Era el 12 de abril de 2007, vamos para cuatro años, y faltaban 10 días para el ascenso matemático en Tenerife. Faltaba un mes y 15 días para las Elecciones Municipales y Autonómicas, que suponían la victoria en las urnas de los dos políticos que estrechan la mano con Suárez. En una extraordinaria "jugada", Carlos Suárez, y el poder político de Valladolid, sellaban un acuerdo en el que todos salían beneficiados. Para los dueños del club se abrían las puertas de un negocio redondo, y el PP obtenía un rédito político a sumar en plena precampaña. Casi cuatro años después rescatar esta foto y analizar la situación actual ha de ser un ejercicio de responsabilidad ciudadana y más aún como aficionados del Real Valladolid. Justo a falta de pocos meses para unas nuevas elecciones se vuelve a mover el asunto Arena, con el Real Valladolid hundido institucionalmente y deportivamente, sumido en una crisis deportiva e institucional con consecuencias incalculables, y sujetado por un grupo de empresarios de Madrid, que ahora mismo sólo tienen un vínculo con Valladolid y con el Real Valladolid: Arena, y el negocio que se cuece en un guiso en el que hay muchos intereses por meter la cuchara.
Han pasado cuatro años y la realidad es que no se ha movido ni una palada de arena, y el Arena, sigue en los papeles como un proyecto en vías de germinar en el suelo público, para beneficio a recaer en las mismas manos que estrangulan a nuestro Real Valladolid. Las únicas promesas que se se ven en los terrenos Anexos al estadio son las promesas de la chavalería que con la blanquivioleta sueña con que algún día puedan dar patadas al balón defendiendo un club digno, con 82 años de historia.
Han pasado cuatro años y dan arcadas con el olor a mierda que desprende todo. Han pasado cuatro años y las poltronas sólo conocen las mismas posaderas. Han pasado cuatro años y se oye la misma canción, con la misma letra. Han pasado cuatro años, y quien nos ha visto, y quien nos ve.
¿Hasta cuándo?