El duro adiós al fútbol de Deve
El lateral derecho vallisoletano del Promesas cuelga las botas a los 21 años tras sufrir en febrero de 2016 una grave rotura muscular
La historia futbolística de David de Vega Vicente ‘Deve’ (Valladolid, 1996) tiene final amargo. Es la historia de un chaval que llegó con nueve años a los Campos Anexos y que escaló por las categorías inferiores hasta debutar en el Real Valladolid B, de la mano de Rubén de la Barrera, y asomarse a la pretemporada del primer equipo en el verano de 2015, con Gaizka Garitano. Sin embargo, los días felices se quebraron abruptamente en una mañana fría que Deve no podrá olvidar nunca, un San Valentín maldito que desemboca ahora en su retirada como futbolista, a los 21 años recién cumplidos.
«Me lesioné el 14 de febrero de 2016. Era el minuto 16 del partido que jugaba con el Promesas frente al Lealtad en los Anexos. Fue en una carrera, en un ‘sprint’. Estaba llegando al balón y noté un trallazo en la pierna. Sentí mucho dolor. No me podía ni mover del sitio», recuerda.
Los médicos ladearon la cabeza cuando emitieron el diagnóstico: nunca habían visto nada igual.Deve presentaba una lesión muscular enorme en el recto anterior del cuádriceps derecho. «Se me reventó el músculo entero. Explosión del recto anterior, lo llamaron. Pasé por muchos tratamientos, con muchos dolores. Cicatrizó mal, muy duro y me tuvieron que operar a los seis meses, en octubre de 2016, porque la pierna no pasaba de los noventa grados. La operación no era para volver a jugar, sino para hacer vida normal», cuenta Deve.
El paso por el quirófano dejó buenas expectativas y Deve pensó que, a pesar de todo, podría volver a los terrenos de juego. «Parecía que las cosas iban bien, pero cada vez que quería dar el último pasito, el músculo cascaba. Se me rompía un poco y tenía que parar. Volvía. Se me rompía otro poquito. Y la última vez ya me dejó muy tocado. Eso sucedió el pasado 22 de marzo. Apartir de ahí empecé a asimilar que tendría que dejar el fútbol porque veía que la pierna no me iba. El otro día estaba sentado y sentí un dolor muy fuerte. Hasta me mareé. Me están tratando la pierna para que, al menos, pueda correr. Al cabo de los años, podría echar pachangas con los amigos, pero el miedo va a estar siempre ahí».
Apoyo
El apoyo de su entorno ha resultado fundamental para que Deve asumiera con entereza el adiós al deporte de alto nivel. Sus meses más oscuros coincidieron con la excelente campaña del Real Valladolid B, un equipo que ha brillado bajo la dirección de Rubén Albés. «Veía a mis compañeros jugar y ganar, el gran temporadón que han hecho, y me dolía no participar con ellos en los partidos. Parecía que llegaba, pero no llegaba nunca. Si no hubiera estado aquí en Valladolid, me habría vuelto a los tres meses. No lo habría aguantado. Al estar en casa con mi familia lo he podido llevar más o menos bien».
El pasado 7 de mayo, Deve recibió el homenaje de sus compañeros, que formaron un pasillo en Zorrilla junto con los futbolistas de la Cultural antes del último partido del Real Valladolid B como local. Los recuerdos se le agolparon mientras en el estadio resonaban aplausos con eco amargo.«Pensaba que decía adiós a una vida entera, a años de trabajo. Lo sentí también por mi familia. Ellos me han soportado en mis peores días y fue duro verlos emocionados».
Recuerdos
En una película, el ‘flashback’ de este momento habría incluido el salto de Deve del equipo del San Viator al Benjamín A del Real Valladolid en 2005. Sus inicios como extremo goleador con mucho desborde. La reubicación como lateral derecho de largo recorrido gracias a Chuchi Macón, el entrenador con el que más años ha pasado en los Campos Anexos. Su debut en Segunda División B ante el Celta B el 30 de noviembre de 2014. La ilusión desbordante de ejercitarse con el primer equipo en las siempre exigentes pretemporadas profesionales, «una experiencia buenísima». La complicidad forjada año tras año con Mario Robles, otro vallisoletano que llegó a la vez que Deve a las categorías inferiores del Real Valladolid y que sigue en el Promesas. Y la explosión muscular que puso fin a todo.
Pero Deve (que se quedó con el mote que una compañera de colegio le adjudicó un día tras apocopar con éxito su apellido) sabe que hay vida más allá del fútbol. Y, aunque admite que le resultará duro levantarse cada día y no acudir a los Anexos, ya tiene planes para el futuro inmediato. «Voy a hacer un curso de guarda forestal y también quiero disfrutar de las vacaciones. No he tenido un verano normal en todos estos años».
Aquel San Valentín envenenado de 2016 forma parte de su biografía y Deve piensa ahora en otras flechas menos lacerantes. «Me gustan mucho los dardos. Mis amigos y yo estamos a ver si hacemos un equipo el año que viene. Es otra manera de seguir compitiendo... y disfrutando».
http://realvalladolid.elnortedecastilla.es/noticias/201705/16/duro-adios-futbol-deve-20170515205458.html