Turbulencias en Zorrilla: Ronaldo, Pacheta y Fran Sánchez enervan a la afición del Real Valladolid
El equipo pucelano atraviesa el peor momento de la temporada y la afición está indignada
Aguas turbias bajan por la capital del Pisuerga. El Real Valladolid encadena cuatro derrotas consecutivas que le acercan peligrosamente a los puestos de descenso. Un solo punto separa a los pucelanos del Cádiz, equipo que cierra las posiciones que te mandan a la Segunda División.
La afición pucelana está muy desencantada. La dirección deportiva que lidera Fran Sánchez hizo un trabajo nefasto en el mercado estival. Ni un solo fichaje de las seis caras nuevas -Feddal, Malsa, Juanjo Narváez, Kenedy, Sergio Asenjo y Escudero- son titulares habituales en el once de Pacheta. Especialmente sangrante son los casos de Narvaéz, un jugador apartado del Real Zaragoza sin nivel de Primera, Feddal -lo único que ha hecho es autoexpulsarse en la eliminatoria copera ante el Deportivo Alavés a los cinco minutos de partido-, Malsa -el ex de Levante y Mirandés es una sombra por el campo- y un Kenedy que llegó del Chelsea con la vitola de fichaje estrella y ocupando un gran espacio en el límite salarial, pero que es de cristal y encadena lesión tras lesión.
Los fichajes no han dado la cara y el Pucela tiene un problema serio con el gol -solo suma 13 dianas en 17 partidos ligueros-. Las alarmas se han encendido y se busca desesperadamente dianas en el mercado. Llega Darwin Machís, ex del Granada, un talento descomunal con poco cerebro -ídolo de la noche nazarí- desde el Juárez mexicano, donde lastrado por las lesiones solo ha podido disputar 423 minutos repartidos en ocho encuentros. El Valladolid peina el mercado para fichar un delantero. Suena Santos Borré, ex del Atlético que no tiene sitio en el Eintracht.
A Pacheta se le cae el equipo
Pacheta tampoco atraviesa su mejor momento. Sus últimas decisiones ponen de los nervios a la afición del José Zorrilla. Decisiones extrañas como sacar de titular a Sergi Guardiola, un delantero que lleva dos años sin marcar con la camiseta del Real Valladolid y que algún iluminado firmó en su día dándole una ficha de dos millones de euros por temporada, dejando en el banquillo a un Shon Weissman, auténtico ídolo del Zorrilla, que tiene pie y medio en el Granada. El vestuario tampoco está sano. La última semana salió a la luz una pelea en pleno entrenamiento entre Roque Mesa y Malsa. Pacheta, en otra decisión difícilmente comprensible, castigó al canario sin jugar ante el Rayo, pero Malsa si tuvo minutos ante los de Iraola. El técnico burgalés está perdiendo el norte, ve como el equipo se le cae y los mimbres con los que cuenta tampoco son para tirar cohetes.
Su nombre comienza a estar en la picota y la ratificación que hizo de su puesto el director del gabinete de Presidencia del club, David Espinar el pasado martes, asegurando que "la confianza en él es máxima y, por tanto, no se ha hablado de rescisión", no es un buen augurio -ya sabemos que en esto del fútbol la ratificación suele ser el paso previo a la destitución-.
"Hasta donde sé la continuidad de 'Pacheta' es innegociable, porque confiamos en este proyecto y entendemos que es la persona que tiene que llevarlo a cabo, por lo que es utópico que sea destituido ahora" aseguró un Espinar que es la mano derecha de Ronaldo Nazario y el que se encarga del día a día en el Pucela.
La afición, indignada con Ronaldo
Si Fran Sánchez y Pacheta están en la picota, caso aparte es el del dueño del club, Ronaldo Nazario. El brasileño tiene a la afición blaquivioleta muy enfadada.
El pasotismo que demuestra con las decisiones arbitrales que han masacrado a su equipo -ni una sola queja cuando con su otro equipo, el Cruzeiro, alza la voz contra el estamento arbitral a las primeras de cambio-, su desidia en el día a día del equipo -aún colea su viaje allá por mayo de 2021 a Formentera el mismo día que el Valladolid caía goleado en San Sebastián y casi certificaba su descenso a Segunda-, el colocar a amigos de dudosa preparación en puestos capitales como Paulo André Benini, puesto a dedo para manejar y controlar todo el área deportiva como Director del Área de Estrategia Deportiva o Julio Baptista como entrenador del Real Valladolid B, cuyas decisiones escaman a los que siguen al filial albivioleta -Fresneda, una de las únicas buenas noticias de esta temporada, lateral derecho al que siguen de cerca todos los grandes de Europa, no era ni titular con el ex del Real Madrid- o la crítica velada que hizo contra la pequeña parte de la afición del Pucela tras los lamentables cánticos racistas que sufrió Vinícius en Zorrilla en el partido de esta temporada cuando no abrió la boca para condenar públicamente los gritos antisemitas que padeció el bueno de Shon Weissman en San Mamés, hierven la sangre de una afición que sigue en pie de guerra por el lamentable cambio de diseño del escudo que decidió el brasileño y su junta directiva este mismo verano.
Las aguas bajan más turbias que nunca por el José Zorrilla. Ronaldo, Fran Sánchez y Pacheta deben espabilar si no quieren ver como se hunde definitivamente el barco blanquivioleta. La fiel afición del Real Valladolid, que esta temporada ha hecho historia superando los 22.500 socios, la cifra más alta de siempre, merece una reacción.
https://www.libertaddigital.com/deportes/liga/2023-01-19/turbulencias-en-zorrilla-ronaldo-pacheta-y-fran-sanchez-enervan-a-la-aficion-del-real-valladolid-6977335/
El equipo pucelano atraviesa el peor momento de la temporada y la afición está indignada
Aguas turbias bajan por la capital del Pisuerga. El Real Valladolid encadena cuatro derrotas consecutivas que le acercan peligrosamente a los puestos de descenso. Un solo punto separa a los pucelanos del Cádiz, equipo que cierra las posiciones que te mandan a la Segunda División.
La afición pucelana está muy desencantada. La dirección deportiva que lidera Fran Sánchez hizo un trabajo nefasto en el mercado estival. Ni un solo fichaje de las seis caras nuevas -Feddal, Malsa, Juanjo Narváez, Kenedy, Sergio Asenjo y Escudero- son titulares habituales en el once de Pacheta. Especialmente sangrante son los casos de Narvaéz, un jugador apartado del Real Zaragoza sin nivel de Primera, Feddal -lo único que ha hecho es autoexpulsarse en la eliminatoria copera ante el Deportivo Alavés a los cinco minutos de partido-, Malsa -el ex de Levante y Mirandés es una sombra por el campo- y un Kenedy que llegó del Chelsea con la vitola de fichaje estrella y ocupando un gran espacio en el límite salarial, pero que es de cristal y encadena lesión tras lesión.
Los fichajes no han dado la cara y el Pucela tiene un problema serio con el gol -solo suma 13 dianas en 17 partidos ligueros-. Las alarmas se han encendido y se busca desesperadamente dianas en el mercado. Llega Darwin Machís, ex del Granada, un talento descomunal con poco cerebro -ídolo de la noche nazarí- desde el Juárez mexicano, donde lastrado por las lesiones solo ha podido disputar 423 minutos repartidos en ocho encuentros. El Valladolid peina el mercado para fichar un delantero. Suena Santos Borré, ex del Atlético que no tiene sitio en el Eintracht.
A Pacheta se le cae el equipo
Pacheta tampoco atraviesa su mejor momento. Sus últimas decisiones ponen de los nervios a la afición del José Zorrilla. Decisiones extrañas como sacar de titular a Sergi Guardiola, un delantero que lleva dos años sin marcar con la camiseta del Real Valladolid y que algún iluminado firmó en su día dándole una ficha de dos millones de euros por temporada, dejando en el banquillo a un Shon Weissman, auténtico ídolo del Zorrilla, que tiene pie y medio en el Granada. El vestuario tampoco está sano. La última semana salió a la luz una pelea en pleno entrenamiento entre Roque Mesa y Malsa. Pacheta, en otra decisión difícilmente comprensible, castigó al canario sin jugar ante el Rayo, pero Malsa si tuvo minutos ante los de Iraola. El técnico burgalés está perdiendo el norte, ve como el equipo se le cae y los mimbres con los que cuenta tampoco son para tirar cohetes.
Su nombre comienza a estar en la picota y la ratificación que hizo de su puesto el director del gabinete de Presidencia del club, David Espinar el pasado martes, asegurando que "la confianza en él es máxima y, por tanto, no se ha hablado de rescisión", no es un buen augurio -ya sabemos que en esto del fútbol la ratificación suele ser el paso previo a la destitución-.
"Hasta donde sé la continuidad de 'Pacheta' es innegociable, porque confiamos en este proyecto y entendemos que es la persona que tiene que llevarlo a cabo, por lo que es utópico que sea destituido ahora" aseguró un Espinar que es la mano derecha de Ronaldo Nazario y el que se encarga del día a día en el Pucela.
La afición, indignada con Ronaldo
Si Fran Sánchez y Pacheta están en la picota, caso aparte es el del dueño del club, Ronaldo Nazario. El brasileño tiene a la afición blaquivioleta muy enfadada.
El pasotismo que demuestra con las decisiones arbitrales que han masacrado a su equipo -ni una sola queja cuando con su otro equipo, el Cruzeiro, alza la voz contra el estamento arbitral a las primeras de cambio-, su desidia en el día a día del equipo -aún colea su viaje allá por mayo de 2021 a Formentera el mismo día que el Valladolid caía goleado en San Sebastián y casi certificaba su descenso a Segunda-, el colocar a amigos de dudosa preparación en puestos capitales como Paulo André Benini, puesto a dedo para manejar y controlar todo el área deportiva como Director del Área de Estrategia Deportiva o Julio Baptista como entrenador del Real Valladolid B, cuyas decisiones escaman a los que siguen al filial albivioleta -Fresneda, una de las únicas buenas noticias de esta temporada, lateral derecho al que siguen de cerca todos los grandes de Europa, no era ni titular con el ex del Real Madrid- o la crítica velada que hizo contra la pequeña parte de la afición del Pucela tras los lamentables cánticos racistas que sufrió Vinícius en Zorrilla en el partido de esta temporada cuando no abrió la boca para condenar públicamente los gritos antisemitas que padeció el bueno de Shon Weissman en San Mamés, hierven la sangre de una afición que sigue en pie de guerra por el lamentable cambio de diseño del escudo que decidió el brasileño y su junta directiva este mismo verano.
Las aguas bajan más turbias que nunca por el José Zorrilla. Ronaldo, Fran Sánchez y Pacheta deben espabilar si no quieren ver como se hunde definitivamente el barco blanquivioleta. La fiel afición del Real Valladolid, que esta temporada ha hecho historia superando los 22.500 socios, la cifra más alta de siempre, merece una reacción.
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