El CBC Valladolid se olvida de la ACB y piensa en clave LEB
El silencio por parte de la ACB, enrocado en que nadie ascienda, la falta de tiempo y las condiciones leoninas de ingreso en la ACB, dejan en una utopía el ascenso
A veces, el silencio es la peor mentira, decía Miguel de Unamuno. Un silencio en el que el baloncesto de élite vallisoletano es esclavo. Porque el tiempo apremia y ese silencio tanto de una parte (ACB) como de la otra (Club Baloncesto Ciudad de Valladolid) hacen imposible que, pese al reconocimiento de la FEB (no de la ACB) a su ascenso como campeón de la LEB-Oro, pueda pensar en jugar la próxima temporada en la deseada Liga Endesa. Las fechas van pasando y se van comiendo casi sin querer el deseo más bien utópico que realista, del club presidido por Mike Hansen de recuperar para la ciudad los galones perdidos de la ACB con la desaparición por suicidio del extinto CB Valladolid. Entre otras cosas porque la pérdida de la etiqueta de Sociedad Anónima Deportiva como fundador de la ACB que tenía el antiguo club obligan al nuevo, al CBC Valladolid, a entrar por dicho aro o lo que es lo mismo, desembolsar 1,9 millones de euros (100.000 de forma inmediata y el resto antes de junio de 2021).
Pero el silencio estrangula y enfría casi sin querer la pasión por el baloncesto en Valladolid. Un silencio que también atañe a la unión del fútbol y el baloncesto, del Real Valladolid con el CBC Valladolid, que entrará en el organigrama del club de fútbol. El convenio de unión, guardado bajo máximo secreto, está listo y en manos de los abogados de ambos clubes, que lo están revisando jurídicamente con el fin de hacerlo público en próximas fechas. Una unión que no está vinculada a que el CBC Valladolid esté en la máxima categoría del baloncesto español.
El CBC Valladolid, al contrario de lo que ha hecho su compañero de viaje en el ascenso, Gipuzkoa, sigue esperando a que la ACB reconozca su ascenso. De hecho no ha iniciado los costosos trámites burocráticos, administrativos y sobre todo económicos que requieren el ingreso en la ACB. Un ingreso que la ACB, muda, sigue sin querer reconocer y que dejará el desenlace de la guerra en manos del CSD.
El CBC comienza a hacerse a la idea de olvidarse del soñado ascenso. Un despertar lleno de realismo debido al empeño de enrocarse por parte de la ACB; a las condiciones leoninas de ingreso en la máxima categoría; la trampa que llevaría (siempre que claudique la ACB) a la próxima campaña con cuatro descensos; y la falta de tiempo material para cumplir con todos los requisitos. Y es que el 15 de julio está a la vuelta de la esquina, la fecha tope impuesta por la ACB para remitir toda la documentación en regla, incluida una auditoría externa, requisitos que por otra parte, según indicó la propia ACB (y a esto se agarra el club vallisoletano) no garantiza la inscripcón del equipo en la próxima edición de la Liga Endesa. La guerra sigue abierta. Empieza el baile.
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