Bueno, pues es la tercera convocatoria de Anuar con el primer equipo en lo que va de temporada. A ver si Alberto le da unos minutillos, que sólo con Rubio y Tiba como "mediocentros profesionales"...
Hoy es un día muy feliz para mí , poder debutar en liga en el equipo donde te has criado de pequeño y has crecido no hay palabras. #Pucela
‘Jefecito’ ceutí; ‘Jefecito’ blanquivioleta
POR JESÚS DOMÍNGUEZ – 03/05/2016
PUBLICADO EN: 1. REAL VALLADOLID, 2. PROMESAS, DESTACADOS, REPORTAJES, REPORTAJES
Anuar demostró en su debut liguero con el Real Valladolid que está preparado para poder aportar en el primer equipo ya en el corto plazo, en estas seis jornadas restantes para la conclusión del campeonato
Twitter todavía no era lo que es hoy, aunque sí algo incipiente, que amenazaba con desplazar hacia un lado, como de hecho ha hecho, a otras redes sociales. Entonces los del Real Valladolid no eran jugadores, eran soldados. Dirigidos por un Miroslav Djukic de verbo tan fácil como contundente. Aquel vídeo está perdido en la memoria de Larry. Quién sabe quién fue el que ‘trinó’.
Es accesorio saberlo, empero. Lo importante no es el quién. Ni siquiera el cuándo. Lo importante era lo que contenía. En un momento de éxito, solo el autor del tuit y el pajarito de Twitter sabrán cuál, se veía a un grupo de jóvenes jugadores de la Residencia festejar. Entre ellos, bufanda atada en la cabeza, estaba Anuar, un colibrí ceutí que había llegado a Valladolid con trece años. De apariencia ligera, pero físico fuerte, desde el principio quemó etapas con cierta celeridad. Fue siempre señalado como potencial jugador del primer plantel, con el que debutó este pasado domingo en liga.
Pelo rapado, mirada firme. Frunce el ceño como gesto de concentración. Parece serio, y lo es, aunque es también alegre. Basta con intercambiar cuatro palabras que intenten derribar su cierta timidez para dar cuenta de ello. Si da esa sensación es principalmente por lo pasional que es en el juego, porque desde el comienzo de su etapa como blanquivioleta se le vio centrado, profesional sin todavía serlo. Aquel vídeo es reflejo de un sueño: vestir la camiseta del Real Valladolid con su primer equipo.
Aunque ya lo había hecho en varios amistosos y en Copa del Rey, el debut liguero es la confirmación de que el sueño está cerca, de que su nivel es apto para que lo haga de un modo continuado. Aquellos que conocen desde hace años su fútbol saben que es perseverante, y que aunque esta palabra suene vacía a veces, porque no por perseverar se es mejor jugador, además su juego ha crecido mucho.
Su capacidad pulmonar es tan exagerada que cualquiera diría que tiene tres pulmones. En las pretemporadas que ha hecho a las órdenes de varios entrenadores con ese primer plantel es un hábito verle destacado en los ejercicios físicos, como cada vez que se le ve en ellos durante el curso. No se amilana; es de los que muestran carácter y madurez para ir al choque o meter la pierna se llame como se llame el que está enfrente.
Por su dinamismo, debutó en el Promesas jugando como lateral derecho, puesto al que se puede acomodar. Aunque por lo mismo, y debido a esa fortaleza física, aunque sea pequeño y parezca liviano –no lo es; es pura fibra–, es un mediocentro capaz, sobre todo en conducción, y que ha mejorado mucho a nivel asociativo, hasta acortar mucho las distancias entre la consideración de defensivo y de mixto.
Tiene jerarquía y ocupa mucho terreno de juego, tanto sin balón como con él. Es el cabecero que inicia y sobrepasa la línea que delimita las dos partes del 105×75. No llega en exceso, cierto es, y es esa llegada lo que le falta para que le llamen ‘box to box’, al más puro estilo inglés, pero ya no es solo un atleta, además es ducho con el balón, sobre todo, decíamos, conduciendo.
Real Valladolid
De esta manera la lleva pegada, con el exterior, lo que le permite girarse sobre sí mismo para sortear rivales con bastante acierto. En el pase no es de los que se suelen arriesgar, se asocia mejor en corto, y es siempre el primer apoyo de aquel a quien ha ofrecido el cuero. Y si se pierde, vuelta atrás, a replegar, explosivo si es necesario y pegajoso en la marca, pierna dura, al más puro estilo Mascherano (aunque es menos dado que ‘El Jefecito’ al tackling).
No es que se le pueda asimilar con el argentino, pues tiene rasgos distintos, aunque a la vez sirve la semejanza no solo para definir parte de su fútbol, sino sobre todo para hablar de su pasión por el juego, de su profesionalidad y de su control del verbo. Cuando dijo el domingo que debutar con el primer equipo en liga para él era un sueño, es de verdad. El sentimiento blanquivioleta del ceutí es real.
Y además, quedó demostrado su personalidad, arrojo y prestaciones no distan tanto de lo que ofrecen hoy otros. Es un recurso no solo en el medio o largo plazo; ya en el corto. Aquel en quien confiar, porque estará motivado y puede suponer un aire fresco dentro de la dinámica tan negativa que arrastran los hombres de Alberto.
Donde los códigos de vestuario y los tópicos del fútbol llevan a pensar que de esto solo salen los que empezaron, él puede ser una buena –y bonita, y barata– excepción. Pedir a Anuar no es hablar de más. Zorrilla ya lo ha comprobado: está preparado.