obvio que son unas declaraciones desafortunadas porque menoscaba la imagen del club. Probablemente lo hiciera en un momento de frustración por el resultado, pero es una realidad. Me sorprende que pueda no entender o no estar de acuerdo con un modelo que lleva instaurado desde hace tiempo y no ha cambiado. El proceso de sube y baja son siempre el mismo y tiene coherencia, otra cosa es que te pueda gustar o no.
...Da la sensación de que lo que le molestó fue no poder entrenar con los chicos durante la semana y que luego se le impusieran jugadores la noche anterior...
Cuando entras a trabajar en un club, los procesos y las estrategias los marca el club, no los entrenadores, que son los ejecutores de las mismas. Dentro de eso, debemos adaptarnos para que todos se sientan cómodos y saquemos el máximo rendimiento a los jugadores. Eso estaba dando buenos resultados y tiene que seguir así.
¿Se ha hablado con Baptista? ¿va a seguir siendo entrenador del Promesas?
Eso queda en el ámbito privado, vamos a afrontar la situación como creamos que tenemos que hacerlo, pero esas declaraciones no son afortunadas.
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