Antes de nada, decirte Medellín que no he caído en localismo alguno. Reconozco a Vigo la importancia que tiene, pero ello no quita que a la hora de hablar de provincias, pida el reconocimiento de la mia. No creo que a ti te gustase mucho que al hablar de provincias castellanas, se hablase de Medina de Campo en lugar de Valladolid. O igual sí, no lo sé. Igual simplemente estoy exquisito yo, pero se da el caso de que a mi me gusta llamar a las cosas por su nombre.
Y digo que no creo haber caído en localismo alguno, porque si hablases conmigo sobre la política del lugar, verías que reconozco a Vigo la industria y el dinero y que Pontevedra es únicamente una ciudad dormitorio. Vigo puede crecer sin Pontevedra, pero Pontevedra no puede crecer sin Vigo; lo cual no evita los formalismos, que no localismos.
Es, como dices, junto a Coruña, la mayor urbe gallega, y lo seguirá siendo no sólo gracias a la Citroën, si no también gracias a que su puerto es el más importante de Galicia y quizá uno de los más importantes, cuanto menos, del Atlántico español.
La política de discriminación no se da sólo en materia lingüística, aunque así parezca deducirse de mi comentario. No, la discriminación va más allá, y en lugar de buscar la potenciación del uso del gallego en la educación, la sanidad y los demás ámbitos de la vida social, se busca una imposición que deja desprotegida a aquellos que no manejen con soltura la lengua vernácula.
Por suerte, Galicia no llega en este sentido ni a la mitad de lo que en Euskadi o Cataluña ocurre, pero condiciona igualmente la vida diaria desde el primer momento que en las guarderías públicas, por ejemplo, la educación se imparte cien por cien en gallego; o desde el primer momento en que en la educación primaria o secundaria se incluyen únicamente como materias libres de poder impartirse en gallego únicamente la religión o la educación física.
Claro que al gallego de a pie eso puede no importarle, en caso de que no tenga hijos en esas edades, donde va a parar, hombre.
Al gallego de a pie le importa tener un médico especialista para una determinada dolencia, y no la lengua en que se le diagnostique. Y sin embargo, se exige a cualquier médico para trabajar en Galicia el pasar un examen de expresión oral y escrita; algo que condiciona a la hora de que alguien del resto de España pretenda trabajar en Galicia.
Al gallego de a pie le importa tener, de precisar algo de la Administración, un funcionario que pueda solucionarle el problema que pueda tener, y no la lengua en que este se dirija. Y sin embargo, por ejemplo, se exige a cualquiera que quiera optar a la función pública un certificado idéntico al que anteriormente he citado; lo cual imposibilita el acceso a la función pública de, por ejemplo, inmigrantes retornados que no conocen la nueva normativa lingüística.
Al gallego de a pie le importa, de tener hijos, que estos saquen buenas notas en las materias que estos puedan tener, y no el que el aprobado lo consigan hablando en francés, alemán, chino, castellano o gallego. Y sin embargo, algunos padres ven como sus hijos, alumnos brillantes en física y química, suspenden por no saber que "xofre" en gallego se dice "xofre".
Claro que hay cosas que quizá sean más relevantes que esto, donde va a parar. Es obvio que las infraestructuras en Galicia necesitan seguir mejorando, o que el sistema de dotación de becas quizá precise mayores partidas. Ahora bien, dime, ¿cuantos días lleva Feijóo en la presidencia? ¡Si ni tan siquiera ha tomado posesión!
Algo tendrá pensado con respecto a ello, digo yo. Dale tiempo, hombre. Personalmente, no conozco el total de su programa, por lo que en estos temas no puedo pronunciarme. Ahora bien, he leído su programa electoral y aún siendo, como todos, un brindis al sol, parece ser al menos consistente. Y de no acabar siéndolo, pues mira, error que hemos cometido los que le hemos votado.
Sin embargo, te hago ahora una pregunta. No sé si frecuentas Galicia, pero de hacerlo, ¿has visto alguna mejora que pueda no depender del Gobierno central?
Nos ha jodío mayo con las flores, también yo puedo mejorar las comunicaciones si soy del mismo partido que el que gobierna en Madrid, o también yo puedo aprobar un proyecto para el AVE por el mismo motivo. Como no van a aumentar los parques eólicos, si el Estado promueve su creación; o como voy a cobrar yo en ciertas carreteras, si es Fomento quién elimina el peaje en ellas.
El proyecto de PSOE y BNG estos cuatro años ha sido despilfarrar y discriminar, simple y llanamente. El PSOE ha vivido de las rentas llegadas desde Madrid y el BNG, gozoso de las delegaciones que Touriño hacía, ha intentado poner diques a todo lo que sonase u oliese a español.
También puede fallar tras estos cuatro años Feijóo. Personalmente, tengo muchas esperanzas puestas en él, y no únicamente por tener una ideología similar. Ahora, que no me dolerá en prendas reconocerle los errores que pueda cometer, pero al contrario que tú, yo sí le doy un margen de maniobra antes de lanzarme a su yugular.
Y por último, con respecto al tema de los coches, decirte que tenemos un concepto distinto de la esencia de esos gastos. Pese a que el brindis al sol hecho por Feijóo, con eso de vender un coche y comprar otro, supone un gasto público más, este gasto público no será, ni por asomo, equivalente al hecho por su predecesor. Esa es la gran diferencia. Ambos son gastos, pero la esencia del primero es el derroche, a mi parcial juicio, y del segundo la austeridad, y lo es del primero el derroche porque el Audi A8 ha sido el cuarto coche oficial adquirido para su uso y porque no ha sido en coches en lo único en que se ha gastado un pastizal.