“Resucité entre los muertos y el Korona Kielce me dio la vida”
Roberto Corral pasó de estar sin equipo a lograr el ascenso la primera división de Polonia. Habla con AS antes de debutar el 16 de julio en la Ekstraklasa.
El camino hasta la cima en el fútbol está plagado de obstáculos. Roberto Corral (Valladolid, 14/9/1997) sabe lo que es vivir las dos caras del fútbol. El lateral izquierdo llegó al Valladolid en 2007 con 10 años para jugar en los alevines. Poco a poco fue quemando etapas hasta llegar al Valladolid Promesas, filial blanquivioleta, donde estuvo cinco años y lució el brazalete de capitán. Tras dos años entrenando en el primer equipo, haber jugado dos partidos de Copa (Tolosa y Marbella) e ir convocado con la primera plantilla (Leganés y Osasuna) salió cedido al Numancia y volvió para hacer la pretemporada bajo las órdenes de Pacheta. Fue entonces cuando le tocó vivir la parte más amarga del deporte rey. El último día de mercado el Valladolid le rescindió el contrato y se abría ante sí un panorama desolador con las plantillas cerradas. Corral siguió entrenando con el Valladolid Promesas hasta que en enero y por mediación de Pacheta, que había entrenado al Korona Kielce, su actual club, y por Bruno Pires, su representante, se embarcaba en un viaje para probar suerte en Polonia. Allí experimentó las mieles del éxito al ascender a Ekstraklasa, primera división polaca con el Korona Kielce. Este vallisoletano, de 24 años, marcado a fuego por la resilienta cuenta a AS lo cerca que estuvo de dejar el fútbol para dedicarse a la fisioterapia.
El defensa vallisoletano, con más de 120 partidos en Segunda B, ahora Primera RFEF, sólo pedía una oportunidad para demostrar su valía: “Cuando estás seis meses sin competir los clubes tienen dudas y se fijan en los últimos 10 o 12 partidos que has jugado y no tienen en cuenta que en el Numancia no pude jugar por Covid ni por la cláusula del miedo con el Valladolid. Estuve desesperado porque no sabía que iba a pasar. Entrené duro. Me dieron la posibilidad de trabajar de fisioterapeuta en el club y me han tratado como en mi casa que es. Me dieron la posibilidad de seguir ligado”.
La carrera de fisioterapia le abría una puerta por si se cerraba del todo la del fútbol: “He estudiado porque sabemos lo difícil que este deporte. Mis padres me inculcaron esos valores. Lo primero son los estudios porque con una buena educación desarrollas la mente. Todos los niños sueñan con ser futbolistas y si tienes talento, te respetan las lesiones y los factores ajenos puedes llegar o no, pero tienes que seguir estudiando. El fútbol es mi pasión y quería intentarlo con el Promesas desde agosto hasta diciembre. Entonces me llamó el San Sebastián de los Reyes y por problemas del club no hubo opción. Además casi me parto el cruzado y tuve que entrenar aparte. Sabía que tenía mucho potencial que dar sobre el césped. Acabé los estudios y cuando podía centrarme en el fútbol me daba rabia el quedarme sin equipo. Amo este deporte y por mis narices que tenía que conseguirlo. Al final me llegó la oportunidad”.
Esa oportunidad de la que habla Corral llegó con el Korona Kielce tras una conversación con Pacheta. El técnico del Valladolid entrenó allí en la 2013/14 y recomendó al jugador al director deportivo: “Me dijo que podía destacar bastante y me llamaron. Estaba en la mierda y mis opciones eran ir al extranjero, Segunda RFEF o dejar el fútbol. Me dieron la oportunidad y, a pesar de jugar a menos 14 grados, me decía que tenía que echarle coj... y seguir vivo en el fútbol. Jugué un amistoso y el entrenador dijo en rueda de prensa que me quería. Yo estaba feliz y pude jugar los 16 partidos que quedaban, en 13 de ellos como titular”.
Su llegada a Polonia fue una nueva puerta a la esperanza en el fútbol: “Pasé de estar muerto a que me hicieran resucitar y a jugar en Primera. Nadie me quería. Me decían que me faltaba experiencia, perdón por no haber nacido con 100 partidos en Primera. Todos los jugadores alguna vez habrán sido inexpertos. Da igual el historial que tengas porque miran mucho el presente. La pandemia hizo mucho daño al fútbol. Me pillo en plena catástrofe. Resucite entre los muertos y el Korona me dio la vida futbolística para poder seguir haciendo lo que más me gusta. En Polonia he podido conocer una nueva cultura y un fútbol que la gente desconoce, pero hay fútbol más allá de España con un ambiente que nada tiene que envidiar a la Primera división española”.
La temporada terminó de la mejor forma posible con un ascenso épico y en la prórroga: “Di una asistencia en el primer gol de la final contra el Chrobry Glogow, nos remontaron e igualamos a dos el marcador y fuimos a la prórroga marcando el gol del ascenso en el 118′. Vivir un ascenso es algo que has visto desde fuera y cuando te toca jugarlo haces feliz a tanta gente... Subir a Primera supone el día más feliz de mi vida a nivel deportivo”.
El futbolista pucelano recuerda su etapa entrenando en el Valladolid Promesas con Julio Baptista: “Todo lo que había entrenado con el primer equipo no quería perderlo y se me hizo ameno entrenar con Baptista. Me trató como un igual a pesar de no tener ficha en el club y con todo el respeto, aprendí muchas cosas. Los jugadores entrenamos para poder jugar el partido. Es duro ver pasar las semanas, que te llamen muchos representantes ofreciéndote todo y al final prefiero trabajar con quien habla claro. Creo más en hechos que en palabras. Mantuve la forma como si fuera a jugar, hacía los ocho kilómetros del partido los fines de semana y estaba preparado para que pudiera llegar. Tengo poca paciencia y la familia me preguntaba. Pensaba que lo mejor llega para quien sabe esperar. Pude aprovechar la oportunidad que me dieron, solo pedía una. No me llegó en España y encontré un escape”.
Ante el futuro que le ve a Baptista y un posible salto a la élite, el futbolista lo ve preparado: “¿Cuanta experiencia tenía Zidane cuando llegó al Madrid? Nunca se sabe ¿Qué es la experiencia? No todos van a ser Mourinho y alguno puede salir. Xavi lo va a hacer bien. Ha mamado el fútbol. Se escogen futbolistas para ser técnicos porque han lidiado con el vestuario. Es una familia que tienes que encontrar. Zidane supo tener contentos a toda la plantilla. A Baptista le falta coger ritmo en cuanto a equipo y por qué no. Ha sido de los mejores centrocampistas ofensivos del mundo y tiene experiencia en el fútbol”.
Preguntado por AS sobre la posibilidad de volver a España, el de Pucela expresa sus dudas: “Estoy feliz aquí. Tendría mis dudas de ir a Segunda”. Sin embargo, es mencionar a su Valladolid y los 14 años que pasó en el club y se le dibuja una sonrisa en la cara: “Mi corazón es de sangre blanquivioleta. Es mi casa, donde quiero vivir. Allí está mi estadio donde he ido de socio. Es un sentimiento. Veo al Valladolid todos los partidos y no podría negarme”.
Corral, con un físico marcado y veloz desde el costado izquierdo, ve con buenos ojos las ligas española e inglesa: “Son las dos mejores del mundo. El resto tienden más a lo físico. He tenido buenas armas y el haber estado preparado es uno de mis puntos fuertes en el fútbol. En el alemán se fijan mucho en estas ligas (Polonia). Me llama mucho Italia, Francia y España”. Con una larga trayectoria por delante no descarta la opción de ser entrenador en un futuro: “Me gustaría seguir ligado al fútbol toda mi vida. Formarme de ello, seguir como fisioterapeuta y tratar a los jugadores poniendo en práctica lo que he vivido en mis propias carnes”.
El sábado 16 de julio comienza la Ekstraklasa con un Tourmalet que le llevará a jugar contra el Legia de Varsovia, Cracovia, Slask Wroclaw y Lechia. Un calendario tremendamente exigente ante el que se muestra ilusionado: “Tenemos mucha motivación y vamos a ir a dar lo mejor. Hemos venido para quedarnos. Los primeros partidos son contra rivales acostumbrados a jugar en Europa, pero a ganas no nos gana nadie”.
Corral sigue adelante con su sueño lejos de España. El fútbol le ha dado una oportunidad que ha agarrado con fuerza y gracias a su carácter resiliente ha seguido calzándose las botas y defender el escudo del Korona Kielce sobre el verde cada fin de semana.
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