Este subnormal, que de vez en cuando colabora en la sexta, fue el que metió cizaña en su tabloide, hace un par de años, con una foto de la selección española de baloncesto, cuando estaba en pekín. Salieron posando para un anuncio estirándose los ojos, y este soplapollas empezó a venderlo como una muestra de racismo, igual que en la fórmula 1 con hamilton. Posteriormente la embajada de china en españa dijo que en absoluto se sentían ofendidos.
Estamos ante una realidad fastidiada: la inmensa mayoría de los periodistas (y que me perdonen los cuatro que se salvan), son malas personas. Porque hay trabajos, entre otros el periodismo y la política, en los que, o eres un reverendísimo hijo de puta, o no te comes un colín.