Algún día pasará algo con un árbitro, no aquí porque somos gente civilizada, pero algún día, habrá algún aficionado o algún futbolista al que se le crucen los cables y pasará algo, y claro, habrá que llevarse las manos a la cabeza.
El arbitraje de hoy, uno más para la colección del despotismo de la RFEF contra nosotros, perpetrado por el "señor" Hernández Hernández y los infames linieres que le han acompañado es para remover cielo y tierra, pero claro, aquí tragaremos, para variar.
Decir que la victoria de la Real puede ser justa en el sentido de que al fútbol también se juega siendo práctico y ellos hoy han sido prácticos porque pese a sacar un equipo con muchos titulares al final han sabido vivir de nuestros errores, con tres goles claramente evitables, pero es lo que hay.
A partir de ahí, quedarse con una muy buena primera parte plantando cara a un rival de categoría superior que venía en un estado de forma increíble, con el equipo creando ocasiones y siendo más vertical, con un muy buen trabajo de Luismi y Anuar a la vez que Marcos ponía la clase en el césped, y con Mata haciendo su mejor partido en su sitio aunque fallando como siempre.
La victoria de la Real puede ser justa pero omitiendo errores arbitrales, es decir, dos goles anulados al Real Valladolid injustos por otro suyo, más otros tantos fueras de juego sospechosos, pues me hacen ver que el 3-4 era lo que el partido merecía. Y es una pena que, con el resultado en la mano, nos quedemos hoy con el detalle de que pese a haber marcado cuatro goles, nos han anulado tres y al final el que vale es el penalti.