Muy bien traido el argumento de Varela.
Me ha costado mucho entrar al trapo (que paradoja) pero aunque os aburra voy a contar mi historia personal.
Soy hijo de taurina y pasota de los toros. Durante muchos años vi y escuché (he de reconocer que era casi mejor que verlo) a Matias Prats Sr. retransmitir festejos taurinos. Creciendo en ese ambiente uno se acostumbra y digiere que lo de matar toros en un festejo popular es una cosa normal. Veía a mi madre (os juro que es la ostia de sensible) disfrutar como una enana con una faena de Roberto Domínguez o de Manzanares, o de....
Pero entonces me hice mayor. Y que mejor manera de devolver la atención prestada que pagar una entrada de los toros en San Mateo para aquella persona que había dado los mejores años de su vida para mí y para mis hermanos. Y allí me vi yo, escuchando los lamentos de un animal, que desde mi punto de vista no parecía criado para eso, encerrado, obligado a defenderse, acorralado por una cuadrilla (en otra situación esto casi sería un insulto) que sólo pretendía su muerte.
Con los años me di cuenta de que cada vez estaba más a favor del toro (que no en contra del torero). Tanto que ahora soy incapaz de ver, ni por la telvisión, una corrida de toros.
Estoy convencido de que la tradición no está reñida con la razón.
Estoy con Demorado. Esto, antes o después, se acabará.
Pues mejor antes.
Me ha costado mucho entrar al trapo (que paradoja) pero aunque os aburra voy a contar mi historia personal.
Soy hijo de taurina y pasota de los toros. Durante muchos años vi y escuché (he de reconocer que era casi mejor que verlo) a Matias Prats Sr. retransmitir festejos taurinos. Creciendo en ese ambiente uno se acostumbra y digiere que lo de matar toros en un festejo popular es una cosa normal. Veía a mi madre (os juro que es la ostia de sensible) disfrutar como una enana con una faena de Roberto Domínguez o de Manzanares, o de....
Pero entonces me hice mayor. Y que mejor manera de devolver la atención prestada que pagar una entrada de los toros en San Mateo para aquella persona que había dado los mejores años de su vida para mí y para mis hermanos. Y allí me vi yo, escuchando los lamentos de un animal, que desde mi punto de vista no parecía criado para eso, encerrado, obligado a defenderse, acorralado por una cuadrilla (en otra situación esto casi sería un insulto) que sólo pretendía su muerte.
Con los años me di cuenta de que cada vez estaba más a favor del toro (que no en contra del torero). Tanto que ahora soy incapaz de ver, ni por la telvisión, una corrida de toros.
Estoy convencido de que la tradición no está reñida con la razón.
Estoy con Demorado. Esto, antes o después, se acabará.
Pues mejor antes.