entrevista a carlos hoy en el norte a cargo de arturo posada.y la verdad bastante optimista el chaval.a ver si poco a poco coge el ritmo q le falta,paciencia y q la visita al doctor cugat le de alas:
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El largo calvario de Carlos Lázaro en el Real Valladolid
El mediocentro admite que ha pasado «días muy duros» por su complicada lesión de rodilla
Lázaro volvió a jugar el pasado 14 de agosto en un amistoso ante el Numancia. :: ANTONIO QUINTEROARTURO POSADA | VALLADOLID..-
El fútbol puede resultar muy traicionero: asesta hachazos en forma de lesiones en los momentos más inesperados. Que se lo digan a Carlos Lázaro (Olmedo, 1990), una de las firmes esperanzas de la cantera blanquivioleta, cuya rodilla derecha se quebró después de jugar ante el Real Madrid en marzo del año 2010. Una operación le reparó el menisco externo con un plazo de recuperación estimado en tres meses. A partir de ahí todo se torció, con pruebas médicas que no revelaban ninguna anomalía, una rodilla que se empeñaba en hincharse continuamente y todo tipo de tratamientos que no surtían efecto. El pasado 14 de agosto, más de un año después de su primer paso por el quirófano, Lázaro volvió a vestirse de corto para disputar un amistoso con el Real Valladolid ante el Numancia.
«El ratillo que jugué [32 minutos] me encontré bien. Es mucho tiempo sin competir y la verdad es que el ritmo se nota. Eso se coge con entrenamientos y partidos posteriores», señala Lázaro. El calvario puede estar tocando a su fin, aunque el futbolista sabe que aquello no fue más que «una prueba». «Queríamos ver cómo respondía a la competición. Después del entrenamiento de ese día, con buenas cargas, la rodilla está genial. Tendría que seguir así y esperar que siga con normalidad en el día a día».
Mejor, pero no al cien por cien
«El chico se va encontrando bien, pero la rodilla no acaba de estar al cien por cien», recuerda Rafa Ramos, el jefe de los servicios médicos del Real Valladolid. «Clínicamente va mejor, pero no me acabo de fiar del todo. Estamos pendientes de la visita de seguimiento con Ramón Cugat», añade en referencia al prestigioso galeno catalán especializado en lesiones deportivas de rodilla.
El casi año y medio de rehabilitación ha puesto a prueba la fortaleza mental de Carlos Lázaro. «No he llegado a desesperarme, pero sí que es verdad que algunos días se hacían duros, muy duros. Parecía que estaba bien, hacía un entrenamiento muy bueno y al día siguiente la rodilla se levantaba como un bombo. Le daba vueltas a la cabeza y me mataba. Porque psicológicamente estaba pensando en entrar, contar con algún minuto y, de repente, volvía a lo de siempre».
Lázaro se apoyó en su círculo más cercano. La familia, su novia, el doctor Pablo Grande, el recuperador Enrique Margallo y los demás fisioterapeutas del Real Valladolid.
Los médicos recurrieron a todo de tipo de tratamientos, como la sinoviortesis. «Se trata de destruir la sinovial articular con un rayo de itrio, una sustancia nuclear», explica Ramos. «Es una técnica que se usa mucho para lesiones y patologías sinoviales, pero en el caso de Carlos no funcionó nada».
Los factores de crecimiento aparecieron como la siguiente opción sugerida por el doctor Ramón Cugat. Una centrifugadora separaba los glóbulos rojos, blancos y plaquetas de Lázaro para emplear estas últimas en la maltrecha articulación del futbolista. «Un tratamiento muy simple», evoca Carlos Lázaro. «Me sacaban sangre y me volvían inyectar en la rodilla las partes antiinflamatorias».
Magnetoterapia
La última resonancia reflejó la aparición de dos edemas óseos y los médicos le recomendaron otra solución: la magnetoterapia. «Me explicaron que era costoso, pero que me podía ayudar a que disminuyeran esos edemas. Se trata de un aparato del tamaño de la rodilla. Si podías, había que colocárselo durante tres horas. Lo mejor era emplearlo a la hora de dormir, para no estar pendiente de ello».
Carlos Lázaro sigue atento a su rodilla estos días. Se entrena con el resto del grupo y dispone de un programa especial para realizar un trabajo de fuerza, con una tabla de musculación en el gimnasio y la colaboración de los fisioterapeutas en el vestuario.
Por su cabeza cruzan pensamientos positivos. El final del martirio. La vuelta al fútbol. Un papel relevante en el Real Valladolid de Miroslav Djukic, superpoblado ahora por mediocentros. «Sí, hay mucha gente, somos muchos para pocos puestos. Pero hay que ganárselo en el día a día y estar ahí. La idea es coger la forma cuanto antes y empezar a competir».
Miroslav Djukic le recomendó desde el principio que estuviera tranquilo. «Me dijo que iba a contar conmigo cuando me encontrase bien». También la habló de todas las buenas referencias que había recibido del club sobre el potencial que atesora. Así que Carlos Lázaro espera ahora que el fútbol le devuelva aquel papel estelar que le tenía reservado.