APARENTEMENTE TODOS CONTENTOS: HEMISFERIO SUR
Han concluído unos tests de Noviembre un tanto inusuales para el Hemisferio Sur. Que los campeones del mundo pierdan todos sus partidos excepto el que les enfrenta a Italia puede considerarse inusual. Que Australia pierda con Escocia es también inusual y que Nueva Zelanda gane sus partidos anotando un único ensayo (excepto frente a Francia) y sin que le anoten ningún ensayo en toda la gira es algo más que inusual. Los Pumas, en plena reconstrucción, siguen buscando la luz al final del tunel.
Sudáfrica venía a comerse el mundo en los tests de Noviembre. Con mucha gente joven y muchas caras nuevas respecto a las que arrasaron en el 3N y conquistaron las series a los Lions (Potgieter, Kirchner, Olivier, Ralepelle, Deysel, Bosman, Rose...). "Lo que faltaba" pensaban en NZ y AU: después de masacrar y demostrar que son el mejor equipo, dar profundidad y construir el futuro proporcionando experiencia a los jóvenes. "No hay factor cansancio" decía Jon Smit de sus compañeros. La realidad ha sido que los Springboks no han dejado de tener problemas durante toda la gira y desde el primer momento, las cosas han ido torcidas. Con la nacionalidad de Mtawarira, con lesiones, con el propio Jon Smit, con el cansancio de sus jugadores, con el pie de Morné Steyn... incluso hasta en los saques de touch han tenido problemas. El cansancio es la única explicación a la debacle que representa perder contra Tigers, Francia, Saracens e Irlanda y ganar únicamente a Italia. Si durante el 3N daba miedo la fuerza que los Springboks imponían en su juego, durante los tests de Noviembre, Francia les dio una lección en cuanto a fuerza. Si durante el 3N parecía que no había solución contra el kick&chase de Steyn y du Preez, ahora nadie se ha visto realmente bajo presión cuando los Boks lo aplicaban. Si durante el 3N el pie de Steyn parecía de oro y llegó a estar por encima del 90% de acierto, en noviembre le hemos visto fallar más que una escopeta de feria. Concluída la gira, Peter de Villiers ha pedido cuidar a los Springboks para que no se "quemen". De alguna manera, el mensaje que se quiere enviar a propios y extraños es que "nada ha cambiado", que "somos los mejores" y que se trata de cansancio.
Nueva Zelanda quiere creer que sí, que algo ha cambiado. En Hamilton, el tercer partido de la temporada entre SA y NZ, la victoria de los Springboks ante los All Blacks fue ajustada, muy ajustada, y los All Blacks lo recuerdan y creen haber mejorado un par de peldaños desde entonces. Aun cuando las victorias de este tour no habían sido convincentes (ni ante Gales ni ante Italia ni ante Inglaterra los All Blacks jugaron como se les suele recordar), los mensajes eran de un creciente "estamos en ello". Richie McCaw y los suyos tenían la sensación de que cada vez estaban más cerca de hacer "clic" y desplegar el juego que les es propio. Ante Inglaterra, Zac Guilford y Muliaina estuvieron muy cerca y cuando llegó Francia, fuera casualidad o misterio, o bien fuera que los franceses aceptaron el envite de NZ, por primera vez en toda la temporada los de negro (los de blanco, mejor dicho) hicieron "clic". En el campamento kiwi son todo caras alegres antes de las vacaciones de diciembre, pensando que han encontrado "la fórmula"; la fórmula de enfrentarse a los Springboks, de ganar partidos, de apabullar de nuevo a los rivales. Lo cierto es que el juego de NZ en Noviembre se ha fundado en una defensa muy correosa, con una gran fiereza en los terceras en un intento por ganar todo balón que esté en disputa. Ha perdido la tradicional ascendencia que tenía en la melé, cosa que puso de relieve tanto Italia como Francia pero ha ganado solidez en la touch. Los All Blacks han pasado de ser mágicos a ser serios y ordenados, pero después del partido ante Francia se van contentos convencidos de que en 2010 volverán a ser el espejo ante el que todos se miran.
Australia es posiblemente quien más haya perdido y paradójicamente quien también más haya ganado en este tour. El responsable de todo ello no es otro que su intrépido seleccionador, Robbie Deans. Se había hablado tanto de emular la gesta de Ella, Farr-Jones, Lynagh hace justamente 25 años cuando Australia consiguió su primer Grand Slam que cuando O'Driscoll consiguió el ensayo bajo palos que daba el empate a Irlanda, la incredulidad se apoderó de jugadores y aficionados. Fue precisamente ese ensayo de O'Driscoll quien venció a los Wallabies en Murrayfield, y el fantasma de ese ensayo en las mentes de los jugadores llevó a la auténtica hazaña del tour: Escocia rompió su maldición contra los australianos y venció después de 27 años. Para más colmo, Australia tuvo en sus manos (en sus pies) la victoria en el último suspiro y la dejó escapar. En ese momento sonaron todas las alarmas. Que una cosa es salir apaleados ante Springboks y All Blacks y otra muy diferente es perder contra Escocia. La gente miró de reojo a Deans sin atreverse a señalarle como culpable. Se criticó entonces a los jugadores y aunque Deans rehusó hacerlo en esta ocasión (no así después del partido de Wellington), tomó cartas en el asunto. Los Wallabies habían sido mejores que Irlanda y empataron; habían apabullado a Escocia y perdieron. ¿Qué sucedía con estos Wallabies? Hábito, costumbre de ganar, decía su entrenador en una entrevista ante Greg Growden. Con la espalda contra la pared Australia realizó su mejor partido de la gira ante Gales y demostró su nivel real. Australia ha demostrado que tiene jugadores, que tiene relevo, que puede contar con Pocock, Palu y Elsom en la tercera, que Giteau es mejor de 12 que de 10, que no le va mal el sistema NZ de jugar con un sólo centro y con dos five-eighths que se alternan como primer receptor y segundo receptor, que Genia está preparado para jugar al más alto nivel, que tiene la mejor primera línea del mundo... y que lo único que le falta es ganar. En este tour Australia ha perdido mucho, pero ha ganado el convencimiento de que le sobra la calidad para construir el mejor equipo del mundo, y la intención de todos en el campamento aussie es demostrarlo cuanto antes, en la próxima Super14.
De Argentina podríamos destacar cosas buenas y malas, pero nunca podremos asegurar a qué juegan. Es triste decirlo, porque todos y cada uno de nosotros querríamos que Los Pumas lo hiciesen bien, pero debemos decirlo: Argentina es aburrida y predecible sobre el campo. Los de Santiago Phelan solo han anotado un ensayo en los tres Test y son incapaces de crear espacios, abusando de las patadas altas (aunque parezca mentira Argentina juega también con dos alas aunque no vean el oval en los 80 minutos). Después de la derrota frente a Inglaterra con un juego más bien insípido, Gales le barrió del Millenium dejando al descubierto todas sus verguenzas. La única satisfacción para los sudamericanos fue la victoria frente a Escocia por 6-9. No hay ninguna duda que Argentina tiene una gran delantera: Mario Ledesma, Rodrigo Roncero, Patricio Albacete y Juan Fernández Lobbe son jugadores que cualquier otra selección del mundo mataría por tenerlos en sus filas. Pero al igual que Italia, un equipo no puede "crecer" solo basándose en su set-piece. Las bajas por lesión de Juan Martín Hernández y Felipe Contepomi se han dejado notar, y la ausencia de éstos hace que el juego de ataque se resienta sobre manera. Ahí es donde Argentina tiene que trabajar, buscando recambios solventes para circunstancias como éstas. Si los Pumas no "crean" tres cuartos de calidad a dos años vista, la caida libre emprendida en el último año (han bajado del tercer al séptimo puesto en el ranking de la IRB) puede ser debastadora. Quizás un traspaso de esos jugadores a clubes de la Currie Cup y Air New Zealand Cup pueda darles ese punto de calidad y de nivel competitivo de cara al mundial 2011 y al "Cuatro Naciones" a partir del 2012. El Mago Hernández, que milita en los Sharks sudafricanos, podría abrir la puerta a más de un compatriota.
Así pues, por esta vez, todos se van contentos de vacaciones.
Aitor Moragas
http://balonoval.typepad.com/balonoval/2009/12/analisis-selecciones-rugby-hemisferio-sur-.html