Otro mal resultado del DH, que está haciendo una temporada regular tirando a mala, perdimos (0-1) con el Alcalá, mientras LN empata ante el Victoria (0-0) pero sigue en puestos nobles y el cadete juega un partidazo ante el Burgos Promesas hoy por la mañana.
Eolo tampoco ayuda al juvenil
Los blanquivioleta evidenciaron su mal momento de forma en un encuentro mediatizado por el vendaval
25 de enero de 2009
J. J. LÓPEZ.-
El dios del viento no quiso saber nada de juvenil del Real Valladolid. Es más, en los primeros compases del partido apoyó a un Alcalá, que llegó con la lección muy bien aprendida a los Anexos. Vamos, como el Real Madrid hace quince días, sólo que la camiseta de los de Henares dista mucho de la blanca.
En un encuentro en el que el protagonista fue el fuerte viento, que barre la meseta de oeste a este, el gol sólo podía llegar a balón parado, y así fue. Una falta escorada a la derecha de la portería del meta blanquivioleta Alberto se convirtió en el único tanto del partido para desgracia de los locales, que no supieron contrarrestar la diferencia, pese a contar con más de 75 minutos por delante. Una pena. Cierto es que Eolo -cabezota como el solo en el día de ayer- no quiso que el Valladolid jugase, pero igual de cierto es que, a pesar de las condiciones del choque, los blanquivioleta se empeñaron en dar pelotazos a ver si Mario conseguía cazar alguno de los misiles tierra-aire que le enviaban desde la defensa. Imposible, porque cuando el ariete quería bajar el balón, se encontraba que el esférico -por acción divina- había desplazado su trayectoria unos metros para desesperación de la hinchada.
El partido no tuvo mucha más historia. Sólo los córners inquietaron algo las porterías, y precisamente en uno a favor de los locales, Rubén pudo hacer la igualada, pero su remate mordido lo sacó en la línea de meta un defensor madrileño.
El viento condicionó tanto el choque que hasta el delegado de campo tuvo que lidiar con Eolo para que le dejase abastecer de balones al juego. Fue la pincelada de humor de un encuentro que no tuvo tanta gracia para los jugadores locales, que ofrecieron una pobre imagen, muy alejada de la de sus predecesores.
Eolo tampoco ayuda al juvenil
Los blanquivioleta evidenciaron su mal momento de forma en un encuentro mediatizado por el vendaval
25 de enero de 2009
J. J. LÓPEZ.-
El dios del viento no quiso saber nada de juvenil del Real Valladolid. Es más, en los primeros compases del partido apoyó a un Alcalá, que llegó con la lección muy bien aprendida a los Anexos. Vamos, como el Real Madrid hace quince días, sólo que la camiseta de los de Henares dista mucho de la blanca.
En un encuentro en el que el protagonista fue el fuerte viento, que barre la meseta de oeste a este, el gol sólo podía llegar a balón parado, y así fue. Una falta escorada a la derecha de la portería del meta blanquivioleta Alberto se convirtió en el único tanto del partido para desgracia de los locales, que no supieron contrarrestar la diferencia, pese a contar con más de 75 minutos por delante. Una pena. Cierto es que Eolo -cabezota como el solo en el día de ayer- no quiso que el Valladolid jugase, pero igual de cierto es que, a pesar de las condiciones del choque, los blanquivioleta se empeñaron en dar pelotazos a ver si Mario conseguía cazar alguno de los misiles tierra-aire que le enviaban desde la defensa. Imposible, porque cuando el ariete quería bajar el balón, se encontraba que el esférico -por acción divina- había desplazado su trayectoria unos metros para desesperación de la hinchada.
El partido no tuvo mucha más historia. Sólo los córners inquietaron algo las porterías, y precisamente en uno a favor de los locales, Rubén pudo hacer la igualada, pero su remate mordido lo sacó en la línea de meta un defensor madrileño.
El viento condicionó tanto el choque que hasta el delegado de campo tuvo que lidiar con Eolo para que le dejase abastecer de balones al juego. Fue la pincelada de humor de un encuentro que no tuvo tanta gracia para los jugadores locales, que ofrecieron una pobre imagen, muy alejada de la de sus predecesores.