Bueno, pues hoy le dan cera a Zorrilla en El Norte:
Ruinoso Zorrilla
El estadio ofrece una imagen lamentable tras 26 años de partidos y espectáculos y sin apenas reformas
ARTURO POSADA
Doce fotografías ilustran en estas páginas la roñosa imagen que ofrece el estadio José Zorrilla en la actualidad. Podrían haber sido el doble. O el triple. Los abonados del Real Valladolid lo comprueban en cada partido. El 'Nuevo' José Zorrilla se ha quedado obsoleto. Corrupción, suciedad, óxido. Los tonos verdes del moho se alternan con el color rojizo del herrín y un negro pútrido que evidencia el abandono del lugar donde un equipo de Primera División disputa sus partidos. «Obsoleto, incomodo e indigno para la categoría del club», reza Wikipedia, la enciclopedia popular en Internet.
El José Zorrilla tiene 26 años: poca edad para un ser humano, una pila de años para un estadio. Especialmente si no ha sido sometido a reformas y alberga un buen número de partidos de fútbol amén de unos cuantos recitales multitudinarios. El estadio se parchea pero el deterioro es evidente. Desde los accesos, inundados estos días por las pluviosidades de mayo, hasta el césped, convertido en un muestrario de colores. Los patos salvajes se citan junto al José Zorrilla en una laguna de nuevo cuño. La hierba muestra las muescas de los escenarios montados en los últimos tiempos. El césped se cambia con tepes 'ad hoc', pero el sistema de drenaje sigue igual que en 1982. La arena se filtra, llega a los tubos de hormigón, se compacta y rompe los conductos. «No lo hemos tocado desde que se construyó», admite Jesús Navarro, jefe de instalaciones del Real Valladolid.
Las únicas reformas que ha experimentado el estadio han pasado por la instalación de asientos y la remodelación de los palcos privados. El resto de la instalación patentiza el paso del tiempo. El estadio es propiedad del Ayuntamiento, pero está cedido al Real Valladolid, que se encarga del mantenimiento.
El club tiene que encargarse también de reparar los destrozos provocados por los conciertos. Los seguros de los organizadores corren con los gastos, pero el daño, a veces, se perpetúa. El primer Valladolid Latino reventó la bomba de las aguas residuales. En el último, algunos aseos parecían los salones del Titanic en los momentos más críticos: el agua (mezclada con excreciones) ondulaba por el suelo mientras los retretes no daban abasto. Los vestuarios sufrieron las consecuencias en forma de goteras e inundaciones.
«Cuando no tienes para comer no te pones a reformar la casa», suele comentar un empleado del Real Valladolid. En todo caso, las reformas se realizan con cuentagotas. «Hay que hacer muchas cosas. Vamos a pintar los vestuarios y los baños. Han transcurrido 26 años y no es un estadio moderno. Se renueva lo que se puede según el dinero disponible, aunque Carlos Suárez [el presidente del Real Valladolid] siempre está planteando qué cosas se pueden mejorar», explica Navarro.
Cada asistente al estadio tiene sus reclamaciones particulares. Algunos se quejan de goteras, otros de la suciedad que impregna sus asientos, los periodistas centran sus lamentos en las gusarapientas cabinas de prensa... con charcos perpetuos incluso en épocas de sequía. Los tornillos que sujetan la techumbre se pudren y por ahí cae el agua. «Lo estamos solucionando poco a poco», apunta Jesús Navarro.
Según el neologismo televisivo, el José Zorrilla es un estadio 'viejuno'. Pero no sólo el estadio. Los accesos al desvencijado coliseo dejan mucho que desear. Las raíces de los árboles levantan el pavimento, los caminos están cuarteados, las lluvias inundan automáticamente los aledaños. En la época que el japonés Shoji Jo militaba en el Real Valladolid, la televisión nipona destacó que los aficionados blanquivioleta accedían al estadio por un «camino de tierra». Actualmente, algunos turistas japoneses de paso en la ciudad todavía se acercan al Zorrilla para observar el exotismo.
El gran campo de batalla del estadio es el pasto. Hoy lunes comenzarán los trabajos para reparar 900 metros cuadrados de hierba, dañados por el último recital Latino. A pesar de lo que dijo públicamente el alcalde, el césped no se cambiará en su totalidad, algo que sólo se ha acometido una vez desde su inauguración.
«Ves otros estadios y sientes envidia», suspira Navarro.
http://www.nortecastilla.es/20080602/deportes/real-valladolid/ruinoso-zorrilla-20080602.html