Gracias, Ronaldo Nazario. Gracias.
Viniste como un mesías, como el gran salvador de un club recién ascendido pero acuciado por la deuda millonaria que se generó con el gran gestor. Prometiste un salto internacional del club. Prometiste un Estadio de categoría UEFA. Prometiste que en 5 años llegaríamos a Europa.
Prometiste. Mil promesas. Y tus grandes éxitos como presidente han sido quitar el foso, algo que desde la LFP te iban a exigir en máximo 3 años (inversión de 2 millones de euros) y poner unas butacas y una cubierta en los Anexos por un coste inferior al millón de euros. Nos lo vendiste como logros espectaculares.
Nos vendiste mil cosas. Pero no pusiste ni un puto duro. Se te caen los billetes de los bolsillos, pero decidiste no hacer una ampliación de capital. Decidiste tirar de lo que se generase de las teles, confiar en algún traspaso millonario (Salisu + Calero), y este año, decidiste mantener a un auténtico incapaz al frente del banquillo. A un señor cuya etapa se debió terminar el 20 de julio de 2020, con el último partido de Liga, porque su modelo de fútbol estaba totalmente caduco, porque se veía que la plantilla daba más de sí, y porque él, vago y cabezón como él solo, no iba a dar su brazo a torcer.
No se decidió prescindir de Sergio González Soriano, que podría haberse marchado en verano casi como un héroe. Comenzó la temporada, con una planificación deportiva calamitosa (porque el director deportivo, otro criminal, merece su capítulo aparte), y el señor Sinergias aguantó 8 partidos indecentes, riéndose de esta divina afición, para conseguir una pírrica victoria contra un mediocre Athletic club y una racha decentilla que le mantuvo un tiempo fuera del descenso. Primera bala salvada, para él, no para nosotros.
En enero, tras tirar la Copa del Rey de una de las formas más vergonzosas que se recuerdan por esta ciudad, el señor sinergias arrastró ese esperpento hasta un indecente 1-3 en casa contra el colista y un indigno 1-0 en Álava, contra un equipo calamitoso por aquél entonces. Y nos lo tuvimos que tragar, cuando en cualquier sitio normal ya le habrían cesado tres veces.
A ello han seguido partidos encajando gol en el 94, el 95 del portero visitante, una puta victoria en la segunda vuelta y mil empates, siendo el del Cádiz uno de los partidos más asquerosos recordados por aquí, así como el del Elche.
Es que, incluso, en la jornada 33 le pudiste cesar y jugártelo a una carta. Pues ni con esas.
El sinvergüenza que ha comprado este club ha decidido reírse de una afición que ha aguantado hostias de todos los colores en 19 años de Suárez Sureda. Ha decidido reírse y sin justificación mínima. No ha echado al puto inútil del banquillo porque no le ha salido de los cojones gastar dinero en su finiquito.
Pero este hijo de puta, este señor, mientras su equipo hace el RIDÍCULO en LaLiga, se chotea de la gente con sus portaditas y entrevistas en revistas brasileñas porque un chavalico con nuestra camiseta ha ganado un torneo al FIFA. Como que fuera un inversor de éxito y un gran dirigente.
Y este gran dirigente va a conseguir que el Real Valladolid esta temporada consiga los peores registros desde que las victorias valen 3 puntos. 5 victorias en toda la temporada.
Es indigno. Este señor, que ha engañado a toda la afición, que tiene comprada a toda la prensa para que nadie hable de él (mismo caso que el payaso del banquillo con sus whatsapp a colaboradores de la SER, el MARCA o el Chiringuito), ha conseguido que volvamos a Segunda División con un descenso criminal, impropio hasta de Carlos Suárez Sureda.
Gracias, Ronaldo. Para esto viniste.
Viniste como un mesías, como el gran salvador de un club recién ascendido pero acuciado por la deuda millonaria que se generó con el gran gestor. Prometiste un salto internacional del club. Prometiste un Estadio de categoría UEFA. Prometiste que en 5 años llegaríamos a Europa.
Prometiste. Mil promesas. Y tus grandes éxitos como presidente han sido quitar el foso, algo que desde la LFP te iban a exigir en máximo 3 años (inversión de 2 millones de euros) y poner unas butacas y una cubierta en los Anexos por un coste inferior al millón de euros. Nos lo vendiste como logros espectaculares.
Nos vendiste mil cosas. Pero no pusiste ni un puto duro. Se te caen los billetes de los bolsillos, pero decidiste no hacer una ampliación de capital. Decidiste tirar de lo que se generase de las teles, confiar en algún traspaso millonario (Salisu + Calero), y este año, decidiste mantener a un auténtico incapaz al frente del banquillo. A un señor cuya etapa se debió terminar el 20 de julio de 2020, con el último partido de Liga, porque su modelo de fútbol estaba totalmente caduco, porque se veía que la plantilla daba más de sí, y porque él, vago y cabezón como él solo, no iba a dar su brazo a torcer.
No se decidió prescindir de Sergio González Soriano, que podría haberse marchado en verano casi como un héroe. Comenzó la temporada, con una planificación deportiva calamitosa (porque el director deportivo, otro criminal, merece su capítulo aparte), y el señor Sinergias aguantó 8 partidos indecentes, riéndose de esta divina afición, para conseguir una pírrica victoria contra un mediocre Athletic club y una racha decentilla que le mantuvo un tiempo fuera del descenso. Primera bala salvada, para él, no para nosotros.
En enero, tras tirar la Copa del Rey de una de las formas más vergonzosas que se recuerdan por esta ciudad, el señor sinergias arrastró ese esperpento hasta un indecente 1-3 en casa contra el colista y un indigno 1-0 en Álava, contra un equipo calamitoso por aquél entonces. Y nos lo tuvimos que tragar, cuando en cualquier sitio normal ya le habrían cesado tres veces.
A ello han seguido partidos encajando gol en el 94, el 95 del portero visitante, una puta victoria en la segunda vuelta y mil empates, siendo el del Cádiz uno de los partidos más asquerosos recordados por aquí, así como el del Elche.
Es que, incluso, en la jornada 33 le pudiste cesar y jugártelo a una carta. Pues ni con esas.
El sinvergüenza que ha comprado este club ha decidido reírse de una afición que ha aguantado hostias de todos los colores en 19 años de Suárez Sureda. Ha decidido reírse y sin justificación mínima. No ha echado al puto inútil del banquillo porque no le ha salido de los cojones gastar dinero en su finiquito.
Pero este hijo de puta, este señor, mientras su equipo hace el RIDÍCULO en LaLiga, se chotea de la gente con sus portaditas y entrevistas en revistas brasileñas porque un chavalico con nuestra camiseta ha ganado un torneo al FIFA. Como que fuera un inversor de éxito y un gran dirigente.
Y este gran dirigente va a conseguir que el Real Valladolid esta temporada consiga los peores registros desde que las victorias valen 3 puntos. 5 victorias en toda la temporada.
Es indigno. Este señor, que ha engañado a toda la afición, que tiene comprada a toda la prensa para que nadie hable de él (mismo caso que el payaso del banquillo con sus whatsapp a colaboradores de la SER, el MARCA o el Chiringuito), ha conseguido que volvamos a Segunda División con un descenso criminal, impropio hasta de Carlos Suárez Sureda.
Gracias, Ronaldo. Para esto viniste.