Hoy el partido lo ha perdido Gómez. Al menos ha impedido que lo ganáramos. A ver: Desde mi punto de vista hoy el Valladolid, al menos, ha estado bien plantado, sólido, con llegadas al borde del área pero sin remate. Bueno, nos es un juego brillante pero al menos, salvo en el segundo 14, el Cartagena no se acercaba. Hoy Álvaro Antón estaba jugando bien, estaba enlazando el medio del campo con la delantera.
Hasta que a Gómez le dio un ataque de entrenador y vio aquello que nadie ve y decide cambiar al 10 por Calle. Ahí dejamos de poder ganar el partido. Ahora faltaba, al menos no perderlo. Ya no había conexión entre las líneas y el Cartagena tenía, cada vez, más balón. Primer aviso: tiro al palo. Después una jugada rápida, un balón a la espalda, una salida lenta de Jacobo, un balón colgado y un remate a puerta vacía. 0-1.
Se acabó. Toque de corneta, la heróica, la nada. Mucho corazón durante 15 minutos, poco juego, un tiro al poste que, quizá, habría hecho más justicia. Pero tampoco importa.
Hoy Gómez solo hizo un cambio y fue para empeorar lo que había. Después, con el 0-1, miró al banquillo y no vio nada. Probablemente los aficionados que hoy fueron a Zorrilla también miraron al banquillo y tampoco vieron nada.
El ciclo de Gómez termina hoy. Es una pena porque pensé que era el mejor entrenador de la categoría, al final ha demostrado que es simplemente entrenador. Le pudo la presión, la confianza ciega en su sistema de juego, en determinados jugadores, o qué se yo. Como a Rafa Benitez le hace falta más cintura para triunfar en esto, cintura y personalidad para imponerse a las plantillas. Que tenga suerte.