Como hay jugadores que lo bordan en segunda, pero que se quedan cortos para Primera, como nuestro entrañable Bea sin ir más lejos; así está visto que hay entrenadores que le tienen tomada la medida a la división de plata y la Primera les queda grande, muy grande. Y Mendi es uno de ellos.
Ya con el Eibar hizo un temporadón, y no ascendió porque la plantilla era muy justa y no le llegó para el sprint final. Pilló aquel Valladolid con Gª Calvo en plenitud, Víctor en crack y Llorente en killer, y se salió de la tabla.
Pero en Primera, amigos, está lo mejor de lo mejor. En el campo y en los banquillos. Y no se puede ir a todos los lados con el mismo traje, porque en la segunda fiesta ya hay quien sabe dónde tienes el descosido. Y lo saben aprovechar.
En Primera hay que tener recursos y variantes suficientes para, si notas que te estaban esperando, darle un giro a tu estilo y hacer pensar al del banquillo de al lado. Y no limitarse a cambiar de piezas en el mismo tablero; y muchas veces para que esa pieza la cague y así no tener que ponerla nunca más. Y si, por un casual, esa pieza se sale y te salva el culo, dejarla al partido siguiente en el banquillo los noventa minutos. Eso es quedarte grande una categoría.
A Mendi hay que darle puerta y dársela ya. Porque que él mismo reaccione es una quimera, y lo sabéis. Y porque con esta plantilla va a estar muy, muy difícil salvarse, porque les obliga a jugar a un juego que no es el suyo.
¿Qué quién va a levantar eso? Que se coma el marrón el secretario técnico, que para eso está. Pero os diré que algún técnico serio y valiente, que vea lo que tiene y aplique un sistema en el que quepan sus mejores piezas, y no al revés, tiene bastantes posibilidades de salvar al equipo con holgura, porque plantilla hay. Pero ya, que si esperamos a que quede un tercio de liga puede que esto no lo levante ni Dios, pero el de verdad.