Lo de buscar recursos, es más difícil de lo que parece. Un gestor como Carlos Suárez, u otro, cualquiera, me da igual el nombre y los apellidos, tiene una labor mucho más complicada que llamar a las puertas de la ciudad y la provincia. Y cuando digo mucho más difícil, lo digo porque la historia dice, en nuestra ciudad, provincia y región, que para que los empresarios locales levanten la baldosa del dinero o levanten el colchón, tienen que ver la oportunidad muy clara y mascadita de rentabilidad. Esto es Valladolid y el perfil del emprendedor autóctono no es precisamente el de invertir en utopías o empresas que conlleven un alto riesgo.
Que yo recuerde, cuando una inversión privada ha desembarcado en el deporte de élite de Valladolid, ha sido porque han mediado las instituciones públicas, por ejemplo, Marcos Fernández, por medio de Parquesol, se comprometió con Bolaños. Y recientemente hemos visto la implicación del Grupo Capitol, y en el BM Valladolid se han conseguido más recursos cuando un político de peso en la provincia se ha hecho cargo de la presidencia del club.
Ahí está el Proyecto del Arena, una posibilidad de sanear el club definitivamente y que podría sentar las bases de proyectos deportivos más consolidados. Sin embargo, lo sociedad vallisoletana, representada en sus políticos y grupos de presión está poniendo todas las zancadillas posibles a este proyecto. ¿Qué puede hacer Suárez? Pues sacar a la luz escándalos como la posible venta de la plaza del club. Fué hacerse público en plena campaña electoral de municipales y autonómicas y salir inmediatamente con los cojones de pajarita los políticos locales para salir en la foto y "desbloquear" el proyecto. Me río yo. Ya sólo le queda a Suárez coger a Villanueva por las solapas... Sin embargo, no hay solapas que valgan, en Valladolid, como en Castilla, el cacique manda y en esta ciudad el comercio y la hostelería se pueden considerar los más importantes grupos de presión que hacen y deshacen, excepto para repartir sus beneficios con la ciudad. Ahí tienes la inversión de El Corte Inglés, 20 años en Valladolid y su llegada fué una ampolla enorme en la ciudad, según los comerciantes que veían la ruina tan cerca que osaron capitanear una revuelta popular en la que se destrozó la planta baja del centro comercial por no asumir un horario en la semana de ferias "implantado" por el sector comercial de Valladolid, que por aquel entonces sólo tenía la "amenaza" de Continente a las afueras de la ciudad. Lo mismo está pasando ahora con Ikea, pero con Leonde capitaneando la cruzada. Y con el Arena, a nadie escapa, que los oscuros intereses de la oscura sociedad local están detrás del torpedeo.
Muchos quisieran mirarse en el "milagro" del Villarreal, pero lo primero que hay que tener en cuenta es que, además del clan Roig, detrás del Villarreal no hay sólo un humilde pueblo de 40.000 habitantes. Hay una zona muy pujante económicamente, por un lado, y con apoyos muy definidos desde el entorno sociopolítico de La Plana. Ese mismo proyecto se ofreció a Castellón, a escasos kilometros de Villarreal, y allí cerraron las puertas a los Roig.
Y a 125 kms. de aquí en Salamanca, tienes otro ejemplo, con un empresario local que se ha cansado de poner dinero para perderlo y encontrarse solo, sin ningún apoyo institucional.