Vaya palo. Yo sabía que Mendi algún día se iría, pero estaba seguro de que iba a ser por la puerta grande, ante la llamada de un club con mayores aspiraciones.
Aun así aquí ha cumplido con creces: cogió el club al borde de la desaparición, en una temporada en que había apenas 6000 abonados.
Gracias a la identidad de la que dotó a la plantilla, la gente empezó a sentirse también identificada con sus patrones de juego, sobre todo frente a los grandes: desparpajo, presión, compañerismo...
Pero este año ha sido la continuación de los intereses peseteriles de muchos jugadores que ya el año pasado no querían estar. Y así nos va, de vuelta a la mediocridad, al baile de entrenadores con distintos puntos de vista.
Trabajo difícil para One, al cual conozco y con quien he tenido la ocasión de jugar al fútbol alguna vez, y me parece un tío que lo va a dar todo por el Pucela, como también hizo Mendi.
Toda la suerte del mundo!!