Chatman iguala la serie con un triple desde su campo y sobre la bocina (1-1)
Un milagro del americano decantó la victoria del CBC Valladolid cuando el partido se iba a la prórroga tras ir perdiendo por diecisiete puntos. Sergio, con 24 puntos, y Boubacar Sidibe, con 10, mantuvieron al equipo en el debut de Alberto García en PlayOffs, pero finalmente fue Wade-Chatman quien confirmó el triunfo con un tiro imposible. Serie igualada (1-1) y viaje a Morón para jugar el viernes y el domingo con la necesidad de llevarse al menos uno de los dos encuentros y recuperar el factor cancha.
Los milagros existen. O no. Eso dependerá de la fe de cada uno en algo superior. Pero, indudablemente, la canasta de
Henri Wade-Chatman para empatar la serie ante
Aceitunas Fragata Morón (1-1), desde su propio campo y sobre la bocina estaría cerca de ser lo más parecido a un acto divino. El
Comercial Ulsa remontó 17 puntos ante el conjunto sevillano que tuvo pie y medio en la final de ascenso, para que finalmente el americano decidiese un partido de infarto y que no pudo terminar de la mejor manera. La serie marcha a Sevilla para disputar los dos próximos puntos.
Paco García tenía la lección bien aprendida de lo sucedido el pasado viernes, cuando las ardillas cayeron derrotadas en el encuentro inaugural de la serie ante CB Morón y no podía permitirse los mismos errores. Así, sus pupilos, los guerreros de Pisuerga, quienes siguen soñando a base de casta, coraje y entrega, firmaron un gran inicio y dominaron durante los compases iniciales con un
parcial de 8-2.
No se hizo esperar la reacción visitante y el vendaval, liderado por un
Tyler Gaffaney excelso que terminó con
25 puntos, barrió a los locales en este cuarto inaugural que finalizó
14-23. Es decir, después de superar el ecuador del periodo, un
parcial de 6-21 favorable a los de Rafa Rufián que martillearon el aro de las ardillas desde la larga distancia sin que nada pudieran hacer los vallisoletanos para evitarlo. El propio Gaffaney, Cizmic y Alejandro Marín no fallaban y, tras la dura serie ante
Fundación Lucentum Alicante, las fuerzas estaban justas como para llegar rápido a las ayudas cuando una y otra vez desbordaban a los de Paco García en el uno contra uno.
Un milagro recompensó el sacrificio de las ardillasTocaba arremangarse y hacer la del conejo, que decía el bueno de
Manel Comas, que en paz de descanse: “
Esperar con el mazo preparado hasta que aparezcan las orejas para golpearlo”. Dicho y hecho. Canasta a canasta, defensa a defensa, el conjunto carmesí no le perdió la cara al partido a pesar de registrar, en este segundo periodo, una máxima de
+17 para los de Rafa Rufián, que les dejaba contra las cuerdas. No solo respecto al choque de Pisuerga, sino a toda la serie, que pudo haberse marchado 2-0 a Sevilla y dos oportunidades de oro para haber sentenciado a las ardillas. Pero estaba escrito que no iba a ser así.
El destino tenía guardado un giro de guión propio de un partido de la NBA protagonizado por
Michael Jordan o cualquier estrella de la liga norteamericana, de donde procede, precisamente, el héroe de Valladolid que decidió el encuentro como solo los americanos saben:
de la manera más difícil y haciendo estallar al pabellón. Así, en el tramo final del encuentro, cuando restaban menos de tres minutos, ambos equipos se fueron sucediendo la alternancia con rentas mínimas y en Pisuerga se olía ese ambiente al que han acostumbrado los de Paco García durante los últimos meses:
el de las grandes citas que se deciden en instantes finales, cuando muere el crono. El propio técnico lo reconocía en rueda de prensa con un dato revelador:
11 de los últimos 12 partidos del CBC Valladolid se han decidido por rentas de cinco puntos o menos (el 80-59 vs. Granada de la J30, la excepción).
En busca de un paladín que diera la última estocada apareció la figura de
Henri Wade-Chatman, cuando la bola quemaba y los visitantes mandaban en el marcador por cuatro puntos de diferencia (
67-71). El de Pittsburgh fue el encargado de lanzar un triple que continuase con el sueño del
CBC Valladolid. Agua. El conejo seguía sin salir. No era el momento. Era demasiado fácil. Los sevillanos, amedrentados por la presión que ejercían unas
2.500 gargantas en el pabellón, no fueron capaces de anotar en los sucesivos ataques salvo dos tiros libres obra de
Alejandro Marín, un auténtico veterano del baloncesto nacional, curtido en mil batallas, pero en pocas, a buen seguro, como la de este domingo.
Entre
Sergio De la Fuente, MVP de la Jornada con 24 puntos, 7 rebotes y 8 faltas recibidas, y Boubacar Sidibe, las torres de este Comercial Ulsa, lograron empatar el encuentro (
73-73) y ceder a los visitantes la oportunidad de sentenciar a las ardillas con 12 segundos en el crono.
Alejandro Marín agarró la bola y corrió como alma que lleva el diablo a través de la cancha para, finalmente, cometer unos dobles más propios de cadetes que de un jugador senior ante la buena defensa local, deteniendo el reloj en unos excesivos 2 segundos.
Y el milagro se obró para desgracia de unos y alegría de un pabellón Pisuerga al borde del infarto y que veía como tenían opciones de vencer un duelo que al descanso estaba completamente perdido.
Henri Wade-Chatman fue el encargado de recibir la bola bendecida por Sergio de la Fuente y clavar con el tiempo cumpliéndose durante la trayectoria y
desde su propio tiro libre un triple antológico y que pasará a la historia de los anales del baloncesto vallisoletano. El balón naranja cruzó el cielo del pabellón, que guardaba un silencio sepulcral, expectante por ver donde caía la pelotita, hasta que se coló por el aro de los visitantes y la parroquia local estallaba, literalmente, en una fiesta de vítores y caras de incredulidad. El milagro se había logrado, merced a un trabajo titánico de una plantilla que no entiende lo que es rendirse y bajar los brazos.
A los espartanos de Paco García aún les queda mucha vida después de haberle atizado al conejo de Morón en los últimos segundos. Los próximos duelos, desde la Alameda sevillana el viernes y el domingo.
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