Centrándonos simplemente en lo futbolístico, creo que hay que analizar seriamente el partido y ponérselo repetidas veces tanto a los jugadores supuestamente profesionales como a todos los integrantes de las categorías inferiores como ejemplo de lo que es salir a un campo de fútbol sin intensidad ni actitud, como un equipo completamente apático al que se la sudaba todo.
Hay que reconocer el mérito del trabajo y el planteamiento de Anquela en el Huesca, un currante de esto del fútbol, que ya había venido varias veces a Zorrilla como visitante sin tener apenas éxito y que ayer le dio una lección en el planteamiento del partido a Portugal, al igual que sus jugadores les dieron una lección a los nuestros de lo que es esta profesión.
No me equivoco que si nosotros tuviéramos un equipo tan limitado como el Huesca pero con jugadores que presionan los 90 minutos, intensos, que se dejan la piel, estaríamos mucho más satisfechos que de tener la banda actual de jugadores de supuesta calidad pero con una carencia total de sangre. Porque sí, la afición está harta de pichaflojas, de vagos, de sinsangres, y lo que quiere son once gladiadores que disputen cada balón a muerte, que salgan cada domingo a comerse el césped, que aunque sean malos se dejen la vida por este escudo. Y sin embargo lo que tenemos es a once paquetes que encima son vagos.
El equipo de Anquela puso en evidencia a unos sinsangres que eran incapaces de salir con el balón desde atrás, que estaban completamente distanciados, con una delantera que tanto cuando estaban Rennella y Roger juntos como cuando entró Óscar estaba prácticamente a 30 metros del centro del campo; con una defensa incapaz de empezar las jugadas porque prácticamente siempre había de 2 a 4 hombres encima del que tenía el balón y encima de Rubio, un Álvaro Rubio completamente sin ideas en uno de sus peores partidos.
El regreso de aquel mítico centro del campo idealizado por nuestros periodistas no pudo ser peor, lo cual no deja de ser tan ilógico cuando juntas a dos chavalines de apenas 35 y 37 años. Perder a Leão me parece una noticia pésima porque ahora al menos parecía que aportaba algo en ataque y hasta se le veía presionar con sentido, mientras que ayer vimos la peor versión de Borja, corriendo de un lado a otro como un pollo sin cabeza pero sin aportar absolutamente nada ni arriba ni abajo, es más, diría que estorbaba en el césped y encima era una máquina de regalar balones al Huesca.
A esto le sumas que ya no tenemos a Rueda y Valiente para sacar el balón, con lo cual nos encontrábamos con balones del central al lateral, del lateral al central, de ahí a Kepa y vuelta a empezar. Porque claro, le pedimos a Moyano o a Silva que saquen el balón desde atrás con su patachorizo, cuando no saben, lo cual también sabían los del Huesca. Y claro, si tus defensas son unos zopencos, y ni tus medios, ni Óscar, ni tus extremos, se ofrecen en todo el puto partido para dar una salida, estás condenado a seguir regalando balones.
No hay más que recordar cuáles fueron nuestras tres ocasiones: un gol de córner anulado a Silva, una contra bien iniciada por Villar y Roger y mal finalizada, y una jugada individual de Villar en banda derecha. Tres ocasiones y creo que escasamente tiramos una vez a puerta en todo el partido. En nuestro estadio.
Luego está el tema del pésimo estado de forma de varios de nuestros jugadores, especialmente ahora que perdemos a Leão y a Del Moral. Óscar está pidiendo a gritos una jubilación anticipada, Villar está completamente ausente, Mojica sigue siendo la misma cabra loca que intenta la misma jugada veinte veces por partido, y el gran fichaje invernal, Borja, sigue jugando al nivel de la India; otros como Alfaro ni están ni se les espera, la gran alternativa Tiba no cuenta para nada, Guzmán parece ser un cero a la izquierda para el míster, y Samuel y Hermoso se alternan entre grada y banquillo. Menudo mojón de plantilla. Fíjate que era difícil empeorar lo de verano, y parece que sí, que lo hemos hecho.
Dicho lo cual, es obvio que ni merecimos empatar ni mucho menos ganar, pero no me olvido del enésimo arbitraje/atraco que vivimos ayer, pues el gol anulado a Silva es tremendamente riguroso, hay una agresión completamente impune a Juan Villar que se salda con doble amarilla (Cristian del Huesca y Rennella), y en la ocasión que tuvo Villar hacia el final del partido al parecer pudo haber penalti. Y claro, no me olvido tampoco de la actitud del árbitro, el típico chuloputas que viene cada domingo a Zorrilla a reírse en nuestras caras. Pero claro, para reírse de nosotros, ya están Suárez, Braulio, y los once pichaflojas que salieron el domingo al campo.
Hay que reconocer el mérito del trabajo y el planteamiento de Anquela en el Huesca, un currante de esto del fútbol, que ya había venido varias veces a Zorrilla como visitante sin tener apenas éxito y que ayer le dio una lección en el planteamiento del partido a Portugal, al igual que sus jugadores les dieron una lección a los nuestros de lo que es esta profesión.
No me equivoco que si nosotros tuviéramos un equipo tan limitado como el Huesca pero con jugadores que presionan los 90 minutos, intensos, que se dejan la piel, estaríamos mucho más satisfechos que de tener la banda actual de jugadores de supuesta calidad pero con una carencia total de sangre. Porque sí, la afición está harta de pichaflojas, de vagos, de sinsangres, y lo que quiere son once gladiadores que disputen cada balón a muerte, que salgan cada domingo a comerse el césped, que aunque sean malos se dejen la vida por este escudo. Y sin embargo lo que tenemos es a once paquetes que encima son vagos.
El equipo de Anquela puso en evidencia a unos sinsangres que eran incapaces de salir con el balón desde atrás, que estaban completamente distanciados, con una delantera que tanto cuando estaban Rennella y Roger juntos como cuando entró Óscar estaba prácticamente a 30 metros del centro del campo; con una defensa incapaz de empezar las jugadas porque prácticamente siempre había de 2 a 4 hombres encima del que tenía el balón y encima de Rubio, un Álvaro Rubio completamente sin ideas en uno de sus peores partidos.
El regreso de aquel mítico centro del campo idealizado por nuestros periodistas no pudo ser peor, lo cual no deja de ser tan ilógico cuando juntas a dos chavalines de apenas 35 y 37 años. Perder a Leão me parece una noticia pésima porque ahora al menos parecía que aportaba algo en ataque y hasta se le veía presionar con sentido, mientras que ayer vimos la peor versión de Borja, corriendo de un lado a otro como un pollo sin cabeza pero sin aportar absolutamente nada ni arriba ni abajo, es más, diría que estorbaba en el césped y encima era una máquina de regalar balones al Huesca.
A esto le sumas que ya no tenemos a Rueda y Valiente para sacar el balón, con lo cual nos encontrábamos con balones del central al lateral, del lateral al central, de ahí a Kepa y vuelta a empezar. Porque claro, le pedimos a Moyano o a Silva que saquen el balón desde atrás con su patachorizo, cuando no saben, lo cual también sabían los del Huesca. Y claro, si tus defensas son unos zopencos, y ni tus medios, ni Óscar, ni tus extremos, se ofrecen en todo el puto partido para dar una salida, estás condenado a seguir regalando balones.
No hay más que recordar cuáles fueron nuestras tres ocasiones: un gol de córner anulado a Silva, una contra bien iniciada por Villar y Roger y mal finalizada, y una jugada individual de Villar en banda derecha. Tres ocasiones y creo que escasamente tiramos una vez a puerta en todo el partido. En nuestro estadio.
Luego está el tema del pésimo estado de forma de varios de nuestros jugadores, especialmente ahora que perdemos a Leão y a Del Moral. Óscar está pidiendo a gritos una jubilación anticipada, Villar está completamente ausente, Mojica sigue siendo la misma cabra loca que intenta la misma jugada veinte veces por partido, y el gran fichaje invernal, Borja, sigue jugando al nivel de la India; otros como Alfaro ni están ni se les espera, la gran alternativa Tiba no cuenta para nada, Guzmán parece ser un cero a la izquierda para el míster, y Samuel y Hermoso se alternan entre grada y banquillo. Menudo mojón de plantilla. Fíjate que era difícil empeorar lo de verano, y parece que sí, que lo hemos hecho.
Dicho lo cual, es obvio que ni merecimos empatar ni mucho menos ganar, pero no me olvido del enésimo arbitraje/atraco que vivimos ayer, pues el gol anulado a Silva es tremendamente riguroso, hay una agresión completamente impune a Juan Villar que se salda con doble amarilla (Cristian del Huesca y Rennella), y en la ocasión que tuvo Villar hacia el final del partido al parecer pudo haber penalti. Y claro, no me olvido tampoco de la actitud del árbitro, el típico chuloputas que viene cada domingo a Zorrilla a reírse en nuestras caras. Pero claro, para reírse de nosotros, ya están Suárez, Braulio, y los once pichaflojas que salieron el domingo al campo.