Rubio sigue en el limbo
- Club y capitán siguen sin aclarar su futuro a una semana del comienzo de la pretemporada
- La entidad busca un futbolista joven en su puesto
- El jugador no quiere seguir si su papel es residual
La Liga finalizó para el Real Valladolid hace un mes exacto. Y la pretemporada comienza en una semana exacta. El tiempo pasado no ha servido para desentrañar su porvenir. El tiempo futuro se echa encima a toda velocidad. Y Álvaro Rubio sigue en el limbo. A día de hoy, ya en julio, está sin equipo.
Sus diez temporadas como blanquivioleta no han servido ni para acelerar su renovación ni para sellar su adiós. El capitán habita en zona de nadie, como los apátridas en un aeropuerto. Sin embargo en esta historia hay salida. En fútbol, siempre existe. Pero... ¿cuál?
El primer punto de una cuestión compleja es que el Real Valladolid no castiga con la indiferencia a su eterno capitán, tan querido por la afición. No es un caso de desprecio de madrastra. A Rubio se le ofreció continuar antes del final de temporada. Pero se le hizo ver su nueva condición: sería un jugador prácticamente testimonial y su ficha sería mínima.
¿Una invitación a marcharse sin tener que tomar la decisión en Zorrilla? ¿Un replanteamiento tras una temporada nefasta, con necesidad imperante de sangre nueva? Puede ser una de ambas posibilidades. O las dos. Pero todos tienen claro que el fútbol del equipo no puede gravitar sobre un jugador de 37 años con problemas para acabar los partidos. Hasta él lo sabe.
Y entonces Rubio decide irse. No lo hace público pero lo comenta en el club. Cuando este diario publica el 31 de mayo el listado de la situación de la plantilla, su decisión está tomada. Sólo quiere quedarse si se cuenta con él, no como complemento testimonial.
Pero luego el riojano se echa atrás y decide esperar. ¿Por qué? La razón no ha trascendido. Su entrada en el mercado futbolístico es bastante complicada, a causa de su edad, y esto puede haberle empujado a esperar.
En el club la situación también varió. Ya no se le ofrecían esos mínimos, sino que se le pidió paciencia. Si la dirección deportiva encuentra un jugador más joven en su posición, no contarán con él. Y si no queda presupuesto para su ficha, tampoco. Pero si no llega el refuerzo deseado y resta algo de dinero, Rubio cuenta.
Parece que el jugador acepta este nuevo escenario, ya que su relación con el club no se ha deteriorado. De hecho el viernes se produjo la última conversación entre las partes.
En Zorrilla manejan la situación como si fuese una bomba activada. Saben que Rubio es un futbolista muy querido por la afición. Cualquier tropiezo en las formas puede ser muy mal digerido por unos seguidores que gritaron a favor de su continuidad en el último partido, ante el Mallorca, y muy activos en las redes sociales sobre este punto. No conviene crear un cisma entre el club y la ciudad, y menos en pleno inicio de una campaña de abonos que propugna todo lo contrario.
Los pasos dados hasta ahora por la dirección deportiva no son favorables a los intereses de Rubio. Hay tres mediocentros defensivos en plantilla: Leão, que apura su última temporada de contrato; Luismi, recién fichado del Sevilla por dos temporadas, y Anuar, que ha dado el salto, aun con ficha del filial, para trabajar con el primer equipo, en el que se quedará si juega determinado número de partidos. Y no parece que se piense en el logroñés como organizador.
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