José Varela escribió:Mucho bla, bla, bla, y muy bonito todo. Que si somos un histórico, que si seguiremos con el Pucela al pie del cañón y todo eso. Precioso.
Ahora os digo una cosa: ¿sabéis por qué somos un histórico? Os lo voy a decir, que parece que se os olvida. Somos un histórico porque en épocas pasadas hubo hombres al frente del equipo que no se conformaron con ser décimos en primera y con tirar la copa. Hombres en los despachos y hombres en el campo que si podían ser octavos no iban a ser novenos, que si podían meterse en una semifinal de Copa no se dejaban ganar en cuartos; hombres que si tenían que ir a un infierno como el que nos espera en Sevilla iban con dos cojones a dejarse la categoría y las piernas y no se escudaban en malos arbitrajes ni miraban de reojo a otros campos para que les hicieran su trabajo. Hombres que se plantaban cuando podían en finales, y que las perdían con dignidad, o las ganaban haciendo que Zorrilla pareciese Maracaná, calentando a la afición con su juego y no lamentándose de su frialdad para justificar la propia mediocridad. Hombres ambiciosos, limitados tal vez, pero orgullosos de sí mismos, de su profesión y de la camiseta que vestían. Hombres que si se iban a segunda era porque no podían humanamente mantenerse en primera, hombres que deben estar hoy bien jodidos por el Pucela aunque no abran la boca por amor al Club.
Y ahora os pido que reflexionéis y penséis qué sería de este Club si desde el inicio de la historia hubiera tenido la nula ambición que se tiene desde que Suárez tomó las riendas. Si siempre se hubiera conformado con mantenerse en primera sin hacer ruido, sin inscribirse en Intertotos que eso cansa a los muchachos, sin aspiraciones a Uefas que sólo dan pérdidas económicas. Sin orgullo, sin dignidad, sin personalidad alguna. Íbamos a ser un club histórico por los cojones, señores.
"Con grandes triunfos se hace la historia", reza ese himno que tanto os gusta, no quedando 15º y cayendo en dieciseisavos de Copa, año sí y año también.
Pensadlo un poco.
Históricos, históricos, lo somos desde el ascenso de la 79-80. Antes no estábamos ni entre los 25 primeros en temporadas en Primera. Yo he conocido dos épocas doradas y ambas con luces y sombras. El irrepetible Gonzalo Alonsó lideró a un Pucela, cimentado desde la base, con una política de cantera admirable, pero años antes fue directivo y anduvo por los campos de 3ª División con bastante menos romanticismo en su labor. Marcos Fernández cometió muchos errores -y quién sabe si algunas irregularidades y maniobras oscuras- antes de hacer un proyecto serio con el club y éste se basó en los pilares de Cantatore. Sin el chileno probablemente el equipo hubiera dado palos de ciego con boronats y espárragos bailando, porque ni siquiera se aguantó a Benítez. Luego Cantatore con su zona sombreada y bajo sospecha, saliendo por la puerta de atrás; cantera cero (sólo recuerdo a Benjamín) y tras la tormenta Kresic y Manzano, con verdaderos equipazos y dejando Zorrilla como un solar. Eso sí fue echar a la gente del campo durante temporadas enteras, no en dos meses de relajación temeraria.
Y conste, José, que estoy en buena parte de acuerdo contigo. Hay problemas estructurales que no se han resuelto bien; es muy difícil mantener un equipo en la élite y a un constante nivel competitivo durante años con un solo canterano en nómina (qué bien han entendido esto los granes clubes, empezando por el Barcelona) y un par de veteranos con la calidad suficiente para que su entrega se plasme en el césped. Pero luces y sombras hemos tenido siempre, incluso en las épocas doradas. Una cosa es deshacerse de los trapos sucios y otra matar al niño. Tirar a la basura lo que hemos vivido en los dos últimos años por un error colectivo me parece surrealista. Y es lo que estamos haciendo, en lugar de enviar un mensaje optimista y positivo nos estamos regodeando en nuestra desgracia de aficionados "sufridores", con discursos absolutamente destructivos. Ya lo dice Alecup en otro hilo, es el momento de aunar fuerzas y de demostrar que no estamos muertos. Ya habrá tiempo para criticar y para buscar culpables, pero darnos por muertos antes del duelo no conduce a nada.