El Quesos gana la Liga al imponerse 27-10 al Ordizia en el partido final
La extraordinaria defensa de los vallisoletanos inclinó un partido jugado a un ritmo y con una intensidad descomunal
12.05.12 - 20:17 - ELOY DE LA PISA | VALLADOLID
Por tercera vez en su corta historia, el Quesos Entrepinares se ha proclamado campeón de Liga. Y lo ha hecho a lo grande, en el escenario soñado, ante 6.000 espectadores y con un partido de los que hacen afición. Los de Canas ganaron porque fueron mejores, porque defendieron mejor, porque su juego a la mano no tiene parangón ahora mismo en España y porque los jugadores creen en Canas y en su trabajo. El entrenador vallisoletano dice adiós al equipo, pero se despide con el mejor sabor posible y, sobre todo, dejando la impronta de una manera de jugar que ha creado escuela. El triunfo y el campeonato avalan la labor del controvertido técnico.
Y eso que el partido no empezó demasiado bien. Al Quesos, como tantas veces, le costó meterse en el partido. La trascendencia del encuentro, la grada llena, el ambiente, parecieron jugar contra los locales, que salieron fríos, desconectados del encuentro. Ordizia se dio cuenta rápido de que la descoordinación defensiva de los azules debía tener algún rédito. Y a ello se puso. Pero pronto se encontró con el contratiempo de la lesión de Freeman. El delantero, piedra angular dle juego de Ordizia, tuvo un encontronazo con Gorosito en el minuto dos del que no se recuperó. Y eso lo acabó notando su equipo.
Porque durante 20 minutos el partido fue vasco. El Quesos no encontraba el ritmo, el juego, el tono, la combinación. Lo suyo era una pelea individual por lograr avanzar. Y el rugby es un juego de equipo, y la lucha individual da pocos réditos. Ordizia se puso por delante con un golpe de kroll y controlando el juego. Ese no era el guión que se había trazado.
Poco a poco el cuadro de Canas se fue tranquilizando, asentando. Sus peizas determinantes empezaron a engarzarse. Waenga volvió a mandar; Rolss, Bonan y Abril empezaron a controlar los mauls, y Llanos y Mini cogieron el sitio en el campo.
Y lo que tenía que pasar, pasó. Un golpe es sacado a toda velocidad por Rolls ante el despiste rival. La contra de Waenga es mortal y el Quesos consigue el primer ensayo. Los puntos tranquilizaron definitivamente a los azules, que empezaron a disfrutar del juego. Alex Muller posó bajo palos después de romper la cintura a dos delanteros, y la maquinaria quesera empezó a coger revoluciones. En especial cuando Ordizia interceptó un ataque quesero a siete metros de su linea de marca, pero no pudo ensayar gracias a una espectacular carrera de Mini y Alex Muller. La ovación con que Pepe Rojo premió el esfuerzo del Quesos solo la cortó el árbitro señalando el final del primer tiempo. Pero las bases estaban sentadas, y el Quesos ya se sentía mejor y olía el título. Y si el Quesos huele, problemas para los de alrededor.
Sabedor de que solo tenía una opción para dar la vuelta al partido, el Ordizia salió en la segunda mitad dispuesto a lograr el ensayo que le devolviera al partido y metiera el miedo en el cuerpo al rival. Y a ello se puso. Diez minutos de ataque continuado acabaron en un ensayo bajo palos. La transformación puso el marcador lo suficientemente apretado como para que la afición quesera tomara el mando de las operaciones. Sí, la afición, porque el clamor en que se convirtió Pepe Rojo fue la gasolina que necesitaba el equipo. Bajo la magistral batuta de Urullo y de Waenga, con la fuerza de Molina y Abril, el batallar incansable de Boman, Rolls y Gorosito, el Quesos arrinconó de nuevo a su rival y, con la perseverancia de un herrero y la tranquilidad de un leñador, fue descomponiéndolo minuto a minuto.
La pesada delantera vasca era incapaz de llegar a los balones de los tres cuartos. Solo errores concretos, fallos de precisión, evitaron una victoria más holgada. El ensayo final, de Nacho Muller, fue la metáfora de todo el partido: una defensa que frena al rival, un balón recuperado, una jugada de velocidad, un cruce, una ruptura, un ensayo.
El sonido final de la gaita, cuando el Quesos ya había recibido el trofeo de campeón puso las notas en la suave tarde vallisoletana, de nuevo capital del rugby, de nuevo ganadora.
LOS DATOS DEL PARTIDO:
27 - VRAC Quesos Entrepinares: Montorfano, Barnes, Blanco, Molina, Bonan, Newton, Rolls, Abril, Sevillano, Waenga, Sergio Fernández, Gorosito, Gutiérrez Muller, Llanos.
También jugaron Pico, Blanco, Ribot y Francos.
10 - Ampo Ordizia: Abanzabalegi, Aierbe, Lolotonga, Del Río, Parker, Lerma, Tudela, Freeman, Suso, Kroll, Puyadena, Simpson, Goia, Elorza, Huxford.
También jugaron Iruarriz, Grende, Álvarez, Hearne, Hidiakez, Múgica y Luluaga.
Parciales: 0-3 (min.5), golpe de castigo transformado por Kroll. 5-3 (min.23), ensayo de Waenga. 12-3 (min.32), ensayo de Gutiérrez Muller que transforma Waenga. 12-10 (min.50), ensayo de Huxford que transforma Kroll. 17-10 (min.55), ensayo de Waenga. 22-10 (min.64), ensayo de Molina. 27-10 (min.88), ensayo de Gutiérrez Muller.
Árbitro: Steve Lee (Inglaterra).
Incidencias: Encuentro correspondiente a la final de la liga de División de Honor de rugby , disputado en los campos vallisoletanos de "Pepe Rojo" ante más de 6.000 espectadores. Antes del inicio del partido se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del candidato a la Presidencia de la Federación Española de Rugby , Kote Olaizola.
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