Artículo de Juan A. Méndez en El Mundo:
Un equipo, dos caras
JUAN A. MÉNDEZ
VALLADOLID.- ¿A qué juega el Real Valladolid? El que conteste a la pregunta, con coherencia, aportando una respuesta que arroje luz al enorme túnel en el que está sumido el conjunto blanquivioleta, tiene premio. Es complicado, cinco jornadas después del comienzo del campeonato, saber cuáles son las señas de identidad del equipo vallisoletano.
A día de hoy, ni hay señas ni existe identidad, por lo menos lejos de Zorrilla. Llegaba ayer el Real Valladolid a La Rosaleda con la firme intención de hundir al Málaga, marcar el gol 1.600 y que éste sirviera para puntuar, por fin, fuera de Zorrilla. Pues bien, ni el cuadro andaluz sale del duelo desahuciado, ni los castellanos consiguen sumar a domicilio. Eso sí, Pedro León firmó la efeméride. Nada más. La aspirina blanquivioleta se sumergió con todas sus propiedades en el maltrecho gaznate malagueño y los de Tapia resolvieron todos sus problemas de una tacada. Por un lado, estrenaron su casillero de goles y por otro, lograron su primer triunfo de la temporada para tomar impulso hacia el rebufo de los equipos que le preceden en la tabla, entre ellos el Valladolid.
Una vez más, el conjunto albivioleta fue un muñeco roto en manos de un contrario vulgar al que bastaron un par de empujones para desmoronar por completo la endeble psique de un Real Valladolid que tiene fobia a disputar un encuentro como forastero. Sólo ese miedo explica el nuevo descalabro de un equipo sin personalidad. Y el problema es que a poco que los resultados dejen de acompañar en Zorrilla, la herida se convertirá en una brecha difícil de restañar.
En La Rosaleda, Mendilibar volvió a regalar más de una hora de partido. Planteó el choque con Cannobio como enganche y el tándem Borja-Vivar como dueño del doble pivote. Ogbeche, una vez más en punta y Escudero (lesionado en el minuto 39), de nuevo en la banda derecha. ¿El resultado? un equipo trotón, sin alma, que en lugar de buscar la profundidad deja que sus líneas se pierdan de vista y se muestra incapaz de fabricar ocasiones de gol. El Málaga, con un fútbol incluso peor que el de los castellanos, sin embargo, no tuvo tantos problemas para marcar el 1-0, a los 33 minutos, gracias a una carambola dentro del área que Lolo envió a las mallas de Asenjo. Era el justo castigo para un Real Valladolid abúlico, pero también la inmerecida recompensa para un cuadro local que marcaba en su primer disparo sobre la meta blanquivioleta. Eficacia pura y dura.
Con la batalla entregada por incompetencia y el 2-0 en el marcador en el minuto 54 (obra de Adrián), José Luis Mendilibar borró de su pizarra el sistema inicial y decidió dar entrada a los jugones. El 4-2-3-1 se convirtió en un 3-2-4-1 con Pedro León, Víctor, Haris y Sesma como medias puntas. Llegaron entonces los mejores minutos blanquivioleta. Pero ya era tarde. No es lógico entregar una hora de partido y querer recuperar en treinta minutos los kilómetros perdidos anteriormente. Medunjanin aportó frescura y Pedro León oportunismo para reducir distancias, pero el Real Valladolid volvió a exhibir todo un universo de carencias. Ogbeche no tiene recursos para ser el nueve del equipo y por mucho que se empeñe Mendilibar, Vivar y Borja no dan fluidez ni profundidad al conjunto vallisoletano.
Es triste ver cómo un adversario vulgar como el Málaga pasa por encima de un Real Valladolid sin espíritu que sólo plantó cara cuando Mendilibar movió ficha, pero lo hizo muy tarde porque para entonces el partido estaba resuelto (2-0). El técnico sigue obcecado en su idea y no es capaz de ver que con Haris y compañía el equipo tiene otra cara. Tres encuentros lejos de Zorrilla y otros tantos esperpentos. Y el próximo rival es el Valencia...
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/09/28/castillayleon/1222609405.html