Valladolid: su origen y destino
El nombre de la ciudad se halla tan íntimamente vinculado a la vida y obra de Miguel Delibes
EFE - Valladolid - 12/03/2010 10:13
Pocas veces el nombre de una ciudad y una provincia se halla tan íntimamente vinculado a la vida y la obra de un escritor como en el caso de Miguel Delibes, hasta el punto de que resultan ya inseparables y de que aquélla ha sido "origen y destino" de su trayectoria tanto personal como literaria.
En la vieja ciudad castellana nació un 17 de octubre de 1920, aprendió a hablar y, con apenas unos pocos años, ya acompañaba a su padre como morralero en jornadas de caza por la provincia, donde conoció a sus gentes, compartió penalidades, defendió sus intereses en épocas precarias y las hizo protagonistas de sus novelas.
Con escasas excepciones como fueron su incorporación a filas en un buque de la Armada -poco antes y al comienzo de la Guerra Civil- y contadas estancias como profesor invitado en universidades de Sudamérica y de los Estados Unidos, Miguel Delibes situó en Valladolid su epicentro vital y en Sedano (Burgos) el vacacional.
"He aquí un hecho cierto: cuando yo tomé la decisión de escribir, la literatura y el sentimiento de mi tierra se imbricaron. Valladolid y Castilla serían el fondo y el motivo de mis libros en el futuro", dijo el novelista en septiembre de 1986 al recibir el título de Hijo Predilecto de la ciudad de Valladolid.
En las vetustas calles y plazas de su ciudad natal, a través de pregones y conversaciones, educó su oído literario desde muy tierna edad: "Aquellas voces que arrullaron mi infancia fueron el germen de mi expresión futura", explicó el académico al recoger esa distinción honorífica en la Casa Consistorial.
Durante ese mismo acto, el novelista invitó a sus paisanos a reverdecer "los sentimientos que anidaron hace siete lustros en el corazón de mis personajes: solidaridad, ternura, mutuo respeto, amor; el convencimiento de que todo ser ha venido a este mundo a aliviar la soledad de otro ser".
Lejos de sentirse un "ser municipal", como él mismo dijo, Miguel Delibes tuvo en las tierras, gentes y pueblos una de sus principales vías de escape y filones tanto literarios como periodísticos.
"Primero conocí mi provincia, más tarde la amé y, finalmente, cuando la vi acosada por la mezquindad y la injusticia, intenté defenderla", señaló años después, en 1993, durante el discurso que pronunció después de recibir la Medalla de Oro de la Provincia.
El sacrificio de sus pobladores
Su travesía en la dirección del diario El Norte de Castilla, entre 1958 y 1963, le permitió "romper una lanza por su pobre economía", la de Castilla, "y cuando las circunstancias se agravaron y se impuso la ley del silencio (censura), yo trasladé a los libros mi preocupación por lo mío", apuntó entonces.
Surgieron así novelas como Las ratas (1962) y Viejas historias de Castilla la Vieja (1964), y posteriormente títulos como Las guerras de nuestros antepasados (1975) o El disputado voto del señor Cayo (1978), que hablaban, "no sólo de las urgencias de Castilla, sino del sacrificio de sus pobladores".
"Valladolid ha sido, pues, mi origen y mi destino", sentenció el escritor durante esa intervención.
http://www.publico.es/culturas/301174/valladolid/origen/destino
El nombre de la ciudad se halla tan íntimamente vinculado a la vida y obra de Miguel Delibes
EFE - Valladolid - 12/03/2010 10:13
Pocas veces el nombre de una ciudad y una provincia se halla tan íntimamente vinculado a la vida y la obra de un escritor como en el caso de Miguel Delibes, hasta el punto de que resultan ya inseparables y de que aquélla ha sido "origen y destino" de su trayectoria tanto personal como literaria.
En la vieja ciudad castellana nació un 17 de octubre de 1920, aprendió a hablar y, con apenas unos pocos años, ya acompañaba a su padre como morralero en jornadas de caza por la provincia, donde conoció a sus gentes, compartió penalidades, defendió sus intereses en épocas precarias y las hizo protagonistas de sus novelas.
Con escasas excepciones como fueron su incorporación a filas en un buque de la Armada -poco antes y al comienzo de la Guerra Civil- y contadas estancias como profesor invitado en universidades de Sudamérica y de los Estados Unidos, Miguel Delibes situó en Valladolid su epicentro vital y en Sedano (Burgos) el vacacional.
"He aquí un hecho cierto: cuando yo tomé la decisión de escribir, la literatura y el sentimiento de mi tierra se imbricaron. Valladolid y Castilla serían el fondo y el motivo de mis libros en el futuro", dijo el novelista en septiembre de 1986 al recibir el título de Hijo Predilecto de la ciudad de Valladolid.
En las vetustas calles y plazas de su ciudad natal, a través de pregones y conversaciones, educó su oído literario desde muy tierna edad: "Aquellas voces que arrullaron mi infancia fueron el germen de mi expresión futura", explicó el académico al recoger esa distinción honorífica en la Casa Consistorial.
Durante ese mismo acto, el novelista invitó a sus paisanos a reverdecer "los sentimientos que anidaron hace siete lustros en el corazón de mis personajes: solidaridad, ternura, mutuo respeto, amor; el convencimiento de que todo ser ha venido a este mundo a aliviar la soledad de otro ser".
Lejos de sentirse un "ser municipal", como él mismo dijo, Miguel Delibes tuvo en las tierras, gentes y pueblos una de sus principales vías de escape y filones tanto literarios como periodísticos.
"Primero conocí mi provincia, más tarde la amé y, finalmente, cuando la vi acosada por la mezquindad y la injusticia, intenté defenderla", señaló años después, en 1993, durante el discurso que pronunció después de recibir la Medalla de Oro de la Provincia.
El sacrificio de sus pobladores
Su travesía en la dirección del diario El Norte de Castilla, entre 1958 y 1963, le permitió "romper una lanza por su pobre economía", la de Castilla, "y cuando las circunstancias se agravaron y se impuso la ley del silencio (censura), yo trasladé a los libros mi preocupación por lo mío", apuntó entonces.
Surgieron así novelas como Las ratas (1962) y Viejas historias de Castilla la Vieja (1964), y posteriormente títulos como Las guerras de nuestros antepasados (1975) o El disputado voto del señor Cayo (1978), que hablaban, "no sólo de las urgencias de Castilla, sino del sacrificio de sus pobladores".
"Valladolid ha sido, pues, mi origen y mi destino", sentenció el escritor durante esa intervención.
http://www.publico.es/culturas/301174/valladolid/origen/destino