Efectivamente, una absoluta vergüenza de todos los implicados menos el pobre Masip claro, pero como dice San Antolín, a mí lo que más me jode es la poca sangre de tipos que están en el campo y que deberían estar con las pulsaciones por las nubes, pero arrollan a un compañero de malas maneras y ahí no se mueve ni dios, es acojonante. Si eso pasa con nuestro portero cuando jugaba yo en el San Pío acabamos todos en calabozos. Si al menos esa frialdad de témpano de hielo la emplearan para marcar diferencias en su fútbol todavía, pero sólo es pasotismo y dejadez. Anda y que se vayan todos a ...el árbitro, el agresor, el club y los compañeros. Cada día más harto de todo este tinglado que nos tenemos que tragar.