stan escribió: Hoy tienen las excusas cojonudas. El supuesto penalti no pitado a Javi Guerra en la primera parte, el estado del terreno de juego que quizás hayan exagerado desde la radio... el caso es que cada vez el descenso está más cerca, y en el primer partido del año nuevo contra un imprevisible rival directo como el Tenerife.
Estuve en El Arcángel y te puedo asegurar que todo lo que hayan podido decir sobre el estado del campo es poco: ya antes de empezar el campo estaba encharcado (se tiró todo el sábado lloviendo a mares), pero tras un impreisonante aguacero en el descanso, el campo era una auténtica piscina en el que no sólo el balón no rodaba, sino que el cesped, sobre todo por la parcela central, ni siquiera se veía de la enorme balsa de agua que se formó. Solo los 20 metros cuadrados más próximos a los cuatro corners podía decirse que estaban medio practicables (y de ahí llegó el gol cordobés)
Acojonante, yo jamás vi nada igual, los jugadores para golpear el balón tenían primero que elevársela a la manera de futbol playa y en cuanto tocaba piso, se quedaba clavado como una bola de petanca en arena. El partido debió haberse aplazado sin ninguna duda.
Ahora bien, contando con que todos los condicionantes eran iguales para ambos equipos, ese partido debió ganarse sí o sí. El Córdoba, mientras el campo no era un estanque, ha sido el rival más pobre de cuantos he visto jugar contra el Pucela. No tienen nada de nada y ya en el primer tiempo, mientras se podía medio jugar, fue un monólogo de un Pucela que debió sentenciar. En el segundo tiempo, tras el diluvio universal y el campo convertido literalmente en una balsa, el Pucela siguió controlando la situación en todo momento, jugándose el 80 por ciento del tiempo en terreno de juego cordobesista (ataque nuestro). Y eso no fue por mayor calidad, sino porque los nuestros le pusieron una garra impresionante que no les puede ser negada.
Eso si, al Córdoba le bastó y le sobró acercarse una vez a nuestra area a base de dos pelotazos medio coordinados para, tras un interminable ataque en el que concedimos varias faltas bobas y saques de banda cercanos a nuestra portería, encontrarse con un gol no exento de fortuna que nos sentenció. A partir de ahí, nada que hacer: el rival, con una veteranía que nosotros ni en los mejores sueños pondremos en práctica, supo enfríar el partido a base de artimañas y pérdidas de tiempo y no nos dió una sola opción.
En resumen:
Positivo: que fuimos mucho mejores que ellos tanto cuando se pudo jugar a algo parecido a fútbol, como cuando la cosa se convirtió en waterpolo (dudo si por mejoría nuestra o porque el rival era una auténtica banda)
Negativo: que a un adversario limitadísimo le sobró con una simple dentellada para noquearnos.
Muy dura la situación. Hay que aprovechar este parón para trabajar, recuperarse, y tratar de encadenar un par de resultados positivos (me da igual que sea jugando mal). Tras ver el partido de ayer, empiezo a dar crédito a una cosa que hasta ahora me parecía una vulgar excusa de rapsodas entrenadores: la ansiedad. De no ser así, os juro que me veo entrando en una dinámica que sólo puede terminar en Segunda B, algo que parece que "sólo le va a pasar a los demás", pero que pregunten por Cádiz, Vitoria, Badajoz, Oviedo, Logroño y tantas ciudades más si es o no posible.
Eso si, el rival que nos viene me parece el menos propicio para encauzar esto, dado que está en una situación aún más drámatica que nosotros, tiene mucha pólvora arriba (y nosotros sin defensa), y, sobre todo, porque somos el eterno bálsamo aspirina especialistas en estrellarnos contra rivales comatosos resucitándolos para la causa.
Saludos y ánimos!