Como todos sabemos, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se ha convertido en la protagonista mediática de los ataques terroristas sucedidos en la India esta semana.
Esta vez, empresarios, políticos, diplomáticos y personas que se hospedaban en hoteles de lujo, han vivido en primera persona una nueva respuesta a la realidad del planeta en el que unos seres humanos siguen mirando por encima del hombro a otros, esclavizando, desde la alienación que supone el concepto de propiedad y poder como barrera infranqueable entre personas, pueblos, regiones, territorios, realidades...
Y alienación también es que una señora con unos horrendos calcetines prestados, con el poder mediático que la aporta estar detrás del un micrófono nos cuente, en Madrid, lo horroroso que es pisar charcos de sangre.
Alienación s que NADIE, desde el ámbito político occidental, desde el ámbito del poder occidental, desde las cavernas manufacturadoras del pensamiento único imperante, haga un análisis real, encaminado a poner bases de paz duradera entre regiones o religiones.
Alienación es caer en las trampas del victimismo de quien 15 horas después de los atentados a miles de kilkómetros, se permite salir con unos horrendos calcetines prestados en la sede de una institución pública, a contar lo mal que lo ha pasado por las coyunturas de un planeta resfriado dividido en hombres buenos y malos.
La realidad es que los que se decidieron por cometer tal barbaridad en la India, como en su día en Kinshasa, Madrid, Nueva York o Londres, nunca se hospedarán en hoteles de lujo, y su patología asesina (tan patológica como la de otros asesinos ocultos en el poder) nunca pisarán los hoteles donde la opulencia y el poder duermen, comen, desayunan, cagan, se duchan y quizá hasta follen. Y ante la alienación humana, el pensamiento único y el orden mundial, a través de su patología asesina, esta es la única y lamentable forma que tienen de exponer al mundo único y bienpensante, que están ahí, y aunque algún día lleven horrendos calcetines, jamás serán tan mediáticos, burlescos y conocidos como los de Esperanza.
"Próxima estación: esperanza. Conexión con Avenida de la Paz"
Esta vez, empresarios, políticos, diplomáticos y personas que se hospedaban en hoteles de lujo, han vivido en primera persona una nueva respuesta a la realidad del planeta en el que unos seres humanos siguen mirando por encima del hombro a otros, esclavizando, desde la alienación que supone el concepto de propiedad y poder como barrera infranqueable entre personas, pueblos, regiones, territorios, realidades...
Y alienación también es que una señora con unos horrendos calcetines prestados, con el poder mediático que la aporta estar detrás del un micrófono nos cuente, en Madrid, lo horroroso que es pisar charcos de sangre.
Alienación s que NADIE, desde el ámbito político occidental, desde el ámbito del poder occidental, desde las cavernas manufacturadoras del pensamiento único imperante, haga un análisis real, encaminado a poner bases de paz duradera entre regiones o religiones.
Alienación es caer en las trampas del victimismo de quien 15 horas después de los atentados a miles de kilkómetros, se permite salir con unos horrendos calcetines prestados en la sede de una institución pública, a contar lo mal que lo ha pasado por las coyunturas de un planeta resfriado dividido en hombres buenos y malos.
La realidad es que los que se decidieron por cometer tal barbaridad en la India, como en su día en Kinshasa, Madrid, Nueva York o Londres, nunca se hospedarán en hoteles de lujo, y su patología asesina (tan patológica como la de otros asesinos ocultos en el poder) nunca pisarán los hoteles donde la opulencia y el poder duermen, comen, desayunan, cagan, se duchan y quizá hasta follen. Y ante la alienación humana, el pensamiento único y el orden mundial, a través de su patología asesina, esta es la única y lamentable forma que tienen de exponer al mundo único y bienpensante, que están ahí, y aunque algún día lleven horrendos calcetines, jamás serán tan mediáticos, burlescos y conocidos como los de Esperanza.
"Próxima estación: esperanza. Conexión con Avenida de la Paz"