ELOY DE LA PISA | .-
Es normal. Totalmente comprensible. El nerviosismo de la afición, digo. El nerviosismo ante la ausencia de noticias sobre incorporaciones, matizo. Que tres días antes de comenzar los entrenamientos no se sepa aún qué jugadores van a reforzar la primera plantilla blanquivioleta causa desasosiego. Natural que exista cierta perplejidad.
Hombre, no digo que no haya que preocuparse, que no hay porqué, pero siempre viste mucho en estos días estar algo angustiado por el futuro del equipo de nuestras entretelas. No, la cuestión es diferente. Y lógica.
Vean.
Si el Valladolid ficha a Rukavina, que lo hará, y lo presenta antes de que empiecen los entrenamientos, tendría que: comprar un billete de avión de ida y vuelta para el jugador, su representante y un acompañante, hospedarles en la ciudad durante un par de días o tres, trasladarles desde Madrid a Valladolid y viceversa... Y para el día que empiezan los entrenamientos: pagarle el billete si viene de fuera de España y hospedarle hasta que encuentre casa. Y así con cada uno de los posible fichajes. Un gasto poco asumible por un club sometido a la Ley Concursal. Para que se hagan una idea, el Valladolid destinaba otros años en torno a los 60.000 euros para cubrir los gastos de las presentaciones. Además, al igual que el año pasado, Djukic oficiará de maestro de ceremonias, así que mientras el técnico no esté en Valladolid, se le espera hoy, es difícil que el club haga público los fichajes.
Ítem más, el técnico ha dicho al club que hay varios jugadores con los que no cuenta, y que desea una plantilla corta. Y el club está decidido a satisfacer sus deseos y dar salida a esos jugadores. Y mientras no salgan los señalados, es complicado que aparezcan los fichados. Este año faltan algunos de los que la temporada pasada tejieron las costuras de la unidad con puntada firme, y el recuerdo del nefasto vestuario del último descenso está aún muy fresco en la memoria del club. Por eso se demoran los fichajes. Y por eso el club juega con el manejo del tiempo. Presentar el equipamiento ha sido el pistoletazo de salida, pero las incorporaciones seguirán llegando con goteo, pero que nadie se intranquilice.
Estoy de acuerdo con este artículo de Eloy de la Pisa, pero en el mundo del fútbol que nos movemos y viendo lo que están haciendo los demás a nadie se le escapa que a día de hoy somos el máximo favorito para el descenso y eso a la gente le afecta, o parece afectarle, porque los datos de socios no lo reflejan.
Es normal. Totalmente comprensible. El nerviosismo de la afición, digo. El nerviosismo ante la ausencia de noticias sobre incorporaciones, matizo. Que tres días antes de comenzar los entrenamientos no se sepa aún qué jugadores van a reforzar la primera plantilla blanquivioleta causa desasosiego. Natural que exista cierta perplejidad.
Hombre, no digo que no haya que preocuparse, que no hay porqué, pero siempre viste mucho en estos días estar algo angustiado por el futuro del equipo de nuestras entretelas. No, la cuestión es diferente. Y lógica.
Vean.
Si el Valladolid ficha a Rukavina, que lo hará, y lo presenta antes de que empiecen los entrenamientos, tendría que: comprar un billete de avión de ida y vuelta para el jugador, su representante y un acompañante, hospedarles en la ciudad durante un par de días o tres, trasladarles desde Madrid a Valladolid y viceversa... Y para el día que empiezan los entrenamientos: pagarle el billete si viene de fuera de España y hospedarle hasta que encuentre casa. Y así con cada uno de los posible fichajes. Un gasto poco asumible por un club sometido a la Ley Concursal. Para que se hagan una idea, el Valladolid destinaba otros años en torno a los 60.000 euros para cubrir los gastos de las presentaciones. Además, al igual que el año pasado, Djukic oficiará de maestro de ceremonias, así que mientras el técnico no esté en Valladolid, se le espera hoy, es difícil que el club haga público los fichajes.
Ítem más, el técnico ha dicho al club que hay varios jugadores con los que no cuenta, y que desea una plantilla corta. Y el club está decidido a satisfacer sus deseos y dar salida a esos jugadores. Y mientras no salgan los señalados, es complicado que aparezcan los fichados. Este año faltan algunos de los que la temporada pasada tejieron las costuras de la unidad con puntada firme, y el recuerdo del nefasto vestuario del último descenso está aún muy fresco en la memoria del club. Por eso se demoran los fichajes. Y por eso el club juega con el manejo del tiempo. Presentar el equipamiento ha sido el pistoletazo de salida, pero las incorporaciones seguirán llegando con goteo, pero que nadie se intranquilice.
Estoy de acuerdo con este artículo de Eloy de la Pisa, pero en el mundo del fútbol que nos movemos y viendo lo que están haciendo los demás a nadie se le escapa que a día de hoy somos el máximo favorito para el descenso y eso a la gente le afecta, o parece afectarle, porque los datos de socios no lo reflejan.