27 febrero 2013
Por Mario Ornat
España, de la meta del Mundial... ¿a pelearse por la permanencia?
Tres partidos después del arranque del Campeonato de Europa FIRA-AER, el Seis Naciones B, España aparece en la última plaza después de que Rumania se impusiera en Gijón (15-25), con menos puntos en el marcador que diferencia en el juego. La presentación en casa (en el campo de Las Mestas), a la vuelta de la ajustada derrota en Rusia (13-9) y el empate en Bélgica (21-21), ha recrudecido una impresión más bien pálida del XV de Bryce Bevin, culminada con su última posición actual en la tabla. Como era de esperar, Georgia y Rumania lideran la clasificación con tres victorias y 12 puntos; Portugal es tercera después de haberle ganado a Bélgica (19-12) este fin de semana. Los lusos tienen cinco puntos. Bélgica y Rusia (4). Los Diablos Negros se han arreglado para, aparte de la igualada con España, arañar un par de puntos bonus defensivos contra Georgia en casa (13-17) y en la reciente visita a Portugal (19-12). España es última con tres puntos (los 2 del empate en Bruselas y el bonus de Sochi, en la apertura contra los rusos).
La exposición aséptica de la situación no oculta uno solo de los decepcionantes matices que hay detrás. España es, con Bélgica, el único equipo que aún no ha ganado. Contra Rumania se quedó además sin puntuar, objetivo específico del seleccionador Bryce Bevin en el inicio del torneo y que, como ha quedado dicho, sí van cumpliendo los demás. Al margen de la pelea de los dos gallos, georgianos y rumanos, el resto están muy igualados en la lucha por la plaza de repesca, pero las impresiones de España parecen bastante peores. Queda la visita a Georgia el 9 de marzo y el choque con Portugal en Santiago de Compostela, a la semana siguiente. El partido con Rumania certificó una incomodísima impresión ya apuntada en la visita a Bruselas: el equipo mantiene algunos problemas severos (la falta de iniciativa y de posesión en el juego, más los gruesos errores defensivos de placaje), y ha empeorado en otros aspectos desde el debut en Rusia hasta ahora. Dicho de un modo gráfico: parece caminar hacia atrás en lugar de evolucionar. Cosa peligrosa. [Edito: olvidé incluir un dato que me parece muy significativo. Las estadísticas que maneja Bevin hablan de 20 placajes fallados contra Rusia, otros 20 frente a Bélgica y 19 contra los rumanos. Creo que esas cifras hablan por sí solas].
Juicio de las decisiones aparte, hay un hecho incontrovertido: éste es un equipo menos potente que el de hace un año, notoriamente menos potente, y con menos experiencia. Parecía lógico concederle la necesaria expectativa de progresión con el tiempo, los partidos, el trabajo y las decisiones. En los dos primeros encuentros faltaban los jugadores del Seven, por la coincidencia de las etapas de Wellington y Las Vegas con los dos primeros encuentros del 6 Naciones B. En este partido regresaron: Glen Rolls, Pablo Feijoo, Carlos Blanco, Perico Martín y Julen Goia estuvieron en el XV titular. Todos esos factores contribuyen a hacer menos comprensible que España empeore, en lugar de ir hacia delante. El partido de Rusia nos pareció más aceptable que el de Bélgica; y el de Rumania el sábado, peor que los dos anteriores.
Desde luego el rival estaba en otro nivel, eso lo sabe cualquiera, pero Rumania dejó la impresión de ganar con un gasto muy relativo de sus potenciales. Un ensayo de Fercu en la primera mitad, en una de sus muchas jugadas por el canal central, llevó al zaguero rumano al único ensayo de los Robles. El resto de los 25 puntos salieron del pie de Vlaicu, el tremendo primer centro, que anotó la conversión y seis golpes de castigo. El plan rumano no consistió en la carga y en el aprovechamiento de su evidente superioridad física; o sí, pero con matices. Los equipos estudian a los rivales y los Robles habían identificado las vulnerabilidades españolas. Usaron sus avances en penetración con la delantera cuando les convenía. Implantaron su preeminencia y sacaron golpes de castigo para mantener el marcador en movimiento. Estiraron la goma cuanto quisieron. Pero, además de su conocido peligro en el paquete, Rumania jugó a estirar la defensa española en el abierto y a explotar los pasillos centrales con irrupciones indetenibles: Fercu, el zaguero, aparecía entre sus dos centros en cada jugada, generando una superioridad a la que la tercera línea española no respondió. La extraordinaria potencia de ese jugador hizo el resto en el ensayo: se coló por el medio y desechó hasta cuatro placajes antes de entrar bajo palos.
España contestó en la segunda parte con un par de ensayos, de Lionel Pardo (45') y César Sempere (78'). Este último mostró lo que España puede hacer si juega con velocidad a la mano: de una combinación como Feijoo, Corey Simpson (de apertura desde este encuentro), Carlos Blanco y Sempere, más los dos alas y Matías Tudela también en el medio, se ha de esperar producción ofensiva. En todo caso, mucho más de lo que vimos en Las Mestas. España debía tener pensado aprovechar su rapidez y verticalidad, pero nunca logró construir plataformas que le permitieran poner a los rumanos a defender, obligarlos al paso atrás, y jugar a partir de ahí. Uno recuerda apenas la escapada de Pedro Martín en el primer tiempo, la buena combinación y finalización de Sempere en el segundo ensayo... y poco más. El análisis que he recogido desde dentro del vestuario habla de falta de agresividad en la delantera, entre otras cuestiones. Ese detalle revela la conjetura inicial: el paquete había trabajado bien, en cuanto a actitud, potencia en los encuentros e iniciativa en las fases cerradas, en los primeros partidos. Con los rumanos, los chicos se encogieron. Eran inferiores y se hicieron aún más inferiores, algo que a una delantera, cuando reflexiona después, le duele especialmente. Esos muchachos pueden más. Esperamos más de ellos... porque les hemos visto darlo. Sin un paquete que vaya al frente, los de atrás van a ir hacia atrás... Y con ellos, claro, todo el equipo.
La derrota pone a España ya bajo la amenaza de luchar por la permanencia, que es exactamente el revés del objetivo de partida: pelear por la tercera plaza, la de la repesca, camino alternativo al Mundial 2015 de Inglaterra. Una cosa es que, a día de hoy y en las actuales circunstancias, tal meta deba ser considerada inalcanzable (aunque la tabla diga que está a dos puntos, ahora mismo); y otra la caída a una lucha por la supervivencia en la división. Si todos dudábamos de una cosa, la mayoría tampoco esperábamos esta otra. Siempre habrá gente que sí, desde luego, y es posible que sus razones estuvieran mejor acabadas que las contrarias. En cualquier caso, ésta es la situación que hay. Últimos y con dos partidos para finalizar la edición de 2013. Este equipo ha de dar un paso adelante, como sea, en lo que queda de torneo. Dentro de todas las limitaciones que queramos argumentar, podemos esperar más del XV del León. Y el apoyo para que lo logren va a ser inequívoco. Otra cosa es la realidad de los partidos. Si damos por descontado el resultado de la visita a Georgia, el encuentro ante Portugal se revela algo más que vital o fundamental. Y ahora vamos a eso.
Bryce Bevin ofreció esta semana la convocatoria para los partidos en Georgia y Santiago de Compostela. Se caen de la lista Jaike Carter, Aníbal Bonan y Beñat Auzqui. Entran Nicholas Marshall, Unai Lasa y Tom Parker. Éste, obligado por la lesión de Bonan. Aníbal sufrió dos conmociones por golpes en la cabeza en el espacio de pocos días: la primera el miércoles, en un entrenamiento; la segunda en el partido del sábado, que abandonó en camilla. Ha regresado con su club, el Stade Bagnerais, y deberá estar algunos días sin jugar al rugby y afectado en su vida diaria. Las conmociones son cosa seria; y la complicada vida de los jugadores semiprofesionales, con sus exigencias y apreturas, un mundo muy distinto del que pintan las normativas de seguridad de la IRB. Pero ese es otro asunto. Respecto a Beñat Auzqui, su ausencia ha venido rodeada de la suspicacia que, a estas alturas del partido, se ha hecho ya habitual alrededor de las elecciones de jugadores y el asunto francés. Auzqui, el pilar español, dejará la próxima temporada Tyrosse y ha fichado hace pocos días por el Union Bordeaux-Bègles, el equipo en el que trabaja Regis Sonnes, ex seleccionador español, como entrenador de delantera. Por ahí viene el ruido... Pero la ausencia de Beñat en esta convocatoria para Georgia y Portugal, sin embargo, estaba acordada de antemano con Bevin y la FER: el pilar tiene obligaciones laborales que le impiden estar en las concentraciones y los partidos nombrados.
Así lo han confirmado dos fuentes distintas cuando desde aquí les hemos preguntado estos días. La primera, el propio Bryce Bevin, con el que conversamos al respecto de la convocatoria para los próximos partidos ayer mismo. Así que la ausencia de Beñat está justificada por motivos diferentes a la guerrilla. Bastante triste sería que eso ocurriera, desde luego, y que la gestión deportiva de un equipo nacional se llevara tan lejos. No es el caso; al menos en este caso, en el que atañe a Beñat Auzqui. El rugby español ha entrado en un bucle de desconfianzas y acusaciones poco o nada edificante. Los resultados del equipo de Bevin no contribuyen precisamente a cerrar el interminable debate. Y uno acaba preguntándose si, para la edición de 2014 del 6 Naciones B, no acabará la FER dando marcha atrás y negociando con los clubes franceses por los jugadores que este año no han venido. Desde luego, algo así constituiría una marcha atrás estéticamente muy burda; pero más valdría tragarse el orgullo por la supervivencia, que comerse el sapo de un descenso de categoría del XV del León año y medio después del cambio federativo. Eso supondría un golpe tremendo para todo el rugby español. Y, desde el punto de vista de la FER de Cancho, un sapo del tamaño del Hexágono...
http://blogs.as.com/mam_quiero_ser_pilier/2013/02/tres-partidos-despu%C3%A9s-del-arranque-del-campeonato-de-europa-fira-aer-el-seis-naciones-b-espa%C3%B1a-aparece-en-la-%C3%BAltima-plaz.html