Para comer por 4 euros hay que ser político
Sólo los médicos (por 3,20 euros en el Río Hortega) y los estudiantes, los sábados a 3,50 euros el menú, pueden almorzar más barato
23.11.08 -
VÍCTOR M. VELA
| VALLADOLID
¿Le aprieta el bolsillo a la hora de pagar el menú del día? Pues no lo dude. Hay solución y es muy sencilla: hágase político. Los procuradores, los trabajadores de las Cortes y los informadores tienen prebenda especial para comer más barato en la cafetería de las Cortes de Castilla y León, en la avenida de Salamanca. Allí, el menú está a 13 euros, pero existe un convenio especial para que determinados colectivos -aquellos que desempeñan su trabajo en las Cortes- desembolsen cuatro euros por un primero, un segundo plato y postre. Este jueves, por ejemplo, pudieron elegir entre ensalada de pasta, arroz negro y crema parmentier para empezar y después, bacalao al pil pil, ternera con pasas al aroma de curri o pollo asado. Yogur, tiramisú, mousse de fresa o fruta para rematar. Y eso, si no se elige el menú dietético (consomé, repollo, merlucita a la plancha). Total, cuatro euros, aunque también hay comedor privado con cocina a la carta (de 18 a 50 euros).
Fuentes de las Cortes explican que este procedimiento es similar al que se sigue en otros parlamentos (Congreso, Senado, Asamblea de Madrid), aunque habrá cambios a partir del mes de diciembre, ya que el nuevo concurso de contratación prevé la impresión de tiques nominativos para poder comer con descuento en esta cafetería. A expensas de las ofertas de las empresas, que podrían incrementar ese precio de menú a cuatro euros, la comida les sale a procuradores y funcionarios de las Cortes más barata de lo que le cuesta a los estudiantes o los curritos de los polígonos (en Boecillo, por ejemplo, vale 7,35 euros).
Descuentos
Eso sí, el de las Cortes no es el único espacio público con ventajas especiales para sus trabajadores. Lo mismo ocurre, por ejemplo, en el hospital Río Hortega. La cafetería del centro ofrece la posibilidad de comer por 5,95 euros, pero los empleados (médicos, enfermeros, celadores...) pueden hacerlo por tan sólo 3,20 euros. En el Clínico son 5,40 euros en la cafetería pública y 4,20 en la de personal. Estos son algunos de los menús más baratos que pueden encontrarse, hoy por hoy, en la capital. Hay más, por ejemplo, en los comedores universitarios, aunque los estudiantes tienen que pagar más que los procuradores con vale descuento. En el Alfonso VIII el menú cuesta 4,45 euros. Arroz, lentejas, judías verdes para elegir. Luego, lomo adobado, merluza a la romana o estofado. Siete postres distintos para elegir. Doscientos comensales diarios. En el campus Miguel Delibes, el restaurante El Apartamento tiene el menú del día a 4,95 euros (en autoservicio) y ofrece otro más elaborado por 8,95 euros. Para atraer clientes, este restaurante promociona las comidas del sábado. El 'menú apartacrisis' lo llaman. La comanda a 3,50 euros. Pero hay más ejemplos. Comer en Usos Múltiples cuesta 6,80 euros. En el edificio vecino de Hacienda y Economía son 8 euros y en Presidencia de la Junta, el menú del día (con dos primeros y dos segundos, a elegir) se sitúa en 7,50 euros.
Y a estos hay que sumar los bares y restaurantes de la ciudad (2.368, según el Anuario Económico y Social de La Caixa correspondiente a este año) que ofrecen pinchos, menús más o menos elaborados o platos del día para llenar el estómago fuera de casa. En muchos de ellos, además, admiten tiques que las empresas reparten junto con las nóminas para que sus empleados puedan comer a un precio asequible (incluso gratis) si no pueden acercarse hasta el hogar por culpa de los apretados horarios laborales.
Los más caros
En época de cinturón apretado, con la calculadora en la cabecera de la cama familiar, se hace más evidente la necesidad de buscar sitios buenos, bonitos y baratos si hay que comer en el exterior. No es complicado, aunque Valladolid es, de acuerdo con un estudio elaborado en 18 capitales por la Fundación Eroski, la ciudad con el menú del día más caro, una media de 11,4 euros. Eso sí, su calidad también está por encima de la media. El informe analizaba el menú del día de 318 restaurantes en varias ciudades. En Valladolid, el 44% ofrecían una calidad aceptable, en el 25% podría considerarse como buena y el 12% de los menús del día estudiados fueron etiquetados como excelentes.
Los menús que suspendieron el examen dietético (en Valladoild, el 19%, frente al 30% de la media nacional) lo hicieron porque «no ofrecían la posibilidad de elegir verdura o ensalada, legumbres y pescado, convenientes en un menú que se atenga a los principios de la dieta equilibrada y saludables». Hubo otras cuestiones que penalizaron, como incluir elementos muy calóricos como primer plato, no ofrecer guarniciones con el segundo y olvidarse de la fruta en los postres.
En el caso de Valladolid, el 6% de los restaurantes consultados no ofrecían ensalada (el 12% en la media nacional), el mismo porcentaje obviaba el pescado en su carta y la mitad de ellos (el 50%) se escaqueaba a la hora de ofrecer acompañamientos variados para el plato fuerte (o patatas o ensalada, pero con pocas posibilidades de elegir). Lo de la ausencia de fruta es una de las grandes carencias de los menús del día (no lo ofrecían en el 56% de los restaurantes analizados, frente al 35% de la media nacional; aquí Valladolid sale perdiendo).
Esta alergia por la fruta ha sido constatada también por varios estudios elaborados en el año 2006 por alumnos de Nutrición de la Universidad de Valladolid. Los estudiantes de esta titulación elaboraron trabajos de campo sobre los menús del día en los restaurantes de la capital y confirmaron, en todos los casos, que los bares y comedores abusaban de los fritos en sus ofertas de plato del día. Uno de los informes hacía relación, no sólo a la posibilidad de comer fuera de casa, sino también al típico picoteo. Los estudiantes efectuaron 214 encuestas en las cafeterías de diez facultades. La conclusión fue un altísimo consumo del pincho de tortilla y las patatas bravas y la casi absoluta imposibilidad de pedir una pieza de fruta.
De vuelta al menú del día, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino ha elaborado un informe sobre los hábitos alimenticios de los españoles y dibuja un perfil de la persona que no come en el hogar. Suele ser un hombre (el 54,6%), de 35 a 44 años y de clase media. La mayor parte come de menú del día, aunque el informe del ministerio ha constatado -de nuevo la crisis- un incremento del gasto registrado en los restaurantes de comida rápida. Cinco de cada cien euros por comer fuera de casa se dejan ya en este tipo de establecimientos, según datos de este mismo año. Eso sí, la mayor parte de las veces que comemos fuera no es por motivos de trabajo, sino por ocio puro y duro. Uno de cada cinco encuestados por el ministerio reconoce que sus visitas a la cantina o al restaurante se explican por placer o capricho. El 19,8% dicen se excusan en la compañía de los amigos y el 14,8% argumentan que no comen en casa porque el hogar les pilla demasiado lejos para volver y prepararse algo que llevarse a la boca.
Probablemente sea demagogia, pero... manda huevos.