Son gentuza y, efectivamente, como alguien señaló antes, me niego a refugiarme en la recurrente frase de "son una pequeña minoría" porque no es así. Fijo que habrá magníficos aficionados, pero por lo que podemos comprobar cada vez que pisan Valladolid o cada lunes que abrimos un periódico (que no sea de Prisa), allá donde van dejan su sello de mala educación cuando no violencia, prueba irrefutable de que si bien todos no lo son, si que tienen un amplio porcentaje de macarras a los que ocultan, auspician y acompañan con sus cánticos.
El problema es que se saben protegidos por la prensa y eso les hace crecerse y sentirse con carta blanca para destrozar e insultar tanto en su casa como cuando viajan fuera.
Cansa ya tanto halago a la mareona y a la afición del Hezporting en general como hinchada ejemplar, cuando todos tenemos vivo en el recuerdo esos años suyos en segunda en los que El Molinón, era, domingo si y domingo también, un auténtico desierto (luego dicen de nosotros o del Oviedo).
Supongo que todo esto seguirá siendo así hasta que un día, que esperemos nunca llegue, ocurra algo realmente grave. Entonces, todos los que les olfateaban el culo y les ríen las gracias, se llevarán las manos a la cabeza y se preguntarán "por qué" y "como es posible que haya pasado algo así".
Mientras tanto, decir que espero que los que insultaban, hayan vuelto a Gijón con un buen gripazo del frío que pillaron, y se pasen todas las navidades en cama y con gasitas calientes en la frente, que yo, gracias al ZAS EN TODA LA BOCA que se llevaron, pasaré unas fiestas de puta madre hasta por lo menos, el día 4 de enero.