EUROCUP. FINAL-4. TREVISO´11
No pudo ser. El Cajasol despertó de su sueño europeo frente a un Unics Kazan que salió en tromba, dispuesto a sentenciar desde el inicio. Un brillante primer cuarto sinónimo de perfección en el tiro exterior de los rusos desquició al cuadro sevillano (32-16), que tampoco pudo remontar en el segundo cuarto, con su rival respondiendo a cada una de sus embestidas (51-36).
La esperanza creció tras el descanso, con los de Plaza creyendo en una remontada que minutos antes parecía imposible y llegando incluso a colocarse a 7 de su rival (55-48). Sin embargo, no pudieron culminar la reacción y el encuentro entró en una fase de intercambio de canastas que no favorecían a las opciones de un Cajasol que acabó perdiendo todas sus opciones en el último periodo, por culpa de un mariscal Maciej Lampe que sentenció a su rival y le dio al Unics Kazan el primer gran título de su joven historia.
Un minuto de gloria, nueve de pesadilla
Fue tan solo un instante pero supo tan dulce. Kirksay cogió el balón, jugó con sus pies en la zona rival y se levantó en semi gancho. Dentro. Que se detuviera el mundo, que sonaran ya las bocinas, que volase el confeti. El Cajasol, aunque fuese por segundos, dominaba en una final europea. El Cajasol, por un momento, era el rey de la Eurocup.
Cuando un 0-2 es tu mejor recuerdo de un partido es que nada ha funcionado demasiado bien. Y pronto el Unics Kazan se encargaría de despertar de su fugaz sueño al cuadro hispalense. Popovic y Lampe estrenaban el casillero del equipo, y un par de chispazos consecutivos del eléctrico Liday, anunciaba el inminente despegue ruso.
La condena de un déjà vu. O como asistir con impotencia, una y otra vez, a la misma jugada, culminada con canastas que dolían como llagas. Bloqueo y continuación, bloqueo y continuación. Así, hasta el infinito, con una invariable en la fórmula, un Lampe supremo y dominador que, con 6 puntos seguidos, encendía las alarmas muy pronto en el conjunto andaluz: 16-4 (min.6). Al Cajasol no le entraba nada desde más allá de 6,75 y su defensa hacía aguas por momento frente a un Unics con un quinteto sólido cuyas figuras se iban relevando para romper el partido.
Los de Plaza apretaron en defensa pero un par de triples sin fallo de McCarty y otro de Popovic ponían muy cuesta arriba la final para el conjunto ACB: 28-13 (min.9). Urtasun calmaba el temporal con otra canasta de tres puntos pero otro enceste de Lampe y un contraataque culminado con mate por McCarty ponían la guinda al cuarto perfecto del Unics Kazan, que doblaba a su rival en el luminoso: 32-16.
Reacción estéril
El guión no cambiaba en demasía en el segundo cuarto. Sí en la forma pero no en el fondo. Los rusos por momentos parecían más humanos y empezaban a mostrar porcentajes más realistas de tiro –al menos más terrenales que el 100% del primer periodo-, si bien su buena defensa le permitía mantener su colchón. Para colmo, una técnica señalada al banquillo cajista y un mate de Veremeenko provocaban que los rusos doblasen a los españoles en el luminoso: 40-20 (min.15).
Ni el arsenal del Unics Kazan, ni el -20 en el luminoso, ni la pesadilla de los 15 minutos anteriores. El Cajasol había luchado mucho para llegar hasta ahí y no podían entregar el partido tan pronto. Un triple de Katelynas y otro de Calloway alimentaron la esperanza del derrotado y, a continuación, Bullock completaba desde la línea de personal el parcial de 2-10 en un abrir y cerrar de ojos: 42-30 (min.17).
¿Partido nuevo? No para un Unics Kazan que, en un solo minuto, dinamitaba el esfuerzo de su rival con otras dos bombas disparadas desde más allá de 6,75: 49-30. Empero, aún quedaba margen para el último arreón de dignidad cajista, disfrazada de una defensa a toda pista excelsa.
Bullock anotaba dos tiros libres y robaba a continuación para encestar. En la siguiente jugada, otro balón recuperado para culminar el 0-6. ¡Y aún hubo otro robo! Con 49-36 en el marcador, Calloway se jugó un triple para irse al descanso con una desventaja de 10. El balón no quiso entrar y el Unics Kazan, sin ningún tipo de misericordia, dejó el colchón en 15 (51-36) a la hora de irse a vestuarios.
Revolución cajista
Había que tener mucha fuerza mental para recuperarse de tanto golpe seguido, aunque el Cajasol ya había avisado de que no iba de turismo a Treviso. “Venimos a ganar”, decía Plaza antes del partido. “Venimos a competir”, sería la nueva versión al descanso. Funcionó. El cuadro sevillano fue otro. Kirksay y Triguero acercaban de inicio al Cajasol (51-40) y ni siquiera la rápida respuesta rusa inmutaba las ganas hispalenses de cambio.
Katelynas se hacía cada vez más grande en la pintura, anotando primero a tabla y, a continuación, con un bello alley oop que le daba al Palaverde aroma de San Pablo. Los aficionados sevillanos ahora sí creían. ¿Cómo no iban a hacerlo con ese hambre y ese amor propio, simbolizados en el mate de Triguero? El pívot tomó la bola, machacó con rabia y miró a la grada. Un vistazo, dos. Agitó los brazos, los elevó al cielo y arengó a los suyos. “¡Seguid creyendo, que remontamos!” Revolución cajista.
¿Y si lo imposible se había disfrazado de realidad? El luminoso no mentía. 55-48 y 15 minutos por delante en el momento más pasional del partido para el cuadro español. ¿Qué faltó entonces? Quizás un poco más de chispa. Quizás un punto más en defensa. Quizás, simplemente, el Cajasol había cedido demasiado margen como para volver a entrar en el partido sin acusar el esfuerzo.
Más allá de algunas acciones esporádicas de Bullock y Rizvic, el guión de los siguientes minutos sería ideal para los intereses del Unics Kazan. Intercambio de canastas, batalla de tiros libres, minutos trabados, posesiones largas, acumulación de personales. Y vuelta a empezar. Pasaba de todo y no pasaba nada. Todo seguía igual, con la diferencia moviéndose entre los 9 y los 12 puntos, sin que unos rompieran definitivamente y los otros pudieran culminar una remontada que volvió a parecer posible tras un triple de Calloway prácticamente sobre la bocina: 73-62.
La sentencia de Lampe
Restaban los 10 minutos más importantes de la historia reciente del Cajasol y, seguramente, también en la trayectoria de muchos de los jugadores de la plantilla. De lejos miraban los Warren Kid, André Turner, Michael Anderson, Raúl Pérez y tantos y tantos históricos que pusieron su granito de arena para que algún día, y por qué no este, el Cajasol levantase con orgullo su primer trofeo.
Sin embargo, el cuento de hadas duró mucho menos, lo que tardó Lampe en volver a emerger con fuerza en el partido. En esta ocasión, para terminar de hacerlo suyo y sentenciarlo de una vez por todas.
Un par de canastas consecutivas del polaco, calcadas a aquellas del primer cuarto, controlaban las embestidas cajistas de inicio (75-65) y, otros dos encestes consecutivos de un Maciej imperial, volvían a establecer una diferencia casi insalvable para el Cajasol. El triple posterior de Liday eliminaban ese “casi” a tres minutos y medio para el epílogo: 85-68. La Eurocup ya tenía ganador.
Los minutos finales solo sirvieron para que la diferencia creciese a un ritmo cruel hasta el 92-77 final para que Lampe (26 puntos, 11 rebotes, 31 de valoración) engrandeciese su descomunal actuación y para que el Unics Kazan saborease cada acción y cada segundo del partido que puede cambiar su historia. Plantilla veterana, proyecto ambicioso, equipo poderoso, una plaza de Euroliga en el bolsillo y una espina clavada para siempre, tras perder la Saporta 2001 y la ULEB Cup 2007. La Eurochallenge 2004 les dejó con hambre. La Eurocup 2011 es un menú más suculento para saciar los anhelos del magnate Borisovich.
Cuando el "We are the champions" sonaba en honor del campeón, el Cajasol despertaba de aquel buen sueño de un Domingo de Ramos. Cabeza alta, lágrimas en los ojos y solo dos certezas, su orgullo y sus ganas de volver a soñar.
ACB.COM
EL UNICS KAZAN CAMPEÓN!!!
No pudo ser. El Cajasol despertó de su sueño europeo frente a un Unics Kazan que salió en tromba, dispuesto a sentenciar desde el inicio. Un brillante primer cuarto sinónimo de perfección en el tiro exterior de los rusos desquició al cuadro sevillano (32-16), que tampoco pudo remontar en el segundo cuarto, con su rival respondiendo a cada una de sus embestidas (51-36).
La esperanza creció tras el descanso, con los de Plaza creyendo en una remontada que minutos antes parecía imposible y llegando incluso a colocarse a 7 de su rival (55-48). Sin embargo, no pudieron culminar la reacción y el encuentro entró en una fase de intercambio de canastas que no favorecían a las opciones de un Cajasol que acabó perdiendo todas sus opciones en el último periodo, por culpa de un mariscal Maciej Lampe que sentenció a su rival y le dio al Unics Kazan el primer gran título de su joven historia.
Un minuto de gloria, nueve de pesadilla
Fue tan solo un instante pero supo tan dulce. Kirksay cogió el balón, jugó con sus pies en la zona rival y se levantó en semi gancho. Dentro. Que se detuviera el mundo, que sonaran ya las bocinas, que volase el confeti. El Cajasol, aunque fuese por segundos, dominaba en una final europea. El Cajasol, por un momento, era el rey de la Eurocup.
Cuando un 0-2 es tu mejor recuerdo de un partido es que nada ha funcionado demasiado bien. Y pronto el Unics Kazan se encargaría de despertar de su fugaz sueño al cuadro hispalense. Popovic y Lampe estrenaban el casillero del equipo, y un par de chispazos consecutivos del eléctrico Liday, anunciaba el inminente despegue ruso.
La condena de un déjà vu. O como asistir con impotencia, una y otra vez, a la misma jugada, culminada con canastas que dolían como llagas. Bloqueo y continuación, bloqueo y continuación. Así, hasta el infinito, con una invariable en la fórmula, un Lampe supremo y dominador que, con 6 puntos seguidos, encendía las alarmas muy pronto en el conjunto andaluz: 16-4 (min.6). Al Cajasol no le entraba nada desde más allá de 6,75 y su defensa hacía aguas por momento frente a un Unics con un quinteto sólido cuyas figuras se iban relevando para romper el partido.
Los de Plaza apretaron en defensa pero un par de triples sin fallo de McCarty y otro de Popovic ponían muy cuesta arriba la final para el conjunto ACB: 28-13 (min.9). Urtasun calmaba el temporal con otra canasta de tres puntos pero otro enceste de Lampe y un contraataque culminado con mate por McCarty ponían la guinda al cuarto perfecto del Unics Kazan, que doblaba a su rival en el luminoso: 32-16.
Reacción estéril
El guión no cambiaba en demasía en el segundo cuarto. Sí en la forma pero no en el fondo. Los rusos por momentos parecían más humanos y empezaban a mostrar porcentajes más realistas de tiro –al menos más terrenales que el 100% del primer periodo-, si bien su buena defensa le permitía mantener su colchón. Para colmo, una técnica señalada al banquillo cajista y un mate de Veremeenko provocaban que los rusos doblasen a los españoles en el luminoso: 40-20 (min.15).
Ni el arsenal del Unics Kazan, ni el -20 en el luminoso, ni la pesadilla de los 15 minutos anteriores. El Cajasol había luchado mucho para llegar hasta ahí y no podían entregar el partido tan pronto. Un triple de Katelynas y otro de Calloway alimentaron la esperanza del derrotado y, a continuación, Bullock completaba desde la línea de personal el parcial de 2-10 en un abrir y cerrar de ojos: 42-30 (min.17).
¿Partido nuevo? No para un Unics Kazan que, en un solo minuto, dinamitaba el esfuerzo de su rival con otras dos bombas disparadas desde más allá de 6,75: 49-30. Empero, aún quedaba margen para el último arreón de dignidad cajista, disfrazada de una defensa a toda pista excelsa.
Bullock anotaba dos tiros libres y robaba a continuación para encestar. En la siguiente jugada, otro balón recuperado para culminar el 0-6. ¡Y aún hubo otro robo! Con 49-36 en el marcador, Calloway se jugó un triple para irse al descanso con una desventaja de 10. El balón no quiso entrar y el Unics Kazan, sin ningún tipo de misericordia, dejó el colchón en 15 (51-36) a la hora de irse a vestuarios.
Revolución cajista
Había que tener mucha fuerza mental para recuperarse de tanto golpe seguido, aunque el Cajasol ya había avisado de que no iba de turismo a Treviso. “Venimos a ganar”, decía Plaza antes del partido. “Venimos a competir”, sería la nueva versión al descanso. Funcionó. El cuadro sevillano fue otro. Kirksay y Triguero acercaban de inicio al Cajasol (51-40) y ni siquiera la rápida respuesta rusa inmutaba las ganas hispalenses de cambio.
Katelynas se hacía cada vez más grande en la pintura, anotando primero a tabla y, a continuación, con un bello alley oop que le daba al Palaverde aroma de San Pablo. Los aficionados sevillanos ahora sí creían. ¿Cómo no iban a hacerlo con ese hambre y ese amor propio, simbolizados en el mate de Triguero? El pívot tomó la bola, machacó con rabia y miró a la grada. Un vistazo, dos. Agitó los brazos, los elevó al cielo y arengó a los suyos. “¡Seguid creyendo, que remontamos!” Revolución cajista.
¿Y si lo imposible se había disfrazado de realidad? El luminoso no mentía. 55-48 y 15 minutos por delante en el momento más pasional del partido para el cuadro español. ¿Qué faltó entonces? Quizás un poco más de chispa. Quizás un punto más en defensa. Quizás, simplemente, el Cajasol había cedido demasiado margen como para volver a entrar en el partido sin acusar el esfuerzo.
Más allá de algunas acciones esporádicas de Bullock y Rizvic, el guión de los siguientes minutos sería ideal para los intereses del Unics Kazan. Intercambio de canastas, batalla de tiros libres, minutos trabados, posesiones largas, acumulación de personales. Y vuelta a empezar. Pasaba de todo y no pasaba nada. Todo seguía igual, con la diferencia moviéndose entre los 9 y los 12 puntos, sin que unos rompieran definitivamente y los otros pudieran culminar una remontada que volvió a parecer posible tras un triple de Calloway prácticamente sobre la bocina: 73-62.
La sentencia de Lampe
Restaban los 10 minutos más importantes de la historia reciente del Cajasol y, seguramente, también en la trayectoria de muchos de los jugadores de la plantilla. De lejos miraban los Warren Kid, André Turner, Michael Anderson, Raúl Pérez y tantos y tantos históricos que pusieron su granito de arena para que algún día, y por qué no este, el Cajasol levantase con orgullo su primer trofeo.
Sin embargo, el cuento de hadas duró mucho menos, lo que tardó Lampe en volver a emerger con fuerza en el partido. En esta ocasión, para terminar de hacerlo suyo y sentenciarlo de una vez por todas.
Un par de canastas consecutivas del polaco, calcadas a aquellas del primer cuarto, controlaban las embestidas cajistas de inicio (75-65) y, otros dos encestes consecutivos de un Maciej imperial, volvían a establecer una diferencia casi insalvable para el Cajasol. El triple posterior de Liday eliminaban ese “casi” a tres minutos y medio para el epílogo: 85-68. La Eurocup ya tenía ganador.
Los minutos finales solo sirvieron para que la diferencia creciese a un ritmo cruel hasta el 92-77 final para que Lampe (26 puntos, 11 rebotes, 31 de valoración) engrandeciese su descomunal actuación y para que el Unics Kazan saborease cada acción y cada segundo del partido que puede cambiar su historia. Plantilla veterana, proyecto ambicioso, equipo poderoso, una plaza de Euroliga en el bolsillo y una espina clavada para siempre, tras perder la Saporta 2001 y la ULEB Cup 2007. La Eurochallenge 2004 les dejó con hambre. La Eurocup 2011 es un menú más suculento para saciar los anhelos del magnate Borisovich.
Cuando el "We are the champions" sonaba en honor del campeón, el Cajasol despertaba de aquel buen sueño de un Domingo de Ramos. Cabeza alta, lágrimas en los ojos y solo dos certezas, su orgullo y sus ganas de volver a soñar.
ACB.COM