EL RINCÓN DE ZORRILLA
Héroes o villanos
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Tenemos en esta tierra verdadera afición por ensalzar a los altares de la gloria mediática a mitos que a los pocos días, meses o años son destronados sin piedad, dejando a un lado todo el crédito conseguido a base de tenacidad, perseverancia y dedicación durante mucho tiempo para acabar en pocos días cayendo en la más absoluta de las indiferencias colectivas.
Se me ocurren cientos de ejemplos entre nuestros futbolistas. Ayer amados, después odiados, mañana quién sabe. Por decir a tres actuales, Javi Guerra, Manucho o Jaime. Pero también entre los entrenadores: Manzano, Moré o Mendilíbar tuvieron todo el éxito y el clamor popular mientras dirigieron al equipo blanquivioleta, siendo en mayor o menor medida menospreciados una vez salieron del equipo, por voluntad propia o del presidente de turno.
Hoy vivimos una situación parecida con Miroslav Djukic, el hombre que nos devolvió la ilusión el año pasado con su ‘Somos Valladolid’. De un lado, y en lo estrictamente deportivo, pocos le critican, salvo por no haber dado oportunidades a la cantera. Las dos temporadas han sido sensacionales y seguimos siendo Valladolid. No obstante y habiendo transcurrido dos tercios de su contrato, una buena parte de la afición y la prensa dan por hecho que no seguirá, yéndose a otro club que luche por conseguir cotas deportivas mayores.
Nadie lo sabe aún a ciencia cierta, quizá sólo lo sepa él. Pero yo creo que al menos deberíamos concederle el beneficio de la duda hasta el momento que él decida, y como mínimo, los tres toques de silbato finales del último partido de liga, la próxima semana. Se lo ha ganado con creces. Seguro que el entrenador estará reflexionando estos días la decisión, pero esta preventiva acusación colectiva de alta traición a su “Somos Valladolid” no ayuda si lo que queremos es que se quede.
Y lo queremos. Porque ha realizado un gran trabajo, dotando de personalidad al equipo. Porque ha cumplido con nota sus objetivos deportivos. Porque ha servido de elemento motivador de plantilla y ciudad. Y porque aún le queda un año de contrato, como mínimo.
No conviene jugar todo nuestro capital a una sola baza en la partida de cartas, por muy buenas que éstas parezcan, es obvio, pero tampoco ponernos la venda antes de la herida. Si se queda, fenomenal. Si se va, muchas gracias por los servicios prestados y aquí tienes tu casa, Miroslav. Y no nos lo tengas en cuenta, que nosotros somos así. Nobles, recios, sensatos y fieles a nuestros colores, pero un poco secos y muy olvidadizos para algunas cosas. Para lo bueno y para lo malo, en esto también somos Valladolid.
http://realvalladolid.elnortedecastilla.es/noticias/2013-05-23/heroes-villanos-201305231042.html
No sé quién escribe esta columna -está sin firmar, lo único que sé es que no es de don Eloy por el estilo-, pero me parece una chorrada descomunal.
Primero, lo de denostar hoy lo que ayer se ensalzaba no es una "afición propia de esta tierra" (hay que ver cómo nos gusta mirarnos el ombligo, aunque sea para fustigarnos), es una afición universal o al menos, nacional, que es lo que conozco a ciencia cierta. ¿Esto no ocurre en Madrid, Valencia o Santander, por ej.? Qué cosas.
Y segundo, a lo mejor el autor ha pulsado opiniones y dispone de encuestas de opinión, pero desde luego yo no percibo nada de lo que escribe hacia Djukic. ¿Que habrá quien le tilde de "pesetero" si se va? Pues claro. Igual que hay quien se sube a todos los carros con el "ya lo dije yo", aunque nunca haya dicho nada o incluso todo lo contrario y en el mundo del periodismo saben mucho de esto. La única conclusión real es que, en mayor o menor medida, cada uno se toma las cosas como quiere, como en todas partes. Pero yo no veo a Djukic "destronado" por ninguna parte, salvo en la imaginación del autor.
Supongo que si te pagan habrá que escribir -lo que sea, pero llenar páginas- y si no se tiene de qué, pues se inventa, aunque sea a costa de ponerse en evidencia.