Hoy comentaban en la faena Ser, que Sergio, quiere a Alcaraz, y como ya tiene a San Emeterio, pes quiere los mismos baluartes con los que hundió al Valladolid.
Yo a Sergio no le deseo ninguna suerte, porque va a repetir en el Cádiz la misma catástrofe que empleo en el Valladolid.
Durante estos meses en el paro, no ha evolucionado nada, sigue siendo el mismo cagón, que no sale al contragolpe para que sus futbolistas no pierdan la posición cagona y defensiva.
Un tipo así tiene los días contados como entrenador de fútbol, en primera.
En la pretemporada de la pasada temporada, es decir la 2020-2021, en el partido que jugamos frente a Sporting de Portugal, hubo un momento en que Kike y Aguado jugaron juntos unos cuantos minutos, y fue en ese momento en el que el Pucela tuvo posesión de balón en ese partido.
Yo no vi ese partido, pero ese detalle, que he apuntado antes, le comentó aquí, un compañero del foro.
El apunte de ese compañero, para mi no resultaba erróneo, pero el parasito que teníamos en el banquillo en aquel entonces, huía de todo lo que suponía creación de juego y calidad.
Me resulta difícil entender como pudo ascender a aquel equipo, quiero pensar que fue la tendencia, de que había mejor equipo de lo que parecía, y por obra y gracia del preparador físico, pues llego al final de liga, aquel equipo en un estado físico de gracia.
A mí me gustan los futbolistas honestos, los que no tratan de engañar al aficionado, que no se esconden y no escatiman en esfuerzos, y este chico me parece muy honesto.
No está en el nivel del tramo anterior de temporada y se le nota, pero es que las palizas que se pega en cada partido, la cantidad de soluciones que ofrece a sus compañeros, el apoyo en la presión que hace... pero coño, sobre todo lo primero, las palizas que se pega a correr, es que tiene un desgaste físico descomunal en cada partido.
Y resulta que ha sido suplentísimo para Sergio, Oltra en el Fuenlabrada, Carrión en el Numancia... cosas del fútbol, porque vamos, las condiciones de este chico ya las quisieran muchos medios de Segunda y Primera División.
La mayoría de entrenadores son unos cagones del copón, y Aguado da mucho ofensivamente, pero es un tanto anárquico en defensa. Y claro, los esclavos de la táctica, los que dependen de que todo esté en su sitio en cada momento y prefieren mil veces un 0-0 con todo controladito que apostar por la victoria desguareciéndose atrás aunque sea mínimamente, te plantan a Sanemeterios y defenestran a Aguados, aunque los últimos les den mil vueltas a los primeros.
Orden y tratar al fútbol como si fuera matemática. Pero son este tipo de jugadores los que hacen que el fútbol sea un deporte maravilloso, y los entrenadores cagones, los que lo matan.
Pues eso que a Aguado se le ha defenestrado una y otra vez y tiene un futuro del copón. En fútbol profesional no es la primera vez que esto ocurre,que los entrenadores decían que no,hasta que llega y la parte.
Le vendrá bien parar una semana por la quinta amarilla. No creo que pueda aguantar hasta mayo con un tío marcándole todos los días y haciendo kilómetros para estar en cada rincón del campo.
Quinta amarilla para Aguado El centrocampista fue amonestado en la victoria frente al Real Sporting y será baja contra el Fuenlabrada
El triunfo (1-0) del Real Valladolid contra el Real Sporting de Gijón dejó la quinta tarjeta amarilla para Álvaro Aguado. El centrocampista fue amonestado en la recta final del partido y cumplirá ciclo de sanción en la visita al CF Fuenlabrada el domingo 6 de febrero a las 14.00 horas.
Objetivo Aguado El club trabaja en la renovación del centrocampista pese que su contrato expira en 2023, al considerarlo una pieza clave en el futuro inmediato del club El jugador desea continuar
El mercado de invierno finalizó hace medio mes pero la máquina del fútbol, como los altos hornos, nunca para. Incluso la de los equipos cuyo futuro competitivo vive aún en la incógnita, al no conocer en qué categoría militarán la próxima temporada.
El Real Valladolid cuenta con un buen puñado de operaciones en el aire, dependientes de que sea conjunto de Primera o de Segunda en el ejercicio 22-23. Afecta tanto a los fichajes como a las salidas. Pero existe una que está fuera de este rango y se está acometiendo para cerrarla lo antes posible: la renovación de Álvaro Aguado.
El jienense no forma parte del grupo de jugadores que finaliza contrato en junio, sino que acaba su relación con el club en 2023. Pero en Zorrilla han dado prioridad máxima a su continuidad, ya que lo ven como uno de los pilares del equipo en un futuro cercano. A sus 25 años, cuenta con una excelente carrera por delante. Tanto para convertirse en jugador de club como para una posible venta, si persiste en su notable nivel.
Esta es la causa por la que el Real Valladolid trabaja en su renovación, la primera que intenta en la temporada. Ya se han dado las conversaciones iniciales encaminadas a su continuidad y ambas partes parecen predispuestas a llegar a un acuerdo que colocaría al centrocampista en el grupo de los mejor pagados de la plantilla. Desde el entorno del futbolista se niegan a hablar de una negociación que no niegan. El mediocentro ha sido la gran sorpresa de esta temporada y el interés en atarlo cuando antes reside en que hay equipos interesados en él que pueden hacer de la próxima temporada un sinvivir respecto a su futuro, y más si hay ascenso y prolonga su rendimiento en Primera. Entonces su continuidad más allá de lo firmado sería imposible.
Y eso que Aguado parecía desde su fichaje en el verano de 2019 un futbolista residual, carne de banquillo o de equipo de división de bronce. Un jugador al que algunos definían como ‘de fútbol sala’ que no encontró acomodo en el Real Valladolid de Sergio, ni en sus posteriores cesiones a Numancia (enero de 2020) y Fuenlabrada (20-21). Inédito como blanquivioleta, con un bagaje de apenas 20 partidos de Liga en ese año y medio cedido, y lastrado por una rotura de clavícula con los madrileños que le apartó del juego en la media temporada final, su futuro era azabache.
Aguado volvía en julio a Zorrilla como parte del gran número de jugadores de los que el equipo debía deshacerse para amoldarse a las 25 fichas preceptivas. Pero algo vio en él Pacheta que centró su atención. Le fue dando confianza, primero en los entrenamiento, luego, en los escasos amistosos. Y el míster recién llegado supo sacar el pelotero que el andaluz llevaba dentro y al que apuntaba en el Córdoba, cuando el ex director deportivo Miguel Ángel Gómez se fijó en él.
Aguado es pieza clave para el Real Valladolid y por ende para Pacheta. El míster no suele ser pródigo en halagos para los titulares habituales, efecto que busca en los suplentes para equilibrar ese sistema de contrapesos que supone manejar una plantilla. Pero en la previa del partido contra el Girona no pudo reprimir un comentario sobre su vuelta a la titularidad: «Es muy bueno». Pacheta está tan encantado con Aguado como Aguado con Pacheta. El entrenador que lo ha resucitado y que es capaz de exprimir su mejor fútbol.
El quinteto que finaliza contrato en junio deberá esperar. Los jugadores que acaban su relación con el Real Valladolid al final de esta temporada son Masip, Olivas, Nacho, Hervías y Sergio León. Cada caso es completamente diferente a los otros cuatro. Hay jugadores que no continuarán, otros que dependen de su rendimiento hasta final de temporada, algunos cuyo futuro se supedita a la división en que se juegue y unos más condicionados por su estado físico. En Zorrilla no quieren distracciones cuando se afronta el último tercio del campeonato y a corto plazo no está previsto acometer ninguna operación respecto a este quinteto.
De unas semanas para atrás se aprecia que Aguado no está tan inspirado como el tramo inicial de Liga, que ya le empiezan a pesar los minutos..., pero, también hay que decir, que su mejor partido en todo el 2022 fue en Tenerife, y ese día su compañero en el doble pivote no era el 17. Quizás...
Ganar al Eibar Aguado explica que el equipo no tiene dudas y va a Ipurua mentalizado para conseguir los tres puntos
Un equipo sin dudas a pesar de la derrota de la pasada jornada. Un Pucela que va a Ipurua, a visitar al líder, mentalizado de ganar, de acortar distancias. Enfocados en el duelo de esta jornada 39 con ambición, tal y como ha relatado Álvaro Aguado este miércoles en sala de prensa ante un duelo en un estadio que estará lleno y en el que habrá un ambiente adverso que servirá "como aliciente para conseguir los tres puntos".
"El futbolista se prepara para partidos como estos" aseguró el mediocentro, que aseguró sobre el partido ante la Real B que "las siguientes 24 horas estás jodido por como se dio el partido y por el resultado final, y a partir de las siguientes ya con la cabeza limpia y mentalizado en ir a ganar a Eibar".
Allí espera un rival que ocupa el primer puesto de esta LaLiga SmartBank, cinco puntos por encima del Pucela, que es sobre todo "efectivo" en palabras de Aguado, y que "juega muy bien en las dos áreas, por eso está arriba, por méritos propios". Contra eso, un Real Valladolid que "creo no estamos teniendo el fruto que merecemos, si nos ponemos a mirar como juega cada equipo nadie se acerca a las cosas tan bien que hacemos nosotros durante los 90 minutos, aunque es verdad que importa el resultado y no tenemos el premio que nos merecemos".
El jienense insistió en que "evidentemente cuando no llegan las victorias se generan dudas pero te digo que dentro del vestuario no las hay, estamos haciendo las cosas bien y viendo como juega este equipo no tengo dudas de que pelearemos hasta el final, y lo vamos a conseguir". Además, completó, "estamos en un punto de la temporada que estamos muy bien físicamente, si el otro día metemos una de las tantas que tuvimos en la primera parte no estaríamos hablando de esto ahora".
Si alguien tiene esperanzas en esta temporada, cada vez que habla alguno de dentro de ese vestuario te insta a arrojarlas por el retrete. Lo están haciendo todo muy bien, son todos muy buenos y guapos, y el fútbol no está siendo justo con nosotros. El último que hizo autocrítica en este equipo fue García calvo hace más de 20 años.
Es curioso, todos los jugadores que salen a hablar, saben lo que tienen que hacer, para no repetir los errores del pasado, pero luego salen al campo y rápidamente se les olvida.
