carmelinato escribió: Me gusta como está enfocado el artículo. No sé si estaréis de acuerdo conmigo pero yo creo que la palabra inmigrante debería ir desapareciendo de nuestro vocabulario sustituyéndola, como hace el artículo, por ciudadano. No me gustan las fronteras, ni los muros, ni tan siquiera las puertas. Un individuo que vive en la misma ciudad que yo, no es un imigrante chino, ni subsahariano, ni sudamericano. Es tan ciudadano de Valladolid como yo. Si el camino nos lleva inevitablemente a la globalización el primer paso debería ser que las personas sean simplemento eso personas independientemente de donde sean y donde estén.
Por otro lado Berlusconi y el resto de dirigentes que enfocan este tema desde el punto de vista de las restricciones de derechos a personas venidas de fuera no es que sean fascistas en sí, pero sí que están tomando parte de su doctrina.
Creo Prisco que te equivocas en tu comparación con "Che" Guevara. Aunque no es precisamente mi ídolo, las circunstancias en las que se tomaron sus decisiones nada tienen que ver con con las leyes xenófobas de Berlusconi.
En cuanto a lo que lees o escuchas, haces muy bien en elegir a través de que medios quieres obtener información. Pero te sugiero que seas un poco más plural al elegirlos y así verás que todas las noticias tienen más de un punto de vista.
Saludos.
Enorme, camelinato, coincido totalmente en el término
ciudadano como termino que aglutina por sí mismo a la persona en su totalidad como individuo en plenitud de
deberes y derechos, dentro de la colectividad, que también merece el termino de ciudadanía.
Sólo he de poner un pero a tu intervención y es que creo que Berlusconi sí es un fascista por acogerse a métodos y doctrinas que encuentran su raiz en los totalitarismos del s.XX, por aliarse encubiertamente con la mafia en determinadas zonas para conseguir apoyos, entre otras cosas, y por algunos
tics un tanto faraónicos, tales como hacerse con las riendas de un equipo de fútbol como el Milán al que hizo uno de los equipos más grandes que se ha visto en la historia, una superpotencia futbolística y una multinacional, cuando el concepto de fútbol como negocio global a escala planetaria aún estaba dando sus primeros pasos.
Es incomprensible lo que sucede en Italia, un país con tal potencial, echado a perder en la dicotomía Norte-Sur. Vamos, que el problema en Italia, no es Silvio Berlusconi, son los propios italianos, que han perdido totalmente el norte asumiendo una trágica historia política como parte de sí mismos, en un país con unas diferencias socioeconómicas muy marcadas, que no han podido o sabido resolver, estando ya en pleno siglo XXI.