José Varela escribió: Me jode bastante llegar tarde a algunos debates, pero no a este. Casi me alegro de no haberme pasado por el Campo Grande en el último mes y medio y así haber podido leer de un tirón las nueve páginas de este hilo que ya fenece: así no me llevo malos ratos. Y no por que el mundo no piense como yo, lo cual es muy sano, sino por la evidencia aquí demostrada de que el ser humano, por inteligente que sea, no está dispuesto a renunciar a nada, por dañino que sea, que le cause placer en mayor o menor grado. A eso se reduce todo: me causa placer, ergo es bueno (y si no, para cuando lo sea).
Se han mentado en el hilo distintas variables que, a mi juicio, poco o nada tienen que ver con el tema de fondo. La primera de todas, quizá, el tratar de separar "arte" de "tradición". Creo que ha sido Demorado quien ha escrito "Otra cosa es el Toro de la Vega o el Toro de San Juan, verdaderas torturas injustificables del animal, sólo sostenida por la acomplejada auto-reafirmación de los lugareños en lo que llaman sus costumbres, tradiciones o señas de identidad. Este tipo de festejos, carentes de todo valor ético y estético, sí deberían desterrarse para siempre." Pues bien, del Toro de San Juan no hablo pues no lo conozco, pero del Toro de la Vega puedo hablar largo y tendido y digo -y estoy radicalmete en contra de su existencia-, que la tortura que se le inflige al animal es decenas de veces menor a la que sufre cualquier toro durante una lidia ordinaria. Al Toro de la Vega se le alancea una, dos, tres veces por lo general, y entonces muere: todos sabemos de las suertes de que consta una faena. Eso en cuanto a la tortura. El valor ético es idéntico al de las corridas: cero. Y el valor estético... Creo que fue el mismo Demorado quien escribió: "Insisto: desde el punto de vista ético, nada que objetar porque no tengo argumentos -como el Seven Up que menciona Vallis Tolitum-; se tardará, pero las corridas de toros acabarán desapareciendo. Y evidentemente, no es lo mismo un ritual como la tauromaquia que una salvajada como las mencionadas, carentes de todo sentido estético -además de ético-." No es más que una reafirmación en lo dicho antes, cierto, pero en la nueva redacción dejas claro tu error. Además de tildar a los festejos tradiciones de "salvajada" -como si las corridas lo fueran menos- yerras por desconocimiento. También el Toro de la Vega se busca y se aplaude la estética. La de un hombre solo armado de una simple lanza enfrentándose cara a cara con el animal en su terreno. ¿O crees que durante la lidia del Toro de la Vega lo que se hace es entrar con la lanza todos a una sin orden ni concierto, como han pretendido hacer creer los ecologistas? Si lo pensabas así, te equivocabas de medio a medio. Ya ves, ya veis todos, que las mismas excusas sirven para las corridas que para los festejos populares.
Otra variable que se ha sacado a relucir ha sido la del arte, la de la creación. Yo la acepto. Así de claro: acepto y no cuestiono que lo que a veces, de vez en cuando, algún torero consigue durante la lidia de un toro podría ser, o es de hecho, arte. Ahora bien, como ser racional que soy, cuando pongo en una balanza ese arte por un lado y el sufrimiento claro e indiscutible causado a otro ser vivo sin más motivo que la consecución de dicho arte para mi disfute particular y el de otros como yo en el otro, no puedo dejar de entender y reconocer que el precio es demasiado caro. Y no me refiero simplemente a la vida de ese animal, sino al envilecimiento de mi espíritu, de mi moral si lo preferís, pagando con la moneda de la crueldad por un poco de divertimento. Fue hristo quien escribió "Pero, por mal que suene (y aunque siento cierto grado de empatía hacia los animales), creo que es símplemente porque nos envilece como humanos regodearnos en el sufrimiento de otro ser vivo por puro placer." A mi juicio, la mejor frase de todo el hilo, por certera. A eso se reduce todo.
También se ha querido comparar la muerte de los toros en las plazas con la del resto de ganadería destinada a la subsistencia de la humanidad. Eso sí es demagogia. Hasta la explotación masiva de la ganadería -con todo el maltrato hacia los animales que conlleva, y que no niego- la esperanza de vida en occidente era mucho menor que la actual. La desnutrición infantil era frecuente y, en definitiva, la calidad de vida mucho menor. No sólo por no poder comer carne, claro, pero también por esto. En definitiva, que el pan está muy bueno, pero si metes entre medias jamón, mejor todavía. Antes sólo los ricos podían permitírselo, ahora, casi cualquiera. Mejorar las condiciones de vida de toda una civilización sí justifica el sufrimiento de un determinado número de animales. ¿Es lo ideal? No, no lo es, pero sí es el "mal menor". Nadie se divierte criando animales en las condiciones en las que se hace, pero es necesario para que la carne de esos animales siga siendo asequible a la mayoría de la gente. El divertimento que proporciona la lidia pudo ser necesario hace siglos, cuando otras formas de esparcimiento fueran prohibitivas para el vulgo. Hoy ya no lo es. Si el día de mañana se consiguiera sintetizar un alimento con las propiedades de la carne y un sabor parecido a partir de vegetales o algas yo sería el primero en censurar la actual ganadería intensiva.
No pretendo ni quiero relanzar la polémica con este mensaje. El hilo se muere y así debe ser. Sólo quisiera que quienes defienden la fiesta de los toros meditaran un poco sobre por qué lo hacen. El arte se puede admirar en otras disciplinas incruentas. El divertimento lo pueden encontrar en otras actividades de ocio. No minusvaloro su pérdida y su sacrifio si decidieran renunciar a los toros: perderían algo que ha formado parte de su vida. Pero, si son -y lo son- verdaderamente iteligentes, ¿cómo negarse a sí mismos que su renuncia es la decisión más humana? Yo les admiraría por ello.
Gracias a quien haya leído el tocho y perdón por él. Un saludo.
Bueno, yo me he leído el "tocho", la verdad es que te estaba echando de menos en este hilo. Puede que tengas razón, José Varela, no lo sé. Yo no le encuentro el punto estético al Toro de la Vega, quizá lo tenga y la cosa vaya mucho más allá del deleite que pueda suponer tirar a una cabra desde un campanario. Cosas del desconocimiento. Por otro lado, no encuentro contradicciones en mis argumentos, aunque empiezo reconociendo que las tengo en cuanto al valor ético que puede suponer la tortura de un animal a cambio de placer estético, por lo que comprendo vuestras razones y asumo que la fiesta terminará por desaparecer o, como dice hristo, relegarse a un espectáculo para guiris y, presumiblemente, aboliendo las suertes que suponen sufrimiento para el animal.