1-1: Punto amargo
El buen hacer del Real Valladolid en Sevilla queda sin el premio mayor por un penalti postrero
El buen hacer del Real Valladolid en Sevilla queda sin el premio mayor por un penalti postrero
A priori, puntuar en el Sánchez-Pizjuán en esta jornada 32 de LaLiga Santander es un resultado que, dada la magnitud del rival, debería suponer alegría para el Real Valladolid. Sin embargo el cómo se ha conseguido, más bien, el cómo se han truncado los tres puntos en la recta final del encuentro, deja un sabor que en caliente es amargo aunque en frío sirve este empate (1-1) para sumar un choque más y mantener colchón con la zona de descenso.
El Pucela salió sin complejos en uno de los estadios más inexpugnables del campeonato. Los andaluces trataron de imponer su mucha calidad y lograron llevar las manijas pero se encontraron a un rival no solo sólido en defensa sino con mordiente en campo rival, con una presión alta y pegajosa, como el calor estival, que dificultó la circulación de los locales.
Los blanquivioletas tenían chispa y desparpajo. Como consecuencia las ocasiones comenzaron a fluir, con disparos lejanos de Hervías y Waldo a los que respondía el Sevilla con un peligroso tiro cruzado de Ocampos dentro del área, un cabezazo de De Jong, y la más clara de todas ellas -en el minuto 21- en un remate acrobático del delantero argentino que acabó con el balón impactando en el larguero. En medio de la tempestad este Real Valladolid ha demostrado tener templanza para agarrar fuerte el timón y navegar hacia aguas más tranquilas, y así hizo a orillas del Guadalquivir.
Ben Arfa avisó que había pólvora, y el gol llegó minutos después en una jugada ensayada: falta a la altura del centro del campo que Míchel coloca milimétricamente a la cabeza de Kiko Olivas, quien hizo bueno su desmarque para quedarse solo y dibujar con su testa una parábola por encima de Vaclík que supuso el 0-1.
Un final agrio
Hasta el descanso llegó esa ventaja, una que se iba a prolongar durante muchos más minutos. A pesar del susto del minuto 55, cuando Munir anotó de cabeza pero tras la revisión del VAR se comprobó que lo hizo en fuera de juego, el Real Valladolid supo mantener el tipo, aguantar el empuje local y hacerse fuerte para disfrutar de sus oportunidades.
Ante la imposibilidad de entrar por el centro, donde el entramado defensivo pucelano impedía cualquier avance, los sevillistas buscaron en centros laterales hacer daño. No lo consiguieron hasta el fatídico minuto 83 cuando en uno de esos el colegiado apreció mano de la defensa tras el remate en el área del jugador del Sevilla. Once metros, donde Ocampos no falló.
Se escurría entre los dedos un suculento botín, pero el equipo de Sergio González no se conformó con eso. Peleó, no se amilanó, y pudo en dos ocasiones volver a marcar, cuando el choque entró en su fase más alocada. Ahí se topó Rubén Alcaraz, dentro del área, con un paradón de Vaclík que truncó el trifuno. El portero también sofocó el disparo de Enes Ünal en el 96 con el que el partido llegó a su fin.
Son 35 los puntos que acumula el Real Valladolid en lo que va de campeonato, y a falta de que se jueguen el resto de partidos de esta jornada por el momento son nueve los puntos de ventaja con el descenso. El próximo partido, en casa, miércoles 1 de julio a las 22,00 horas frente al Levante UD.
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