La prohibición de gaitas deprime a los escoceses
La prohibición impuesta a las gaitas en la Copa Mundial de rugby de Nueva Zelanda atenta contra la inspiración de la selección escocesa.
El sonido único de la gaita escocesa es frecuentemente escuchado antes de los partidos en el estadio Murrayfield, en Edimburgo, pero no estuvo presente en Nueva Zelanda debido a la decisión de los organizadores del torneo de prohibir instrumentos musicales en todas las sedes.
Escocia ganó sus dos primeros encuentros del Grupo B en la ciudad de Invercargill, que tuvo una gran afluencia de inmigrantes escoceses a fines del siglo XIX, pero sus jugadores confesaron que extrañaban el tradicional sonido de las gaitas.
"Cuando uno llega al estadio y está precalentando, puede escuchar el sonido de las gaitas", dijo a periodistas el martes el entrenador de pateadores de Escocia, Duncan Hodge, con miras al duelo clave del domingo ante los Pumas argentinos en Wellington.
"Los muchachos preferirían tener gaitas, véanlo de esa manera. Imagino que los argentinos van a tener su apoyo, así que sería bonito poder contrarrestarlo con algunas gaitas", agregó.
El periódico escocés Daily Record citó el martes al Gobierno diciendo que había escrito a la organización pidiendo que se levantara la prohibición a tiempo para el último partido del grupo ante Inglaterra, el 1 de octubre.
Aficionados escoceses también comenzaron una campaña en la red social Facebook para anular la prohibición, con la firma de más de 600 miembros.
Sin embargo, no son sólo los escoceses quienes tienen problemas con la lista de elementos prohibidos.
La policía neozelandesa dijo el martes a Reuters que un hincha francés había violado la regla de llevar animales a estadios mundialistas.
Soltar un gallo dentro de las sedes antes de los partidos es algo común en Francia, pero la policía neozelandesa incautó un animal a un aficionado galo cuando intentó entrarlo al estadio McLean Park, en Napier, antes de la victoria contra Canadá.
Además de animales e instrumentos musicales, organizadores también prohibieron la entrada de banderas con palos de más de 800 milímetros de largo, claxons de coches y vuvuzelas, las ruidosas trompetas que sonaron incesantemente en el Mundial de fútbol del año pasado.
http://www.rugbyweb.es/
La prohibición impuesta a las gaitas en la Copa Mundial de rugby de Nueva Zelanda atenta contra la inspiración de la selección escocesa.
El sonido único de la gaita escocesa es frecuentemente escuchado antes de los partidos en el estadio Murrayfield, en Edimburgo, pero no estuvo presente en Nueva Zelanda debido a la decisión de los organizadores del torneo de prohibir instrumentos musicales en todas las sedes.
Escocia ganó sus dos primeros encuentros del Grupo B en la ciudad de Invercargill, que tuvo una gran afluencia de inmigrantes escoceses a fines del siglo XIX, pero sus jugadores confesaron que extrañaban el tradicional sonido de las gaitas.
"Cuando uno llega al estadio y está precalentando, puede escuchar el sonido de las gaitas", dijo a periodistas el martes el entrenador de pateadores de Escocia, Duncan Hodge, con miras al duelo clave del domingo ante los Pumas argentinos en Wellington.
"Los muchachos preferirían tener gaitas, véanlo de esa manera. Imagino que los argentinos van a tener su apoyo, así que sería bonito poder contrarrestarlo con algunas gaitas", agregó.
El periódico escocés Daily Record citó el martes al Gobierno diciendo que había escrito a la organización pidiendo que se levantara la prohibición a tiempo para el último partido del grupo ante Inglaterra, el 1 de octubre.
Aficionados escoceses también comenzaron una campaña en la red social Facebook para anular la prohibición, con la firma de más de 600 miembros.
Sin embargo, no son sólo los escoceses quienes tienen problemas con la lista de elementos prohibidos.
La policía neozelandesa dijo el martes a Reuters que un hincha francés había violado la regla de llevar animales a estadios mundialistas.
Soltar un gallo dentro de las sedes antes de los partidos es algo común en Francia, pero la policía neozelandesa incautó un animal a un aficionado galo cuando intentó entrarlo al estadio McLean Park, en Napier, antes de la victoria contra Canadá.
Además de animales e instrumentos musicales, organizadores también prohibieron la entrada de banderas con palos de más de 800 milímetros de largo, claxons de coches y vuvuzelas, las ruidosas trompetas que sonaron incesantemente en el Mundial de fútbol del año pasado.
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