El Real Valladolid cumple 90 años: un gol a Zamora y un artículo en El Norte, claves en su gestación
Un partido entre el CD Español de Valladolid y el RCD Español de Barcelona en marzo de 1928 y un texto en el periódico fueron determinantes para aunar voluntades
El Real Valladolid Deportivo nació el miércoles 20 de junio de 1928, hace hoy 90 años, tras una junta general que se retrasó a las diez de la noche y concluyó a las once y media, con la fusión de los archirrivales vallisoletanos Club Deportivo Español y Real Unión Deportiva. La fecha es histórica, pero el momento clave de la gestación tuvo lugar tres meses antes: en marzo de 1928. Y, ahí, El Norte de Castilla desempeñó un papel clave para la creación del nuevo club a través de un artículo que aceleró todo el proceso.
La historia comienza el martes 20 de marzo de 1928. Ese día llegó al hotel Francia de Valladolid «el popular e invencible guardameta» Ricardo Zamora, una gran luminaria cuya fama trascendía el ámbito del fútbol. Zamora formaba parte de la expedición de su club, el RCD Español de Barcelona, contratado para un partido ante el CD Español de Valladolid en el coqueto campo de La Victoria.
La expectación era inusitada ante el partido más importante del fútbol vallisoletano hasta la fecha. Para plantar cara al potente conjunto barcelonés, hubo una alianza de fuerzas entre tres clubes locales (CD Español, Real Unión y Ferroviaria). De esta manera, la Real Unión, gran rival futbolístico del CD Español, aportó jugadores como Perico San Miguel y Pablo López. «Un rasgo simpático», según recogió El Norte, lo que llevó a que jugadores como «el notable equipier españolista Grande» se quedaran fuera de la citación. La carretera del Puente Mayor que conducía al campo de La Victoria se acondicionó para facilitar el tránsito de los automóviles y la empresa de tranvías montó un servicio especial.
El éxito fue tremendo: el 'Divino' Zamora poseía un halo heroico de imbatibilidad y casi nadie creía que su portería pudiera ser perforada por algún integrante del once vallisoletano, en aquella tarde laborable y muy lluviosa del jueves 22 de marzo de 1928. Sin embargo, tras el gol de Ventoldrá para el RCD Español de Barcelona, llegó el tanto de Perico San Miguel para el CD Español de Valladolid. San Miguel, recordamos, pertenecía a la disciplina de la Real Unión Deportiva.
El 'goal' se materializó después de una efectiva presión en la línea media: Sierra pasó el balón a Bata y este «transmitió la pelota matemáticamente a Perico San Miguel, el cual remata de forma fulminante y admirable, sin que Zamora pueda hacer nada por evitar el tanto» (según consignó El Norte al día siguiente). El 1-1 final llevó el delirio a las gradas y Perico San Miguel salió a hombros del campo: David había marcado a Goliat. Un segundo amistoso entre los dos equipos, en el mismo escenario de La Victoria, se fijó para el domingo 25 de marzo, lo que permitió la presencia de comerciantes y obreros que no habían podido asistir al choque del jueves. En esta ocasión, se impuso el cuadro visitante por 0-2 en una tarde de fortísimo viento.
Pero el primer partido fue el decisivo para aunar voluntades. El sábado 24 de marzo de 1928, El Norte publicó un artículo en su página 2 firmado por R.A. bajo el titular: «Después de un empate». Tras glosar la gran respuesta del público vallisoletano en una tarde con «tiempo desapacible e inseguro», el articulista de El Norte abogaba por la «necesidad de elevar el nivel deportivo local, mejorando la técnica y logrando el asentimiento unánime de todos los vallisoletanos, sin excepción».
«Tal fin sólo se alcanzará renunciando a las contiendas interlocales, que si pueden apasionar circunstancialmente, despiertan un interés episódico […]. Seamos, genéricamente, vallisoletanos; abandonemos inclinaciones personales especialmente negativas y pensemos en formar un equipo sin filias ni fobias», publicó El Norte.
El artículo tuvo un impacto inmediato en los despachos de los dos clubes más importantes de la ciudad y enfrentados acérrimamente: el Club Deportivo Español (más liberal en su ideología) y la Real Unión Deportiva (anteriormente llamado Unión Deportiva Luises, de carácter más monárquico y derechista). Las dos entidades vivían agobiadas por las deudas económicas, un factor determinante para la fusión.
El presidente de la Real Unión, Santos Rodríguez Pardo, mandó una carta a El Norte de Castilla, que el diario publicó el domingo 25 de marzo, donde calificaba como «atinadas» las «consideraciones» del articulista. Hablando «por cuenta propia», Santos Rodríguez Pardo consideró «de gran conveniencia la fusión de los clubs de esta capital para formar uno, alrededor del cual puedan agruparse no sólo los socios que hoy integran estas sociedades, sino otra infinidad de personas apartadas de este deporte, unas, tal vez, huyendo de nuestras enconadas luchas, y otras, porque no se ha logrado interesarlas, como muy oportunamente dice R.A. en El Norte de Castilla [...]».
Rodríguez Pardo, que impulsaba la fusión a nivel personal, rogó a sus «queridos consocios de la Real Unión Deportiva» que se sumaran al proyecto «poniendo la mirada en el verdadero deporte y en esta patria chica, cuna de nuestros amores y cariños».
El presidente del CD Español, Ángel Cuadrado, remitió una carta a su homólogo de la Real Unión y le autorizó para que el texto apareciese igualmente en El Norte (se publicó el miércoles 28 de marzo de 1928). «Yo también me considero aludido en los comentarios publicados en El Norte de Castilla por R.A. sobre el partido celebrado el jueves 22 con el Español de Barcelona; y lo mismo que usted, hablo en nombre propio, sin haber consultado a la junta directiva del Club Deportivo Español […]. En efecto; en el aspecto deportivo creo que el único medio de que podamos tener una figura visible en el fútbol nacional, es la unión de todos los aficionados para una sola insignia, y la formación de un solo equipo en el que esté representada la afición vallisoletana. […] Y, desde el punto de vista económico, también considero necesaria la unión de los Clubs por la índole especial de este deporte, que hace indispensable la creación de una afición, hoy sólo naciente, y que únicamente pueda desarrollarse con la celebración de encuentros de altura […]».
Ángel Cuadrado añadía: «Tan convencido estoy de esa necesidad, que para demostrar su convencimiento estoy dispuesto a realizar por mi parte cuantas gestiones se consideren convenientes, para lo cual me pongo desde ahora, y con mucho gusto, a su disposición».
Todo fue muy rápido. Solo tres meses más tarde, el miércoles 20 de junio de 1928, el Real Valladolid Deportivo se convirtió en una realidad.
http://realvalladolid.elnortedecastilla.es/real-valladolid-cumple-20180619145039-nt.html
Un partido entre el CD Español de Valladolid y el RCD Español de Barcelona en marzo de 1928 y un texto en el periódico fueron determinantes para aunar voluntades
El Real Valladolid Deportivo nació el miércoles 20 de junio de 1928, hace hoy 90 años, tras una junta general que se retrasó a las diez de la noche y concluyó a las once y media, con la fusión de los archirrivales vallisoletanos Club Deportivo Español y Real Unión Deportiva. La fecha es histórica, pero el momento clave de la gestación tuvo lugar tres meses antes: en marzo de 1928. Y, ahí, El Norte de Castilla desempeñó un papel clave para la creación del nuevo club a través de un artículo que aceleró todo el proceso.
La historia comienza el martes 20 de marzo de 1928. Ese día llegó al hotel Francia de Valladolid «el popular e invencible guardameta» Ricardo Zamora, una gran luminaria cuya fama trascendía el ámbito del fútbol. Zamora formaba parte de la expedición de su club, el RCD Español de Barcelona, contratado para un partido ante el CD Español de Valladolid en el coqueto campo de La Victoria.
La expectación era inusitada ante el partido más importante del fútbol vallisoletano hasta la fecha. Para plantar cara al potente conjunto barcelonés, hubo una alianza de fuerzas entre tres clubes locales (CD Español, Real Unión y Ferroviaria). De esta manera, la Real Unión, gran rival futbolístico del CD Español, aportó jugadores como Perico San Miguel y Pablo López. «Un rasgo simpático», según recogió El Norte, lo que llevó a que jugadores como «el notable equipier españolista Grande» se quedaran fuera de la citación. La carretera del Puente Mayor que conducía al campo de La Victoria se acondicionó para facilitar el tránsito de los automóviles y la empresa de tranvías montó un servicio especial.
El éxito fue tremendo: el 'Divino' Zamora poseía un halo heroico de imbatibilidad y casi nadie creía que su portería pudiera ser perforada por algún integrante del once vallisoletano, en aquella tarde laborable y muy lluviosa del jueves 22 de marzo de 1928. Sin embargo, tras el gol de Ventoldrá para el RCD Español de Barcelona, llegó el tanto de Perico San Miguel para el CD Español de Valladolid. San Miguel, recordamos, pertenecía a la disciplina de la Real Unión Deportiva.
El 'goal' se materializó después de una efectiva presión en la línea media: Sierra pasó el balón a Bata y este «transmitió la pelota matemáticamente a Perico San Miguel, el cual remata de forma fulminante y admirable, sin que Zamora pueda hacer nada por evitar el tanto» (según consignó El Norte al día siguiente). El 1-1 final llevó el delirio a las gradas y Perico San Miguel salió a hombros del campo: David había marcado a Goliat. Un segundo amistoso entre los dos equipos, en el mismo escenario de La Victoria, se fijó para el domingo 25 de marzo, lo que permitió la presencia de comerciantes y obreros que no habían podido asistir al choque del jueves. En esta ocasión, se impuso el cuadro visitante por 0-2 en una tarde de fortísimo viento.
Pero el primer partido fue el decisivo para aunar voluntades. El sábado 24 de marzo de 1928, El Norte publicó un artículo en su página 2 firmado por R.A. bajo el titular: «Después de un empate». Tras glosar la gran respuesta del público vallisoletano en una tarde con «tiempo desapacible e inseguro», el articulista de El Norte abogaba por la «necesidad de elevar el nivel deportivo local, mejorando la técnica y logrando el asentimiento unánime de todos los vallisoletanos, sin excepción».
«Tal fin sólo se alcanzará renunciando a las contiendas interlocales, que si pueden apasionar circunstancialmente, despiertan un interés episódico […]. Seamos, genéricamente, vallisoletanos; abandonemos inclinaciones personales especialmente negativas y pensemos en formar un equipo sin filias ni fobias», publicó El Norte.
El artículo tuvo un impacto inmediato en los despachos de los dos clubes más importantes de la ciudad y enfrentados acérrimamente: el Club Deportivo Español (más liberal en su ideología) y la Real Unión Deportiva (anteriormente llamado Unión Deportiva Luises, de carácter más monárquico y derechista). Las dos entidades vivían agobiadas por las deudas económicas, un factor determinante para la fusión.
El presidente de la Real Unión, Santos Rodríguez Pardo, mandó una carta a El Norte de Castilla, que el diario publicó el domingo 25 de marzo, donde calificaba como «atinadas» las «consideraciones» del articulista. Hablando «por cuenta propia», Santos Rodríguez Pardo consideró «de gran conveniencia la fusión de los clubs de esta capital para formar uno, alrededor del cual puedan agruparse no sólo los socios que hoy integran estas sociedades, sino otra infinidad de personas apartadas de este deporte, unas, tal vez, huyendo de nuestras enconadas luchas, y otras, porque no se ha logrado interesarlas, como muy oportunamente dice R.A. en El Norte de Castilla [...]».
Rodríguez Pardo, que impulsaba la fusión a nivel personal, rogó a sus «queridos consocios de la Real Unión Deportiva» que se sumaran al proyecto «poniendo la mirada en el verdadero deporte y en esta patria chica, cuna de nuestros amores y cariños».
El presidente del CD Español, Ángel Cuadrado, remitió una carta a su homólogo de la Real Unión y le autorizó para que el texto apareciese igualmente en El Norte (se publicó el miércoles 28 de marzo de 1928). «Yo también me considero aludido en los comentarios publicados en El Norte de Castilla por R.A. sobre el partido celebrado el jueves 22 con el Español de Barcelona; y lo mismo que usted, hablo en nombre propio, sin haber consultado a la junta directiva del Club Deportivo Español […]. En efecto; en el aspecto deportivo creo que el único medio de que podamos tener una figura visible en el fútbol nacional, es la unión de todos los aficionados para una sola insignia, y la formación de un solo equipo en el que esté representada la afición vallisoletana. […] Y, desde el punto de vista económico, también considero necesaria la unión de los Clubs por la índole especial de este deporte, que hace indispensable la creación de una afición, hoy sólo naciente, y que únicamente pueda desarrollarse con la celebración de encuentros de altura […]».
Ángel Cuadrado añadía: «Tan convencido estoy de esa necesidad, que para demostrar su convencimiento estoy dispuesto a realizar por mi parte cuantas gestiones se consideren convenientes, para lo cual me pongo desde ahora, y con mucho gusto, a su disposición».
Todo fue muy rápido. Solo tres meses más tarde, el miércoles 20 de junio de 1928, el Real Valladolid Deportivo se convirtió en una realidad.
http://realvalladolid.elnortedecastilla.es/real-valladolid-cumple-20180619145039-nt.html