No creo que Valladolid sea la única urbe de esta Comunidad que peca de ensimismamiento narcisista y que, por lo tanto, haya de recurrir a la autocrítica como purgamiento. Incluso opino que los vallisoletanos somos, en general, más severos al juzgar a nuestra capital que lo son otros castellanos y leoneses al hacer lo mismo con las suyas respectivas... A fuerza de machacona reiteración, ya admitimos mansamente el avieso sambenito conceptual de Fachadolid (y, a poco que nos lo repitiesen, incluso llegaríamos a aceptar que en Valladolid no sólo se gestó el golpe de estado franquista, sino que la población se sumó entusiasta y mayoritariamente a la causa...; que aquí apenas hubo represión porque apenas hubo resistencia. –Lástima para los embaucadores periféricos, esos que inventan y sustentan mitos maledicentes sobre Valladolid, que, sin ir más lejos, un lector mediano como yo tenga media docena de libros documentados que detallan, cuantitativa y cualitativamente, el sufrimiento de ciudad y provincia; sin entrar en más detalles, por ejemplo las matanzas de trabajadores de RENFE en la ciudad, y de campesinos en La Nava del Rey, Castronuño y tantos otros lugares de la provincia).
Tras esta ladrillesca matización (disculpadme), rechazo también que el dicho "Pucela me la pela" sea endógeno, es decir, un efecto local cuya causa fuese la asunción de una supuesta (y hasta entonces vergonzante) naturaleza prepotente, siendo la propia laceración -plasmada en tal dicho- una especie de acto expiatorio. Y, por lo tanto, de igual modo refuto el que la expresión se gestase en el ambiente punkarra pucelano, pasando de boca en boca hasta materializarse como uno de los temas del álbum que en 1993 editan los tales Higadillos.
Varios hechos me inclinan a inferir que el "Pucela me la Pela" nace en Burgos, dentro del mundo del fútbol y, más concretamente, de sus peñas.
Intentaré avalar esa hipótesis. El histórico Burgos CF desaparece por motivos económicos en 1983. Para intentar volver a tener fútbol de primer nivel, en la ciudad castellana por antonomasia potencian al Burgos Promesas -filial del 'cadáver' y que se hallaba en 3ª- y lo transforman en Real Burgos C.F. Se pretendía hacer borrón y cuenta nueva (de hecho, si el antiguo Burgos C.F. vestía calzón negro y camiseta blanca, en nuevo Real Burgos elige como primer uniforme la camiseta roja y el calzón blanco).
Nos aproximamos al meollo del asunto. En la temporada 88-89 el Real Valladolid se clasifica para disputar la Recopa de Europa. En la siguiente, la 89-90, mientras nuestro Club disputa liga de Primera y el torneo europeo, los muñidores del novel Real Burgos habían logrado no sólo que el equipo llegase a Segunda A, sino que, prácticamente, se pasease por ella, quedando al final primero (dejando tras de sí a equipos como el Betis, Deportivo, Español, Murcia, Racing, etc.); o sea, siendo la gran 'vedette' de la división de plata durante esa 89-90... Como el Real Burgos demostró una superioridad manifiesta ya desde los albores de la temporada, el número de aficionados que asistían estadio aumentó notablemente, y así, también, el de peñas... Y ese ambiente eufórico les llevó -supongo que tras un dolorosamente reprimido silencio- a acordarse de su vecino de Primera, ése que representaba a la urbe que, como culminación de otros agravios históricos, les había 'robado' la capitalidad de la recién nacida Autonomía. Esos recordatorios hacia el club de Valladolid estuvieron presentes en El Plantio plasmados en grandes pancartas de aparición consecutiva: la primera -tan ostentosa que hasta Rompetechos la hubiese visto a 100 metros y en una noche de niebla- rezaba, negro sobre blanco, PUCELA ME LA PELA (ésta, puntualizo, ya estaba allí en 1989). Más tarde, en cuanto el Mónaco nos eliminó de la Recopa de Europa, apareció otra: GRACIAS MÓNACO... La buena marcha del Burgos hizo que las cámaras de tve frecuentasen el Plantio y, así, mostraran urbi et orbi las susodichas pancartas (había otras menores: "Burgos, cabeza de Castilla", "¡Burgos Capital!", etc.), y faltó tiempo para que la expresión que nos ocupa se jalease con alborozo, especialmente entre un gran número de nuestros 'amistosos' vecinos de Comunidad.
Y así nos presentamos en la temporada 90-91. El Real Valladolid y el Real Burgos iban a coincidir, por vez primera en la historia de la liga, dentro la máxima categoría. A priori, deportivamente no tenía porqué existir una gran rivalidad, pero las cuestiones políticas y el asunto de las pancartas-que, lógicamente, había ‘escocido’ aquí- propiciaron la aparición de un mal ambiente que iba creciendo por momentos; hasta tal grado que comenzó el intercambio de insultos y amenazas entre los grupos más jóvenes de ambas aficiones: la pucelana peña Ultra Violetas (en la que aún se integraba la sección Fossa Garrrafoni) y la peña burgalesista –y mayoritariamente facha- Komandos Kastilla. La cosa transciende hasta tal punto, que la SER trata de intermediar, invitando Tornadijo al presidente de U/V -Pepe-, y su homólogo de Radio Castilla de Burgos al de KK -Richi- para intentar que, en un programa deportivo de sobremesa, ambas grupos hicieran las paces. Pero, con tan ilustres y acéfalos invitados, como era de temer la sesión se desarrolló entre parida y parida, descalificación y descalificación, amenaza y amenaza (¡qué pronto se dieron cuenta, tanto Tornadijo como su colega de Radio Castilla del error que habían cometido; qué abochornados se les notaba!...). El radiofónico ‘bis a bis’ fue breve y finalizó como el rosario de la aurora, aunque no sin que antes el presidente de KK admitiese que su peña era la responsable de la exhibición de la pancarta GRACIAS MÓNACO, pero atribuyendo tanto la autoría del texto como la colocación de la que rezaba PUCELA ME LA PELA a la peña Pacheta (con miembros algo más veteranos que la anteriormente citada, pero igual de zopencos)... Lo que sucedió después, el día 6 de enero de 1991, durante, y en las horas previas y posteriores al partido, ocuparía bastante espacio.
Que algunos representantes de la cultura punk local acogieran como propia el ‘Pucela me la pela’ entra dentro de la lógica, pues la frase es provocadora y se ajusta su visión iconoclasta, nihilista, dadaísta (tampoco han inventado nada nuevo) y, sobre todo, fustigadora de la sociedad en que viven. En este sentido se puede poner como ejemplo las declaraciones que hicieron algunos miembros de Debakle (ex Fosa Komún) en 2003; Elías.- <<...En esta cloaca –Valladolid- no hay grupos que lleguen a lo alto del todo...>>. Kasado.- <<...Valladolid pareze estar a parte del resto del puto país, ya va siendo hora de ke Kastilla se oiga fuera de sus fronteras...>>
No sé que hacía un punkarra creyendo en fronteras... Y, que conste, nada tengo contra el punk, auténtico terremoto cultural que, pese a comercialización ingente y ramificaciones extrañas, afortunadamente aún pervive (no creo que pase una semana sin que, por ejemplo, me ponga algo de La Polla Rekords o Eskorbuto -los que más me han gustado de entre los de este país (? )... y qué cojonuda aquella ‘Me gusta ser una zorra’ de Las Vulpes, hostia bestial al macho baboso y al romanticismo).
En fin, que si Pucela me la pela, lo mismo Bilbo, Cái o L’Habana. ¿No?
Mientras yo, the Ramones in the kor. Forever (perdón: foreber).