'Con sabor a cerveza negra'
El 'león' que regresó del infierno
Tom Croft es atendido tras partirse el cuello en el Harlequins-Leicester / DailyMail
Por Bruno López 05/06/13
· Los leones y los hombres
Un golpe seco. Abres los ojos. El cielo azul se extiende ante ti. Sientes la hierba mojada en tu nuca, y tu respiración, muy acelerada. Varias cabezas te miran fijamente. Dos manos te aprietan fuerte a cada lado de la cara. Inspiras y expiras profundamente y, poco a poco, todo vuelve.
Es ahí cuando empiezas a darte cuenta. Estás tendido en el césped. A tu alrededor, médicos de Leicester y Harlequins clavan sus miradas de preocupación sobre ti, y no paran de decir: "Tranquilo Tom, todo está bien Tom". Sin embargo, con cada frase, tu preocupación va en aumento. Y más aún cuando notas que los 15.000 espectadores de The Stoop no emiten ni un ruido. Y es entonces cuando te golpea.
Te golpea esa horrible sensación, de angustia incontrolable. Ese puñetazo en el estómago, náuseas instantáneas cuando intentas mover tus piernas y éstas no responden. Cuando todo lo que recibes de tu cuello para abajo es un extraño zumbido, como esa televisión que no sintoniza canal. Interferencias. Intentas agarrar la hierba pero no hay respuesta. Es ahí, en ese momento, cuando comprendes la expresión 'el mundo se me cae encima'. ¿Y ahora, qué?
Aaron Mauger
"Tom Croft es el delantero más rápido que he visto en mi vida"
Dicen que en esos momentos tu carrera pasa por delante de tus ojos como un 'flash', en décimas de segundo. Pero no es verdad. Todo lo contrario. Esos minutos que estás tendido sobre el terreno de juego parecen horas, días... Cada segundo de angustia en que tu cabeza hace cábalas y los monstruos de un futuro incierto se pasean por tu mente. Tu estado de ánimo cambia cien veces. Un segundo piensas que todo se arreglará, que esto sólo es un susto. Al segundo siguiente piensas que ya está, que has dado tu último paso. Y tras lo que parecen horas, llega la ambulancia, y esas manos que te apretaban han dejado paso a un collarín aparatoso. Y es entonces cuando te golpea.
Cuando llegas al hospital y te dicen que te has roto el cuello. Cuando salen las pruebas y te dicen que te has partido una vértebra en tres trozos. Y cuando ves que han llamado a Peter Hamlyn, un prestigioso especialista que atiende los casos más complicados, y que operó a Matt Hampson. Entonces, cuando ya has recibido todas las malas noticias, es ahí, y no antes cuando tu vida pasa como un 'flash' por delante de tus ojos…
…recuerdas que tu carrera avanzaba con las mismas zancadas enormes que te caracterizaban. Sin freno. "Tom Croft es el delantero más rápido que he visto en mi vida" decía Aaron Mauger. "Es el todo" decía de ti Dean Richards. Recuerdas llegar a Leicester, encontrarte un club que habías estado buscando toda tu vida, un club que te había estado buscando a tí toda la vida. Años de victorias, de títulos, también de alguna que otra decepción. Hacerte un hueco en la rosa.
Dean Richards
"Es el todo"
Años de risas en piso compartido con los hermanos Youngs primero, y luego siki con el pequeño Ben, para el que siempre tenías que cocinar. Esas partidas a la 'play' en las que el perdedor tenía que disculparse públicamente en las redes sociales, para regocijo de todos los aficionados. Compartir lo que más te gustaba con la gente que más apreciabas. Todo con esa banda sonora que siempre protagonizó tu vida: esas carreras imparables con el óvalo en la mano.
Y aquel día en que te convertiste en British and Irish Lion casi por casualidad, cuando tu nombre no estaba en la lista de los elegidos que viajaban a Sudáfrica. Pensaste que aquella era la recompensa a todo el trabajo duro. Te prometiste aprovechar aquella gira porque nunca sabrías si llegaría la siguiente. Te fuiste como jugador de rugby y volviste como un león. ¿Y ahora qué?
Cuando te das cuenta ya han pasado horas, días y ya te han operado. Te han abierto la espalda, te han reconstruido vértebras y tu columna ahora tiene parte de tu cadera y placas de metal. Te dicen que has estado a milímetros de quedar parapléjico para siempre y más aún, a milímetros de morir. Eso te dicen. Pero eso a tí ya no te importa. El león que ruge en tu interior sólo tiene una pregunta. Y es que vivir tan cerca de Matt Hampson te ha enseñado a no pasar ni un segundo lamentándote. Y decidido, formulas esa pregunta: ¿Cuándo podré volver a jugar?
CAMINANDO POR EL INFIERNO
Tom Croft se hizo aquella pregunta en mayo de 2012. Aquel día los médicos negaron rotundamente con la cabeza. Era hora de pasar página, de encontrar otras cosas en la vida. La lesión de Tom había ensombrecido uno de los partidos más atractivos de aquella temporada. Leicester había vencido a los Harlequins en uno de los últimos partidos de la liga regular. Curiosamente, se volverían a ver las caras en la final, siendo los arlequinados los que levantarían el trofeo. Para Croft, acababa de comenzar un largo y tortuoso camino por lo más oscuro de nuestro deporte. Son momentos a los que te tienes que enfrentar tú sólo.
Días, semanas, meses. Para preguntarte ¿Por qué yo? Sin embargo, para Tom eran días, semanas y meses en los que preguntarse ¿Por qué no? Y el sueño que alimentaba a un león con el cuello roto era simple: volver a jugar un partido de rugby.
Los hitos se suceden a fuerza de chillidos de dolor, noches en vela y partidos de tu equipo vistos con muletas de melancolía desde la grada
'Omnia causa fiunt'. Croft recuerda que ese es el refrán favorito de Matt Hampson. "Todo pasa por una razón". Lo que fue una amenaza, para su propia vida, se convierte en una oportunidad. Para recapacitar. Para darse cuenta, como sólo al que se lo han arrebatado todo de un plumazo puede darse cuenta, de lo que realmente es importante en la vida. De lo que realmente quieres volver a hacer. De lo que realmente amas. Y una palabra siempre está grabada a fuego en tu mente: Rugby.
Los hitos se suceden a fuerza de chillidos de dolor, noches en vela y partidos de tu equipo vistos con muletas de melancolía desde la grada. De gente que va y viene. La sala de rehabilitación ya se ha quedado vacía. Ya no está la figura barbuda de Parling para compartir sufrimiento. Y así, el gigante de dos metros se pone en pie primero y camina después. La C6 aún duele, recordándole todos los días lo cerca que ha estado de quedar atado a ese sitio al que nunca más quiere volver. A esa cama de hospital. A esas manos a cada lado de la cara. Ocho meses después, es la hora de cumplir un sueño: Volver a jugar a rugby.
Son solo unos minutos. Pero para Tom aquellos minutos fueron como los primeros minutos, los únicos minutos. Era la culminación a una semana de sensaciones irrepetibles: Volver al vestuario, a los entrenamientos, a la rutina pre-partido, a ponerse la camiseta…sensaciones que sólo una persona que pensó que jamás volvería a sentirlas puede apreciar en su pleno significado. ¿Y ahora qué?
TOM VOLVERÁ A RUGIR
Es ahora cuando, una vez más, el rugby te sorprende. Y ese caprichoso destino recompensa tu sufrimiento. Tom ha vuelto más rápido y ligero que nunca. Pronto recupera la titularidad con Leicester. Un día, el teléfono suena, y es la voz de Stuart Lancaster la que escucha al otro lado del aparato, anunciando que volverá a vestir la rosa. "Su llamada es la recompensa a una fuerza mental incomparable" dijo Lancaster en marzo de este mismo año.
Luego llega el tramo final de liga y en las semifinales, un partido muy especial: Leicester contra Harlequins. Antes de salir a jugar Tom se miró en el espejo, y se tocó la cicatriz que le recordará, todos los días de su vida, que el destino le ha dado una segunda oportunidad para disfrutar al máximo de cada uno de los partidos que le queden en su carrera. 60 minutos después, una carrera atronadora, un cuchillo de 109 kilos que parte a la mitad la defensa de los londinenses. El mundo del rugby contempla el último episodio de una recuperación milagrosa.
Esta historia termina con otra llamada. La de Warren Gatland, anunciándole a Tom Croft que volverá a vestirse de león. "Me quedé alucinado cuando me dijeron que jugaba el Torneo VI Naciones, pero cuando me dijeron que volvía a los Lions, me quedé sin palabras. Cuando mi cuello estaba hecho trizas y ante mí se extendía el largo camino a la recuperación, la luz al final del túnel era poder volver a jugar este verano. Ir con los Lions a Australia es más de lo que jamás me hubiera imaginado después de la lesión. Ahora mi cuello, lleno de placas y hierros es la parte más fuerte de mi cuerpo".
'Omnia causa fiunt'. Todo pasa por una razón. A Tom Croft, ese paso por el infierno le recordó que el verdadero león sale cuando todo está en tu contra, cuando nadie cree en ti, que ruge siempre en las noches más oscuras, un oasis en el desierto de la desesperación. Y este verano en Australia, todo el mundo podrá ver a Tom Croft, el león que regresó del infierno.
http://www.marca.com/2013/06/05/mas_deportes/rugby/1370435614.html
El 'león' que regresó del infierno
- Antes de salir a jugar Tom se miró en el espejo, y se tocó la cicatriz que le recordará, todos los días de su vida, que el destino le ha dado una segunda oportunidad para disfrutar al máximo de cada uno de los partidos que le queden en su carrera.
Tom Croft es atendido tras partirse el cuello en el Harlequins-Leicester / DailyMail
Por Bruno López 05/06/13
· Los leones y los hombres
Un golpe seco. Abres los ojos. El cielo azul se extiende ante ti. Sientes la hierba mojada en tu nuca, y tu respiración, muy acelerada. Varias cabezas te miran fijamente. Dos manos te aprietan fuerte a cada lado de la cara. Inspiras y expiras profundamente y, poco a poco, todo vuelve.
Es ahí cuando empiezas a darte cuenta. Estás tendido en el césped. A tu alrededor, médicos de Leicester y Harlequins clavan sus miradas de preocupación sobre ti, y no paran de decir: "Tranquilo Tom, todo está bien Tom". Sin embargo, con cada frase, tu preocupación va en aumento. Y más aún cuando notas que los 15.000 espectadores de The Stoop no emiten ni un ruido. Y es entonces cuando te golpea.
Te golpea esa horrible sensación, de angustia incontrolable. Ese puñetazo en el estómago, náuseas instantáneas cuando intentas mover tus piernas y éstas no responden. Cuando todo lo que recibes de tu cuello para abajo es un extraño zumbido, como esa televisión que no sintoniza canal. Interferencias. Intentas agarrar la hierba pero no hay respuesta. Es ahí, en ese momento, cuando comprendes la expresión 'el mundo se me cae encima'. ¿Y ahora, qué?
Aaron Mauger
"Tom Croft es el delantero más rápido que he visto en mi vida"
Dicen que en esos momentos tu carrera pasa por delante de tus ojos como un 'flash', en décimas de segundo. Pero no es verdad. Todo lo contrario. Esos minutos que estás tendido sobre el terreno de juego parecen horas, días... Cada segundo de angustia en que tu cabeza hace cábalas y los monstruos de un futuro incierto se pasean por tu mente. Tu estado de ánimo cambia cien veces. Un segundo piensas que todo se arreglará, que esto sólo es un susto. Al segundo siguiente piensas que ya está, que has dado tu último paso. Y tras lo que parecen horas, llega la ambulancia, y esas manos que te apretaban han dejado paso a un collarín aparatoso. Y es entonces cuando te golpea.
Cuando llegas al hospital y te dicen que te has roto el cuello. Cuando salen las pruebas y te dicen que te has partido una vértebra en tres trozos. Y cuando ves que han llamado a Peter Hamlyn, un prestigioso especialista que atiende los casos más complicados, y que operó a Matt Hampson. Entonces, cuando ya has recibido todas las malas noticias, es ahí, y no antes cuando tu vida pasa como un 'flash' por delante de tus ojos…
…recuerdas que tu carrera avanzaba con las mismas zancadas enormes que te caracterizaban. Sin freno. "Tom Croft es el delantero más rápido que he visto en mi vida" decía Aaron Mauger. "Es el todo" decía de ti Dean Richards. Recuerdas llegar a Leicester, encontrarte un club que habías estado buscando toda tu vida, un club que te había estado buscando a tí toda la vida. Años de victorias, de títulos, también de alguna que otra decepción. Hacerte un hueco en la rosa.
Dean Richards
"Es el todo"
Años de risas en piso compartido con los hermanos Youngs primero, y luego siki con el pequeño Ben, para el que siempre tenías que cocinar. Esas partidas a la 'play' en las que el perdedor tenía que disculparse públicamente en las redes sociales, para regocijo de todos los aficionados. Compartir lo que más te gustaba con la gente que más apreciabas. Todo con esa banda sonora que siempre protagonizó tu vida: esas carreras imparables con el óvalo en la mano.
Y aquel día en que te convertiste en British and Irish Lion casi por casualidad, cuando tu nombre no estaba en la lista de los elegidos que viajaban a Sudáfrica. Pensaste que aquella era la recompensa a todo el trabajo duro. Te prometiste aprovechar aquella gira porque nunca sabrías si llegaría la siguiente. Te fuiste como jugador de rugby y volviste como un león. ¿Y ahora qué?
Cuando te das cuenta ya han pasado horas, días y ya te han operado. Te han abierto la espalda, te han reconstruido vértebras y tu columna ahora tiene parte de tu cadera y placas de metal. Te dicen que has estado a milímetros de quedar parapléjico para siempre y más aún, a milímetros de morir. Eso te dicen. Pero eso a tí ya no te importa. El león que ruge en tu interior sólo tiene una pregunta. Y es que vivir tan cerca de Matt Hampson te ha enseñado a no pasar ni un segundo lamentándote. Y decidido, formulas esa pregunta: ¿Cuándo podré volver a jugar?
CAMINANDO POR EL INFIERNO
Tom Croft se hizo aquella pregunta en mayo de 2012. Aquel día los médicos negaron rotundamente con la cabeza. Era hora de pasar página, de encontrar otras cosas en la vida. La lesión de Tom había ensombrecido uno de los partidos más atractivos de aquella temporada. Leicester había vencido a los Harlequins en uno de los últimos partidos de la liga regular. Curiosamente, se volverían a ver las caras en la final, siendo los arlequinados los que levantarían el trofeo. Para Croft, acababa de comenzar un largo y tortuoso camino por lo más oscuro de nuestro deporte. Son momentos a los que te tienes que enfrentar tú sólo.
Días, semanas, meses. Para preguntarte ¿Por qué yo? Sin embargo, para Tom eran días, semanas y meses en los que preguntarse ¿Por qué no? Y el sueño que alimentaba a un león con el cuello roto era simple: volver a jugar un partido de rugby.
Los hitos se suceden a fuerza de chillidos de dolor, noches en vela y partidos de tu equipo vistos con muletas de melancolía desde la grada
'Omnia causa fiunt'. Croft recuerda que ese es el refrán favorito de Matt Hampson. "Todo pasa por una razón". Lo que fue una amenaza, para su propia vida, se convierte en una oportunidad. Para recapacitar. Para darse cuenta, como sólo al que se lo han arrebatado todo de un plumazo puede darse cuenta, de lo que realmente es importante en la vida. De lo que realmente quieres volver a hacer. De lo que realmente amas. Y una palabra siempre está grabada a fuego en tu mente: Rugby.
Los hitos se suceden a fuerza de chillidos de dolor, noches en vela y partidos de tu equipo vistos con muletas de melancolía desde la grada. De gente que va y viene. La sala de rehabilitación ya se ha quedado vacía. Ya no está la figura barbuda de Parling para compartir sufrimiento. Y así, el gigante de dos metros se pone en pie primero y camina después. La C6 aún duele, recordándole todos los días lo cerca que ha estado de quedar atado a ese sitio al que nunca más quiere volver. A esa cama de hospital. A esas manos a cada lado de la cara. Ocho meses después, es la hora de cumplir un sueño: Volver a jugar a rugby.
Son solo unos minutos. Pero para Tom aquellos minutos fueron como los primeros minutos, los únicos minutos. Era la culminación a una semana de sensaciones irrepetibles: Volver al vestuario, a los entrenamientos, a la rutina pre-partido, a ponerse la camiseta…sensaciones que sólo una persona que pensó que jamás volvería a sentirlas puede apreciar en su pleno significado. ¿Y ahora qué?
TOM VOLVERÁ A RUGIR
Es ahora cuando, una vez más, el rugby te sorprende. Y ese caprichoso destino recompensa tu sufrimiento. Tom ha vuelto más rápido y ligero que nunca. Pronto recupera la titularidad con Leicester. Un día, el teléfono suena, y es la voz de Stuart Lancaster la que escucha al otro lado del aparato, anunciando que volverá a vestir la rosa. "Su llamada es la recompensa a una fuerza mental incomparable" dijo Lancaster en marzo de este mismo año.
Luego llega el tramo final de liga y en las semifinales, un partido muy especial: Leicester contra Harlequins. Antes de salir a jugar Tom se miró en el espejo, y se tocó la cicatriz que le recordará, todos los días de su vida, que el destino le ha dado una segunda oportunidad para disfrutar al máximo de cada uno de los partidos que le queden en su carrera. 60 minutos después, una carrera atronadora, un cuchillo de 109 kilos que parte a la mitad la defensa de los londinenses. El mundo del rugby contempla el último episodio de una recuperación milagrosa.
Esta historia termina con otra llamada. La de Warren Gatland, anunciándole a Tom Croft que volverá a vestirse de león. "Me quedé alucinado cuando me dijeron que jugaba el Torneo VI Naciones, pero cuando me dijeron que volvía a los Lions, me quedé sin palabras. Cuando mi cuello estaba hecho trizas y ante mí se extendía el largo camino a la recuperación, la luz al final del túnel era poder volver a jugar este verano. Ir con los Lions a Australia es más de lo que jamás me hubiera imaginado después de la lesión. Ahora mi cuello, lleno de placas y hierros es la parte más fuerte de mi cuerpo".
'Omnia causa fiunt'. Todo pasa por una razón. A Tom Croft, ese paso por el infierno le recordó que el verdadero león sale cuando todo está en tu contra, cuando nadie cree en ti, que ruge siempre en las noches más oscuras, un oasis en el desierto de la desesperación. Y este verano en Australia, todo el mundo podrá ver a Tom Croft, el león que regresó del infierno.
http://www.marca.com/2013/06/05/mas_deportes/rugby/1370435614.html