QUE LOS ÁRBOLES NO NOS IMPIDAN VER EL BOSQUE
El Sevilla mereció ganar, punto.
Si tras ir perdiendo 0-2 durante 81 minutos, consigues remontar un partido hasta empatar y tu parroquia no se va satisfecha a casa, es que algo has hecho mal. Y el Valladolid ayer lo hizo muy mal. Y el Sevilla muy bien. Muy bien hasta que decidió dar un paso atrás, dejar de ejercer la presión a la salida del balón pucelano y buscar el 0-3 en alguna contra. Es cierto que el Sevilla venía con muchas bajas y jugadores tocados, quizá bajas más importantes que las del Real Valladolid, pero Emery supo como jugarle al equipo de Juan Ignacio, algo que ya va siendo habitual entre los técnicos de la Primera División. El técnico pucelano quizá debería replantearse si sacar el balón jugado desde la línea defensiva es la mejor forma de afrontar lo que queda de temporada.
El Sevilla se puso 0-2 enseguida con goles de Bacca, un incordio constante para los centrales pucelanos y de Alberto Moreno, futuro de la selección española. Por contra el Valladolid no intimidó en ningún momento la portería defendida por Beto. Con Omar inoperante en la mediapunta y Javi Guerra renqueante, Bergdych era el único que creaba peligro con sus cabalgadas, y aún así fue el elegido en el descanso para dar entrada a Manucho, pasando a jugar con dos delanteros y con Omar en la izquierda.
Tras el arreón de los 10 primeros minutos, bien aguantado por el Sevilla, el Valladolid volvió a mostrarse inoperativo, colgando balones una y otra vez a Manucho, que no conseguía hacer ningún remate. Omar y Baraja dejaron su sitio en el campo a Rama y Rubio, cuya suplencia aún no se entiende. Rubio puso la pausa necesaria, aunque es cierto que perdió dos balones que pudieron ser vitales, y Rama esa dosis de revulsivo que hace que sea un fantástico suplente. De hecho tenemos tres fantásticos revulsivos para el medio izquierdo: Rama, Omar y Bergdych, ahora nos hace falta encontrar un titular.
Y cuando ya nadie creía en la remontada y comenzaban a atisbarse los primeros pitidos en la grada, tan desquiciada como el equipo, Manucho recortaba de cabeza tras un buen centro de Peña y Ebert empataba en un lanzamiento de falta magistral. Lo que pasó con el alemán tras el gol dejemoslo a la interpretación subjetiva de cada uno. Lo único objetivo del caso es la calidad y entrega de Ebert, por lo que se presenta como el jugador más importante de cara a la búsqueda de la permanencia.
Al final el partido acabó en tablas, injusto resultado a todas luces por lo ofrecido por uno y otro equipo en el terreno de juego. Esperemos que Juan Ignacio esté de acuerdo con esta afirmación y que este empate suponga un punto de reflexión en su discurso futbolístico y podamos ver a un Valladolid mucho más efectivo. Juan Ignacio es el primero que tiene que impedir que los árboles no le dejen ver el bosque.
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