En esto último estamos de acuerdo al 100%, pero no por ello debemos situarnos en el extremo contrario y pensar que todo lo que se dice en la prensa es falso o no creíble.
Hay mucho nuevo aficionado a la F1 que en realidad no es tal. Entre ellos podríamos contar a todos aquellos que el año pasado se desvivían por ver cada carrera pero esta temporada, como ALO no puede ganar, pasan de verlas como han pasado toda la vida. Esto es normal y ha sucedido en todos los países. No penséis que en Brasil la audiencia de la F1 tras la muerte de Senna fue la misma, ni creáis que lo es ahora en Alemania tras la retirada de Schumacher, y eso que allí aún tienen a Heidfield, Vettel, Glock... En Inglaterra estaban esperando su propio "Fenómeno Alonso" como agua de mayo, porque la F1 languidecía allí a pesar de ser los amos del cotarro porque si no tienes una figura deslumbrante la gente, la gran masa, pierde el interés y con él se van las pelas, y de eso sabe muchísimo el amigo Ecclestone. Por eso inflaron al buen piloto que es Button y por eso, una vez visto que Jenson no llegaba, se dieron demasiada prisa en subir a Hamilton, cuyos buenos resultados a la defensiva en sus primeras carreras con el McClaren cegaron a toda Inglaterra y a Tito Ron, lo que le llevó a cometer uno de los mayores errores que se recuerdan al ningunear al campeón, un error impropio desde luego de un profesional de la experiencia de Dennis.
Dicho esto, es necesario aclarar que, pese a todo, es muy bueno para el deporte de la Fórmula 1 lo que le está sucediendo en España. Por que, de entre los millones de nuevos aficionados atraídos por el "efecto Alonso", muchos, aunque no la mayoría, se engancharán para siempre a la especialidad, con lo que se está creando una base de entendidos que no existía, una base de aficionados que nunca más se dejarán engañar por las muchas patrañas de la prensa salvo que deseen hacerlo. Por que no me negaréis que en España se sigue el fútbol de toda la vida y, aún así, la inmensa mayoría de los madridistas -por poner un ejemplo- siguen creyendo a pies juntillas que nunca les han favorecido los árbitros en su brillante historia. ¿Qué pasa, que no saben de fútbol? Simplemente saben lo que quieren saber.
El caso es que si es muy sencillo que la gran mayoría de los aficionados españoles queramos creer todo lo bueno que la prensa nacional dice sobre Alonso, no hay que perder de vista que mucho de lo que dice sobre el asturiano es simplemente cierto. Amigos míos, Fernando Alonso no es simplemente el mejor piloto español de todos los tiempos -lo hubiera sido cualquiera que hubiera llegado al nivel de un Barrichello, de un Massa, de un Button-; Fernando Alonso es bicampeón del mundo, ahí es nada, y los que seguimos la F1 desde que el Nano corría en Karts sabemos exactamente hasta qué punto Fernando Alonso es un gran piloto. Los que hemos seguido a Adrián Campos y a Luis Pérez Sala con aquellos Lois-Minardi deseando que despuntaran, los que hemos asistido esperanzados a aquel debú de Pedro de la Rosa con el Arrows puntuando en su primera carrera -y entonces sólo puntuaban 6, no los 8 primeros como ahora-, los que hemos visto a Gené pelearse con el entrañable pero desfasado Minardi, no necesitamos que ningún periodicucho ávido de ventas nos diga hasta qué punto ese chaval ovetense es realmente un grandísimo piloto de Fórmula 1. Lo sabemos bien. Pero por eso mismo tampoco nos gusta que nadie desprestigie a Alonso sólo porque un sector de la prensa se lo perdone todo. Tanto desconocimiento demuestra quien cree a pies juntillas que Alonso es Dios como quien cree que es un piloto sobrevalorado. Alonso es lo que es, posiblemente el mejor piloto de la actualidad, pero también un piloto que yerra a veces. Estar ente año en renault, por ejemplo, es un error achacable únicamente a Alonso.
Perdón por el tocho.
Hay mucho nuevo aficionado a la F1 que en realidad no es tal. Entre ellos podríamos contar a todos aquellos que el año pasado se desvivían por ver cada carrera pero esta temporada, como ALO no puede ganar, pasan de verlas como han pasado toda la vida. Esto es normal y ha sucedido en todos los países. No penséis que en Brasil la audiencia de la F1 tras la muerte de Senna fue la misma, ni creáis que lo es ahora en Alemania tras la retirada de Schumacher, y eso que allí aún tienen a Heidfield, Vettel, Glock... En Inglaterra estaban esperando su propio "Fenómeno Alonso" como agua de mayo, porque la F1 languidecía allí a pesar de ser los amos del cotarro porque si no tienes una figura deslumbrante la gente, la gran masa, pierde el interés y con él se van las pelas, y de eso sabe muchísimo el amigo Ecclestone. Por eso inflaron al buen piloto que es Button y por eso, una vez visto que Jenson no llegaba, se dieron demasiada prisa en subir a Hamilton, cuyos buenos resultados a la defensiva en sus primeras carreras con el McClaren cegaron a toda Inglaterra y a Tito Ron, lo que le llevó a cometer uno de los mayores errores que se recuerdan al ningunear al campeón, un error impropio desde luego de un profesional de la experiencia de Dennis.
Dicho esto, es necesario aclarar que, pese a todo, es muy bueno para el deporte de la Fórmula 1 lo que le está sucediendo en España. Por que, de entre los millones de nuevos aficionados atraídos por el "efecto Alonso", muchos, aunque no la mayoría, se engancharán para siempre a la especialidad, con lo que se está creando una base de entendidos que no existía, una base de aficionados que nunca más se dejarán engañar por las muchas patrañas de la prensa salvo que deseen hacerlo. Por que no me negaréis que en España se sigue el fútbol de toda la vida y, aún así, la inmensa mayoría de los madridistas -por poner un ejemplo- siguen creyendo a pies juntillas que nunca les han favorecido los árbitros en su brillante historia. ¿Qué pasa, que no saben de fútbol? Simplemente saben lo que quieren saber.
El caso es que si es muy sencillo que la gran mayoría de los aficionados españoles queramos creer todo lo bueno que la prensa nacional dice sobre Alonso, no hay que perder de vista que mucho de lo que dice sobre el asturiano es simplemente cierto. Amigos míos, Fernando Alonso no es simplemente el mejor piloto español de todos los tiempos -lo hubiera sido cualquiera que hubiera llegado al nivel de un Barrichello, de un Massa, de un Button-; Fernando Alonso es bicampeón del mundo, ahí es nada, y los que seguimos la F1 desde que el Nano corría en Karts sabemos exactamente hasta qué punto Fernando Alonso es un gran piloto. Los que hemos seguido a Adrián Campos y a Luis Pérez Sala con aquellos Lois-Minardi deseando que despuntaran, los que hemos asistido esperanzados a aquel debú de Pedro de la Rosa con el Arrows puntuando en su primera carrera -y entonces sólo puntuaban 6, no los 8 primeros como ahora-, los que hemos visto a Gené pelearse con el entrañable pero desfasado Minardi, no necesitamos que ningún periodicucho ávido de ventas nos diga hasta qué punto ese chaval ovetense es realmente un grandísimo piloto de Fórmula 1. Lo sabemos bien. Pero por eso mismo tampoco nos gusta que nadie desprestigie a Alonso sólo porque un sector de la prensa se lo perdone todo. Tanto desconocimiento demuestra quien cree a pies juntillas que Alonso es Dios como quien cree que es un piloto sobrevalorado. Alonso es lo que es, posiblemente el mejor piloto de la actualidad, pero también un piloto que yerra a veces. Estar ente año en renault, por ejemplo, es un error achacable únicamente a Alonso.
Perdón por el tocho.