Guardameta en espera
Dani Hernández confía en que llegue su momento mientras acude a clases de quiromasaje y prepara el curso de entrenador. Vive a la sombra de Jaime, pero eso no quiere decir que se sienta cómodo
ARTURO POSADA | VALLADOLID..-
Daniel Hernández Santos (Caracas, Venezuela, 1985) es la presencia constante en las convocatorias del Real Valladolid. Solo él ha integrado todas las citaciones oficiales de esta temporada. Dani Hernández figura como el perejil de todas las listas y, sin embargo, jornada tras jornada aparece como el gran secundario. A la sombra de Jaime Jiménez, este guardameta tinerfeño, que jugó los dos partidos de Copa, espera su oportunidad en Liga.
¡Un momento! ¿Tinerfeño?
«Sí, soy chicharrero», explica el portero. «Mi madre es de La Gomera y mi padre de Tenerife. Estaban trabajando en Venezuela y tanto yo como mi hermano nacimos allí. Con un año y medio me trajeron a España y ya me quedé aquí. De allí prácticamente conozco lo que he ido con la selección».
La titularidad indiscutible de Jaime Jiménez oscurece el papel de Dani Hernández, pero el 'número dos' de la portería no desfallece. Tampoco le invade el nerviosismo. «Está claro que en este momento hay que mantener la cabeza fría y albergar la esperanza de que en algún momento llegue la oportunidad. Trato de mejorar en cada entrenamiento. Peleo por ponérselo difícil al entrenador. No puedo bajar los brazos».
Su estadística blanquivioleta hasta la fecha se resume en los dos partidos completos que disputó en la Copa del Rey ante Nàstic y Celta de Vigo. La eliminación ante los vigueses supuso un varapalo en el peor partido del Real Valladolid durante la campaña. «Nos habría venido bien seguir en la Copa porque iríamos sumando minutos, pero hay que asumir la realidad como viene».
Y la realidad le conduce al banquillo partido tras partido, a la espera de alguna circunstancia que requiera su aparición. A Dani Hernández se le confronta con el caso de Sergio Asenjo, quien tuvo que enguantarse rápidamente ante el Real Madrid para defender la portería del Atlético de Madrid tras la expulsión de Courtois la pasada jornada. «Es muy complicado que se dé, pero cuando uno está como suplente y ve que le sucede a otros porteros dice '¡hombre, estaría bien que me pasara a mí de vez en cuando!' Pero hay que tener paciencia».
Dani Hernández se define como una persona «bastante animada», con confianza en sus posibilidades y con «buen humor en el día a día». «Esto es lo que mantiene la cabeza en su sitio». Su relacion con Jaime es «buena y cordial». «Es muy malo para el equipo que los porteros se lleven mal».
La carrera de Dani Hernández es la de un portero prometedor. Se inició en Geneto, un pueblo cercano a Santa Cruz y de allí saltó a la cantera del Tenerife. «Hasta que cumplí los 18 y empecé a estudiar la carrera». Las cesiones en el Rayo Majadahonda, Villalba y Guadalajara precedieron su pase al Real Madrid C, donde permaneció año y medio y coincidió con futbolistas que ahora forman parte de la primer plantilla blanca como Esteban Granero y el guardameta Antonio Adán. En aquel equipo también militaban Miguel Torres (Getafe) o Laure Sanabria (Deportivo).
«Uno es consciente de que resulta complicado llegar al primer equipo, pero la ilusión no te la quita nadie. No pudo ser y me fui», relata. Rayo Vallecano, Jaén, Huesca, Valencia Mestalla y Real Murcia completan su hoja profesional antes de recalar en el Real Valladolid. «La temporada más satisfactoria fue en Jaén. Nos proclamamos campeones de Copa [Federación] y nos quedamos a un paso de subir de categoría [de Segunda B a Segunda]. Además, estuvimos a cien minutos del récord de Abel Resino de imbatibilidad». Dani Hernández usa la primera persona del plural, pero el mérito en la portería le corresponde. Se mantuvo once partidos sin encajar un gol. «A nivel colectivo, me quedo con el ascenso del año pasado con el Murcia y el cuarto puesto en la Copa América».
Internacional con la selección de Venezuela, nada más llegar al Real Valladolid renunció a jugar ante Argentina. Desde entonces Dani se ha quedado fuera de los últimos compromisos con la 'Vinotinto'. «Sin jugar es complicado ir a la selección, y más ahora que es una clara aspirante a disputar el Mundial. Hasta que no empiece a jugar no tendré opciones. No me arrepiento de haber renunciado a la última convocatoria. Llevaba en Valladolid seis o siete días y no podía marcharme porque no me iba a favorecer en nada. En el momento que me llamaron no tenía ni casa aquí».
Su tiempo libre lo pasa jugando al pádel con Peña, Alberto Bueno y Jofre o «dándole a la PlayStation». También se junta para «tomar algo» con Víctor Pérez, Balenziaga, Nauzet y Nafti, entre otros. «Necesito mejorar al pádel. Voy poco a poco», se ríe. «Estamos todos a un nivel parecido».
Mientras espera su momento deportivo, Dani se prepara más allá de los entrenamientos. Después de iniciar la carrera de INEF, descubrió que no era lo suyo. Lleva tiempo dándole vueltas a un cambio de rumbo universitario ahora que tiene Madrid a una hora en tren. Además, asiste por las tardes a clases de quiromasaje y en un par de semanas comenzará con el curso de entrenador de nivel I. «¡Al final voy a ser un hombre ocupado!», exclama.
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