Empate a poco.
El Valladolid B, con muchas ausencias, no puede con el Virgen del Camino, de Tercera.
La única verdad incontestable de los amistosos de pretemporada es que pueden marcar el futuro de un equipo en la Liga... o todo lo contrario. Los experimentos veraniegos se realizan con la gaseosa de los jugadores que aún no han fichado, los que están pero no serán y los ausentes en nómina por diversos motivos.
El Real Valladolid B ilustra perfectamente esta teoría. Faltan jugadores por llegar, otros están con el primer equipo y, para suplir su vacío, tira de unos juveniles cuyo núcleo volverá al conjunto de División de Honor.
Así es muy difícil sacar conclusiones profundas de una pretemporada, pues las piezas en liza divergirán en gran número de las que disputarán la categoría de bronce.
Por tanto muy poco se puede rascar del amistoso entre el filial pucelano y el Virgen del Camino leonés. El encuentro fue tan atractivo como leer las instrucciones de la lavadora.
El Promesas al menos intentó hilvanar juego pero se mostró negado de cara a portería. El Virgen del Camino, más tosco, suplió la inferioridad propia de una categoría menor (Tercera) con despliegue físico y voluntad, pero poco más. Su juego era directo o buscaba las segundas acciones, con poca elaboración.
Todo se puso de cara para el filial al inicio del encuentro. En el minuto 5 el nuevo delantero centro Dani Pedrosa (me abstengo del chiste fácil) remató certero a gol un centro que pilló adormilada a la zaga gualdiverde. Menos de diez minutos después volvió a rematar otro servicio, solo ante el meta Ismael, pero el cuero se marchó alto.
El choque parecía encarrilado, pues la diferencia de calidad era evidente, pero el mayor oficio de los leoneses les permitió ganar metros paulatinamente, como si fuese rugby. Sin embargo no eran capaces de traducir el dominio en peligro. No hubo más hasta el descanso que una acción por equipo en la que el cuero acabó en la red, pero anulada de antemano.
La segunda parte mostró un Virgen de Camino dominador y un Valladolid B buscando las contras. A los diez minutos de la reanudación Briz amaga el tiro en el área, sienta al defensa y pasa a Carlos Blanco, que fusila a Diego.
El panorama no cambió. El Pucela, con menos fuelle, se hizo fuerte al contraataque, mientras que los visitantes continuaban perdiéndose al llegar al área. Los blanquivioleta sí percutían. Rafa se fue por velocidad de todos, pero su tiro se estrelló en las piernas de Pablo. La acción se repetiría minutos después, con idéntico resultado.
El juvenil Alvi gozó de la última oportunidad en una ocasión doble. Primero el balón dio en un defensa y después, muy cerca del arco, lo envió fuera. Mejor que ocurra en partidos de fogueo, porque el Real Valladolid B de la Liga está obligado a ser muy diferente.
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