La senda incorrecta
Borja Barba · 25 Enero 2010
No guardo especial buen recuerdo de aquellos libros infantiles que permitían al incipiente lector elaborar ’su propio final’ de la historia, eligiendo entre varias opciones que te hacían recaer en una u otra página del libro. Siempre me parecieron un poco engañifa. Podías elegir entre varias opciones al terminar una página o un capítulo, pero los diferentes finales ya estaban todos escritos, así que la capacidad de decisión era reducida.
A Sergio Asenjo (Palencia, 1989) se le presentó la posibilidad de elegir cuando tan sólo llevaba leídas 10 o 12 páginas de su libro. Apenas había comenzado a sumergirse en la aventura, apenas había situado escenarios y personajes principales, cuando, al concluir el primer capítulo de su lectura, se encontró con la aparentemente inocente disyuntiva. O aceptaba la sugerente oferta del Atlético de Madrid o continuaba su formación, aún por completar, a orillas del Pisuerga, tranquilo y cómodo en las filas del Real Valladolid.
Asenjo, de natural inconformista y osado, decidió escoger la vía atlética. Más arriesgada, sin duda, pero con una firme promesa de mejor futuro. O, al menos, de mejor escaparate. El Atleti le ofrecía formar parte de uno de los considerados como equipos fuertes del país. Aunque sólo fuera por la trascendencia social y mediática del club colchonero, el meta palentino iba a conseguir acaparar muchas más miradas que las que se le dirigían en sus años blanquivioletas.
Pero la promesa de un mejor escaparate, más grande, mejor iluminado y, sobre todo, situado en una de las principales arterias comerciales del país, no implicaba necesariamente la promesa de un mejor futuro deportivo. Es innegable que el portero castellano ha dado un paso atrás, en lo que a su rendimiento sobre el césped se refiere, desde su salida de Zorrilla. Asenjo ya no salva a su equipo con sus paradas milagrosas, ya no es un seguro de vida en la portería y su figura decrece mes a mes. Algo le pasa.
Quizá escogió la opción incorrecta al terminar aquel primer capítulo de su libro. Puede que quisiera anticipar un final que él imaginaba triunfal, saltándose todo el desarrollo de la historia, el grueso del libro, personajes secundarios y diálogos incluidos. De momento, David De Gea, otro ejemplo de precocidad, le ha birlado el puesto en la portería del Atleti. El centro del escaparate ya no es para Sergio. La historia tenía un final mejor.
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